Circulan unos videos de unos cuantos minutos tomados con un teléfono celular, en donde se aprecia a un pelotón de soldados sentados en el suelo con la mirada hacia abajo.
Lo singular de estos videos es, que los militares se encontraban sentados en el suelo y sometidos por un grupo de personas, presuntamente en la comunidad de La Huacana en Michoacán, quienes reclamaban devolver las armas que presuntamente los militares les habían confiscado con anterioridad.
Además, en las imágenes se aprecia a una persona hablando por teléfono presuntamente con el mando del pelotón sometido, a quien le reclamaba la devolución del armamento, a cambio de la liberación de los militares. Entre las linduras que poseían los reclamantes se encontraba, una ametralladora Barret.
Esta situación tiene varias lecturas. La primera, que la policía en Michoacán no acompaña en operativos al Ejército, probablemente en una posición cómoda para que los militares sean quien arriesgue la vida.
La siguiente y quizás más importantes es, que el pelotón obró con prudencia y no opuso resistencia, de otra manera los soldados llevaban ventaja en armamento y adiestramiento sobre la población civil.
El militar posee la cualidad de saber mandar y saber obedecer, establecido en el artículo 2 del Reglamento General de Deberes Militares.
Más aún, para el militar el honor de las familias debe merecer el más profundo respeto, incluso se cataloga como falta grave el atentado contra las familias de los civiles. Por eso es, que no actuaron en contra de la población civil.
Esta conducta de la población civil ha causado indignación en la opinión pública, cuando en realidad los militares son leales al país.
Han sido muchos los ejemplos en los que soldados han dado la cara por el país. Antes de la batalla del 5 de mayo de ese mismo año, el general republicano Ignacio Zaragoza, Jefe del Ejército Republicano de Oriente, llamaba a sus soldados con “Hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la patria y yo os prometo que en la siguiente jornada conquistaréis un día de gloria. Vuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra patria. ¡Soldados!, leo en vuestras frentes la victoria y la fe. ¡Viva la patria!”.
El 5 de octubre de 1910 en San Luis Potosí, Francisco I. Madero se dirigía a los soldados con la siguiente arenga: “Soldados de la República: recordad que la misión del ejército es defender las instituciones y no la de ser el sostén inconsciente de la tiranía; por tal motivo, escoged: o bien seguiréis sosteniendo (…) una era de luto, de dolor y de ignominia, o bien (…) labraremos la felicidad de la patria, y por el camino de la Constitución, de la libertad y de la justicia, la llevaremos a ocupar el alto puesto que merece entre las naciones civilizadas.”.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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