Los medios de comunicación en Estados Unidos dieron el triunfo del candidato demócrata a la Presidencia, Joe Biden, por mayoría del Colegio Electoral en que está sustentado su sistema electoral.
Conforme avanzaba las horas, mandatarios de todo el mundo felicitaban el pueblo norteamericano y al candidato que hasta el momento obtenía la mayoría, menos el presidente mexicano.
Pasaban los días hasta que el presidente López Obrador en sus conferencias matutinas señaló que hasta en tanto la autoridad electoral norteamericana no se pronunciara por un ganador, el Gobierno Mexicano no felicitaría al triunfador de los comicios.
No obstante lo anterior y para aprovechar el vacío político que había dejado el Ejecutivo Federal, diversos gobernadores mexicanos felicitaron al presidente electo Biden.
Pero, mientras por una parte se aplicaban de manera estricta los principios de política exterior contenidos en el artículo 89 constitucional, por la otra parte la Cancillería mexicana saludaba y felicitaba a Luis Arce, presidente de Bolivia, en una incongruencia de la política exterior mexicana.
Incluso mandatarios de países socialistas latinoamericanos, como Cuba o Venezuela, felicitaron al candidato Joe Biden, lo que puso a México en un bochornoso dilema internacional.
El principio invocado para omitir una felicitación es el respeto a la autodeterminación de los pueblos, sin embargo, el Primer Mandatario mexicano pudo haber felicitado al pueblo norteamericano por su participación en la fiesta de la democracia que constituye las elecciones, expresando sus deseos por que el colegio electoral ejerza sus funciones de manera libre, imparcial y con objetividad.
Desde luego que este bochornoso suceso metió en un problema al gobierno mexicano. Con una agudeza y cálculo político el candidato Biden pidió hablar con el presidente López Obrador, quién instruyó a la Cancillería a que la embajadora mexicana en Washington explicara los principios de política exterior que, según el gobierno mexicano, impide al presidente dirigirse en estos momentos con el candidato Biden.
Con lo anterior Joe Biden obligó a López Obrador a fijar una postura y el gobierno mexicano sólo se remitió a dar una explicación, cuyos argumentos seguramente no satisficieron al equipo de campaña del virtual ganador de la elección.
El presidente López Obrador ha mostrado una simpatía con el presidente Donald Trump, pero en su discurso y sus políticas de gobierno Trump ha tenido una actitud de beligerancia hacia los mexicanos.
Si la autoridad electoral norteamericana ratifica el triunfo del candidato Joe Biden, la actitud del gobierno mexicano tendría consecuencias durante su mandato.
Una errónea interpretación de los principios de política exterior mexicana puso a nuestro país en un innecesario desconcierto, desde antes de la entrada de la nueva administración del vecino país del norte.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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