Opinión por Carlos Ramos Padilla*
En este país donde todo pasa pero no pasa nada, a pesar de las reglamentaciones, las campañas ya empezaron. Los consultores juegan con puntajes, con ventajas, con tropezones. Hasta las acusaciones de abusos y corrupción sirven para victimizarse y hacer campañas.
Las bardas están pintadas, las mantas colgadas, los enviados encuestadores haciendo lo suyo, pero eso sí, las campañas no han arrancado. El presidente pelea hablar de lo que le venga en gana en las mañaneras, el INE intercede para que así no sea. Los candidatos ya se exponen en medios de comunicación y las redes sociales a todo lo que dan. Hay cápsulas informativas, hay memes, ataques, recordatorio de discursos, en fin, sólo preparando la formalidad de requisitos para el banderazo.
Lo cierto es que en dos meses habrán de convencer y vencer. Harán giras, promociones y emplearán todos los recursos para que la balanza electoral les favorezca. Aún con todo, cuando formalmente se permitan las campañas los índices de aceptación habrán de cerrarse, de apretarse.
Pero lo grave será presenciar la gama de difamaciones y videos filtrados para manchar el prestigio del oponente. Poco se verà diferente en los pronunciamientos, será más de lo mismo: acabar con la violencia, cerrar paso a la disminución, incrementar los niveles de educación, acelerar proyectos de movilidad, favorecer al empleo y por supuesto, el ingenio de las frases para encontrar un lema que identifique al postulante con el pueblo. Probablemente vendrán debates, quizá careos.
Hoy la sociedad está cansada de especuladores, mentiras y saturación de mensajes. Los satisfactores sociales no dejan aliento a la comodidad o,por lo menos a la subsistencia. Estamos convertidos en un país de asambleístas callejeros, rifa de aviones y bienes y repartición de despensas y presupuestos como alternativa populista para mantenerse en el poder.
Lo fundamental ahí está pero no presenta una alternativa para enfrentarlo. La culpa de errores es del pasado, la certeza del futuro no existe. Veremos a los que pintados de rojo hoy son azules y a los amarillos ser verdes. De ideología poco o nada, de propaganda todo lo que permita el presupuesto.
La radicalización social nos lleva no a valorar sino a decidir en blanco y negro, no con madurez, sino con revanchismo y un malsano fanatismo. No es un panorama negativo el que presentó, es una realidad a la que hemos permitido nos obliguen. Ya habré tiempo en breve de escuchar el griterío falso de triunfos o la demoledora consigna de fraudes. Tiempo al tiempo
*Conductor de, programa Va En Serio MexiquenseTV canal 34.2