«Si el presidente Andrés Manuel López Obrador no cuenta con la colaboración de su gabinete y los legisladores de su partido, está destinado a fracasar». Esto lo dijo en entrevista, el constitucionalista Diego Valadez (Proceso # 2192, 4 de noviembre de 2018).
Y como prueba de ello lo constituye en el Senado, la designación del guerrerense Saúl López Sollano, como secretario técnico de la Comisión de Defensa Nacional del Senado, quien fue guerrillero del Ejército Popular Revolucionario (EPR) conocido con el sobrenombre de «La Bruja» («Razones», Jorge Fernández Menéndez, 1 de noviembre de 2018, Periódico «Excelsior» en https://tinyurl.com/y9vbft8k).
De Salgado Macedonio dice que siendo presidente municipal de Acapulco permitió que ese lugar quedara en manos de «La Barbi» y otros personajes ligados al cártel de los Beltrán Leyva. Seguramente inteligencia del Ejército sepa más que esta información. De López Sollano, quien es suplente de Salgado Macedonio, señala que formó parte del Ejército Sandinista de Liberación Nacional (ESLN), un grupo guerrillero nicaragüense de la década de los 80´s de donde salió el actual presidente Daniel Ortega.
Estas designaciones colocan al presidente electo en un dilema con las Fuerzas Armadas, toda vez que los nombramientos del presidente de la Comisión y de su secretario técnico, no fueron recibidos con satisfacción por la comunidad de seguridad y defensa del país. Lo delicado de este par de designaciones consiste en que todos los asuntos cuya naturaleza requiere discreción, reserva y secrecía, -además de las ratificaciones de los nombramientos militares-, pudieran estar expuestos a personajes de dudosa honorabilidad y con ello, vulnerar la seguridad nacional del país. Esta es la trascendencia de estos dos nombramientos.
Esto va a traer consecuencias. Una fuente consultada del Departamento de Defensa Norteamericano externó su preocupación por estas designaciones, ya que vulnera la confianza en el tema de seguridad de la relación bilateral, cuando en cargos de primer nivel son nombrados personajes que han cometido delitos en contra del Estado mexicano.
Esto quiere decir que, muy gentilmente el senador Félix Salgado Macedonio, presidente de la Comisión de Defensa Nacional del Senado, podría ser invitado a retirarse de las reuniones de alto nivel en las Interparlamentarias México y Estados Unidos, en las que participe el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o el de la Agencia contra las Drogas (DEA), o algún otro funcionario de la seguridad nacional norteamericana, en las que expongan el estado de su seguridad, la situación del Plan Mérida o algún otro tema sensible de la relación bilateral.
Hay una razón. Decía Mao Tse Tung: «El enemigo de mi enemigo, es mi amigo». Si lo que dice Fernández Ménéndez es cierto y «La Bruja» perteneció a la guerrilla sandinista y Salgado Macedonio consintió que se estableciera la delincuencia en Acapulco, no se descarta la posibilidad de que sigan conservando relaciones con personajes que no coinciden con los intereses norteamericanos y, por tanto, sus intereses no coincidirían con las políticas de la Casa Blanca o sus dependencias.
Parece que personajes de la vida política de Guerrero les gusta este tipo de amistades. Hace unos años el nombre de Salvador Rogelio Ortega Martínez quien fue rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) y gobernador interino de ese estado substituyendo a Ángel Aguirre en la crisis de los estudiantes de Ayotzinapa, fue encontrado en las computadoras de Manuel Marulanda Vélez, tambien conocido como «Tiro Fijo», un comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cuya información revelaba las relaciones de los representantes de las FARC en México, con un hombre identificado como Rogelio de la UAG, con el propósito de financiarse a través de secuestros y del propio presupuesto de la universidad. (Jorge Carrasco Araizaga, Revista Proceso, 1 de noviembre de 2014, en https://tinyurl.com/yca74gbv).
Estos intereses ajenos quizás le abrirían un delicado frente de crisis a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, que coincide con los dichos del constitucionalista Diego Valadez en el sentido de que quienes lo acompañarían en su periodo de gobierno, no colaborarían con su política.
A propósito del juicio en Nueva York de Joaquín Guzmán «El Chapo», es probable que la clase política mexicana estaría pendiente de los nombres que divulgaría para permanecer en libertad durante 13 años. Otro frente de crisis.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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