La administración del presidente López Obrador se ha esforzado en demostrar que la cuarta transformación las cosas pueden ser distintas en la forma de gobernar y que es posible inculcar nuevas prácticas de gobierno y ciudadanas. Sin embargo, lejos, y no en esta administración, está el momento en ver la transformación deseada. Se detectan en lo económico, en lo social y en lo político.
Uno de los principales cambios que debe poner atención la #4T es en el aspecto económico, en modificar el modelo económico para que la riqueza sea distribuida en los nichos sociales a donde pretende llegar. Pero enfrentarse con la clase empresarial, además de abrir una crisis innecesaria, provoca incertidumbre y en algunos casos fuga de capitales.
Igualmente, el sistema de recaudación fiscal de esta administración pareciera que está sustentado en el terrorismo y la persecución, antes que en la invitación al contribuyente.
También el modelo de consolidación fiscal que resultó ventajoso en administraciones pasadas, debería ser sujeto de una actualización para no pasar de un límite en su aplicación, ya que se basa en las deducciones y pérdidas de las empresas para que sean sujetas de algunos beneficios fiscales, como devolución o exención fiscal, figuras que también deben ser sujetas a revisión.
En el modelo social, la administración del presidente Felipe Calderón suprimió de los libros de texto gratuitos la enseñanza del periodo histórico de La Colonia. Justo es el momento para revisar los contenidos de los planes de estudio, ajustarlos y actualizarlos para volver a incluir asignaturas, temas, capítulos o unidades temáticas, con retomando contenidos que funcionaron en otros periodos, por ejemplo, civismo, cuya asignatura es necesaria incluir o actualizar.
Por otra parte, el exceso de funciones y atribuciones que se le están dando a las Fuerzas Armadas, no contribuye a la armonización del país.
Se manda el mensaje que la estructura burocrática y operativa de las Secretarías de Estado no hace las cosas bien; se infiere que el presidente no confía en sus colaboradores y prefiere poner sus proyectos en manos de militares; se sobrecarga de funciones a las Fuerzas Armadas, provocándoles un desgaste innecesario.
Por último, pero no menos importante, en el tema de Relaciones Exteriores nuestro país no manda una buena señal, al otorgar asilo político al expresidente Pedro Castillo de Perú, antes de que los peruanos se hagan cargo de su situación jurídica.
El mismo caso sucedió con el expresidente Evo Morales de Bolivia, pero en aquella ocasión México envió un avión de la Fuerza Aérea Mexicana que fue sujeto de un proyectil para ser derribado en el que afortunadamente no logró su objetivo.
La profundidad de la transformación depende de las modificaciones a los sistemas y subsistemas en que descansa las funciones de Estado y de gobierno que ejecuta la administración pública y el sistema político mexicano.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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