Por Carlos Ramos Padilla*
El propio presidente abre frentes muy peligrosos y muchos, la mayoría no los cierra, queda archivados por el impacto del nuevo escándalo. Todavía no sabemos qué pasa don el caso Lozoya, el caso Cienfuegos, el caso Robles Berlanga, el caso García Luna…aún no se nos da cuenta clara de las vacunas y la multimencionada “voluntaria” que no aplicó la dosis pero que simplemente no presentó el gobierno federal argumentando que fue un montaje (de quién, dónde está la investigación?).
Vino el contundente ataque contra los abogados (los llamó traidores de la Patria), contra los periodistas ( por nuestra culpa no hay médicos para atender la pandemia), contra los mismos médicos (abusan porque cobran caras las consultas).
Días después las bobas cayeron sobre el INE tratando de desprestigiarlos de disminuirlos, de debilitarlos. No acababa con ello, explotó el escándalo de Félix Salgado Macedonio y ahora el abusivo mayoriteo sanatorial para ampliar el periodo del titular de la Suprema Corte (Arturo Saldívar), ministro incondicional, indigno y absurdamente sumiso a López Obrador.
Rodas estas acciones en conjunto representan claramente ejercicios de autoritarismo pero más allá, zancadillas directas a la democracia. Ya lo había anticipado el propio Ejecutivo, está dispuesto a cambiar la Constitución si no se aprueban sus caprichos. Estos elementos alimentan la confrontación a unas semanas de la elección intermedia. Está calentando demasiado e innecesariamente el ambiente.
Habrá conflicto, de eso estamos seguros porque antes de gritar fraude, como es su costumbre ya permitió que se amenazara a los actuales y vigentes consejeros del INE. No se trataron de advertencias, sino de amenazas directas.
Aquellos que aprovechaban la ocasión para evitar antojos autoritarios, que gritaron desde sus puestos la defensa de las instituciones, que vivieron y bien del sistema (Monreal, Ebrard, Gómez Urrutia, Bartlett, Delgado) ahora son los titiriteros de un sistema que impone, engaña, sanciona, descalifica, menosprecia.
Los antes mencionados que apenas son un puñado han subsistido porque han aplicado una y otra traición a aquellos que los formaron y les dieron oportunidades.
Que me desmientan si no estoy en lo correcto. Ellos mismos han construido sus plataformas políticas, su prestigio personal y su actuación pública en lo que ahora critican y acusan a mansalva por servir a una mala llamada Transformación.
Ellos lo saben pero no acaban de entender que a las primeras que habrán de afectar es a sus propias familias. Muchos de estos arrogantes han caído en prision o están a punto de…otros hoy poderosos, mañana lamentarán sus pequeñeces, los más, sirvientes de un sistema sin ideología, sin principios ni escrúpulos pasarán a la historia como esquiroles.
Tiempo al tiempo, está administración pasará a ser recordada como la más ineficiente y corrupta de la historia. Lo evidente es que esto se está saliendo de control.