En nuestro país las herramientas de seguridad no siempre son utilizadas para los fines con que fueron adquiridas. Esto sale a propósito de los audios divulgados por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que exhiben la voz del presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, en afirmaciones un tanto comprometedoras.
Así mismo la grabación que presentó Alejandro Moreno en donde presuntamente el senador Manuel Velasco lo exhorta a votar a favor de la reforma eléctrica.
La obtención de información para procesarla en inteligencia es uno de los instrumentos de la seguridad que sido mal utilizada y su uso ha desvirtuado el sentido de la seguridad.
En lugar de aportar información para que reduzcan los índices delictivos, o bien, para las investigaciones de personas desaparecidas, su uso conocido es ajeno a los propósitos de dotar seguridad a los ciudadanos.
Cabe hacer varias precisiones. La más básica es, que la obtención de información no es sinónimo de inteligencia o seguridad; sino que es una herramienta que sirve para obtener datos para procesarla y tomar decisiones.
Con la información obtenida es posible realizar diversos análisis para adelantarse a hechos que pongan en riesgo la estabilidad económica del país o la seguridad de sus habitantes, no de la clase política.
La inteligencia mexicana presenta varias deficiencias que impiden su correcto desempeño.
Uno de ellos es que la inteligencia y los bienes jurídicos que debería tutelar, como la seguridad, el combate a la corrupción o la economía nacional no ha demostrado servir para los objetivos de la Agenda Nacional de Riesgos que se desprenden de dichas actividades.
Por el contrario, ha servido para conocer la información que posee la prensa de investigación, para denostar al contrincante político o para obtener beneficios personales, pero no para prevenir eventos indeseables.
Prueba de ello es la ausencia en la obtención de información suficiente y necesaria para prevenir que la capacidad económica de Joaquín Guzmán Loera era suficiente para coaccionar servidores públicos que facilitaron su fuga de prisión.
Otro ejemplo de la falibilidad de la inteligencia mexicana fue, el fallido operativo y descoordinación en la detención en Culiacán, Sinaloa, de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” que vino a desvanecer la presunta coordinación del ejército y la SSP así como la estrategia de seguridad de la 4T.
Para lograr la eficiencia de la inteligencia mexicana es necesario e indispensable desvincular el carácter político de las decisiones de la dirección de los órganos de inteligencia, el reforzamiento de controles internos y la supervisión externa, difícilmente la inteligencia mexicana podrá aportar sus beneficios a la seguridad o a algunos de los temas de la Agenda Nacional de Riesgo, como la economía, la democracia o la sociedad.
En duda queda la eficiencia y necesidad de la permanencia de un control legislativo en materia de inteligencia, cuando se ha demostrado que algunos de sus individuos han sido corrompidos por la delincuencia.
En tanto siga permitiéndose el uso de la obtención de información con fines políticos, no se avanzará en prosperar para lograr la anhelada seguridad.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
Correo electrónico: [email protected]
Twitter: @racevesj