Opinión CARLOS RAMOS PADILLA*
El Presidente no para en sus ansias por desaparecer todo lo que él no creó sin siquiera medir consecuencias. Ahora lanza una iniciativa para eliminar al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, creado en junio de 1991, así como el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, creado el 30 de octubre del 2001.
El argumento es “ durante la administración a mi cargo, he promovido diversas acciones en materia de austeridad republicana para lograr la redirección del gasto público hacia las clases más desprotegidas y combatir el dispendio del dinero público”.
Bla, bla, bla. Con esto se daría severo golpe a la protección, restauración , conservación, preservación y aprovechamiento sustentable de los ecosistemas y recursos naturales. Pero además se cancelaría la evaluación del la política hídrica nacional y la ejecución de proyectos de capacitación en el uso sustentable de los recursos naturales.
Esto evidentemente cuando hay un serio problema de suministro y consumo de agua en la CDMX además de que no se han atrevido ha construir verdaderos captadores de agua de lluvia para aliviar las áreas verdes comunitarias como camellones, parques, alamedas y zonas deportivas en su necesidad de líquido.
En otro aspecto, por lo que se trata de la supervivencia obligada, se con alegría la posibilidad de formular políticas nacionales sobre cambio climático y la capa de ozono. Esta nueva torpeza demuestra que el gobierno no está interesado y menos mantiene como prioridad la prosperidad ambiental en el país y continuar, eso sí, con el uso de materias fósiles como el carbón y el petróleo.
En pocas palabras, vamos en contra del mundo y su desarrollo. A la ciencia se le ha afectado seriamente, a la educación se le han destrozado sus planes y proyectos de estudio, la tecnología no tiene apoyos y los fideicomisos en general son anulados. Esto lo vamos a pagar con un retraso impresionante. No estamos viendo al agua incluso como una materia de seguridad nacional.
Las presas nacionales continúan cargadas de basura, los ríos son entubados o mueren por su enorme carga de tóxicos y contaminantes, las lagunas pierden su vitalidad…ese es el retrato cuando el presidente ahora procede a mutilar los esquemas emergentes del cuidado de nuestro ambiente.
Que tendrán que decir Ebrard y Sheinbaum cuando prometieron, cosa que no lograron, uno como Jefe de Gobierno y la otra como secretaria del Medio Ambiente, convertir al entonces DF en la “ciudad verde” de la República.
Destruir parece fácil y conveniente para el tabasqueño, recuperar y reconstruir será un quehacer muy difícil para el país. No se puede argumentar apoyar a los más necesitados dejándolos sin agua para beber, para los cultivos o para la protección de zonas verdes.
Los académicos y científicos de la nación deberán expresar de inmediato su rechazo y explicar a la ciudadanía las graves consecuencias de estas ocurrencias de Palacio Nacional.
*Conductor del programa VaEnSerio MexiquenseTV canal 34.2 (izzi 135)