El pasado domingo 1 de septiembre el titular del Poder Ejecutivo Federal se dirigió a sus colaboradores reunidos en Palacio Nacional, para informarles el estado que guarda la administración de su gobierno.
Esto es indebido, toda vez que el artículo 69 constitucional señala que el Presidente de la República presentará, en la apertura del primer periodo ordinario de sesiones de cada año, un informe por escrito en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país. Ya que desde algunos años no acude al Congreso, esto supone que debería invitar por lo menos al presidente del Congreso, pero no sucedió así.
Si bien se reconoce que la #4T trajo una sacudida a las al país, ésta es entendida como la ausencia de los abusos y corrupción de pasadas administraciones.
Uno de los aciertos de esta administración lo constituye, un aparente desmantelamiento de las estructuras de poder y corrupción. Sin embargo, esto trajo consigo el despido de empleados de segundo nivel, que quizás ni la debían ni la temían, pero que pagaron justos por pecadores. Quizás otro acierto sea la cercanía con la ciudadanía, así como la forma austera de su administración.
Sin embargo, su forma peculiar de gobernar no favorece el discurso de transformación de gobierno. Las encuestas a mano alzada, las descalificaciones a los medios de comunicación, así como la división social entre lo que denomina fifís y conservadores, principalmente, lo han alejado de la seriedad con la que pretende pasar a la historia de México.
A esto se suma la divulgación de datos, sin sustento y verificación, así como la descalificación a instituciones y sus titulares, que solo demuestran una animadversión.
Algunas decisiones de gobierno no favorecen el cambio. La cancelación del nuevo aeropuerto de la ciudad de México y la construcción de uno alterno en Santa Lucía, trajo más dudas que certidumbres. Santa Lucía es un proyecto que carece de planeación, no tiene permisos ambientales, es una instalación militar en donde funciona una base aérea militar pero que desea ser habilitada de aeropuerto civil.
Otra de las cosas que no le favorecen en este primer informe es, su poca tolerancia a la crítica y la polarización que hace de la opinión pública, así como ha minado la confianza económica de los inversionistas con sus dichos y decisiones.
El presidente es un hombre bien intencionado, que quizás llegó al ejercicio del poder con un costal cargado de propuestas para mejorar las condiciones de los mexicanos. Pero si se precia de ser un hombre de estado, transformador, equiparando su movimiento con algunos hitos nacionales, como la reforma o la revolución, debe cuidar sus formas y también oír a quienes no votaron por él, no necesariamente de otro partido político.
De otra manera, el mensaje que está enviando es, que en su gobierno se conjuga la buena fe y su voluntad de transformar al país, con la ineptitud de algunos de sus colaboradores.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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