Uno de los instrumentos de la seguridad que sirve para obtener información, consiste en de la inteligencia, que es una herramienta que ha sido mal utilizada y su uso ha desvirtuado el sentido de la seguridad.
Cabe hacer varias precisiones. La más básica es, que la inteligencia no es sinónimo de seguridad; sino que es un instrumento que sirve para obtener datos para adelantarse a los hechos y tomar decisiones.
Por ejemplo, las embajadas de todos los países en el mundo realizan funciones de inteligencia para obtener información y llevarla a sus gobiernos para tomar decisiones estratégicas para obtener beneficios en lo político, lo económico y lo social.
Sin embargo, la inteligencia mexicana presenta varias deficiencias que impiden su correcto desempeño.
Uno de ellos es que la inteligencia y los bienes jurídicos que debería tutelar, como la seguridad, el combate a la corrupción o la economía nacional no ha demostrado servir para los objetivos de la Agenda Nacional de Riesgos que se desprenden de dichas actividades.
Por el contrario, ha servido para conocer la información que posee la prensa de investigación, para denostar al contrincante político o para obtener beneficios personales, no para prevenir eventos indeseables.
Prueba de ello es la ausencia de inteligencia para prevenir que la capacidad económica de Joaquín Guzmán Loera fue suficiente para coaccionar servidores públicos que facilitaron su fuga de prisión.
Otro ejemplo de la falibilidad de la inteligencia mexicana fue, el fallido operativo y descoordinación en la detención en Culiacán, Sinaloa, de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” que vino a desvanecer la presunta coordinación del ejército y la SSP así como la estrategia de seguridad de la 4T.
Más recientemente, el fusilamiento de unas 14 personas en San José de Gracia en Michoacán, debido a la ausencia de una estructura de inteligencia diseminada en el país para informar a las autoridades correspondientes de este terrible suceso, no sólo por la autoridad dice que fue un ajuste entre delincuentes, sino por el miedo que infunde en la ciudadanía por la facilidad con que se ajustan cuentas con toda impunidad.
Para lograr la eficiencia de la inteligencia mexicana es necesario e indispensable desvincular el carácter político de las decisiones de la dirección de los órganos de inteligencia, el reforzamiento de controles internos y la supervisión externa, difícilmente la inteligencia mexicana podrá aportar sus beneficios a la seguridad o a algunos de los temas de la Agenda Nacional de Riesgo, como la economía, la democracia o la sociedad.
En duda queda la eficiencia y necesidad de la permanencia de un control legislativo en materia de inteligencia, cuando se ha demostrado que algunos de sus individuos han sido corrompidos por la delincuencia.
Hoy el poder de la mafia y las debilidades en seguridades el que parece que doblega las intenciones de seguridad de las autoridades.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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