Quizás el principal creador e ideólogo del Estado mexicano lo sea José María Morelos y Pavón.
Discípulo y posteriormente amigo de Miguel Hidalgo, a la muerte de este se convertiría en la cabeza del movimiento insurgente. Al recibir una estafeta no conferida pero asumida, organizó una guerrilla que poco a poco convertiría en un ejército, por sus prácticas apegadas a las costumbres de la guerra.
Junto con los hermanos Galeana consolidaría la insurgencia en Guerrero y Michoacán, principalmente. Se le unieron personajes, como Andrés Quintana Roo y su esposa Leona Vicario y su criada, María de Soto Mayor, señalaba que “Perseguía la niña Leona para limpiarle los mocos y lavarle la cara, a Juanito Nepomuceno, el hijo del señor Morelos”.
Morelos en 1813 convocó al Congreso de Chilpancingo, en el que expone sus Sentimientos de la Nación, como un ideario del pensamiento político del Siervo de la Nación. En él expone los problemas nacionales, el valor y significado de la independencia, así como la forma de organizar al país y su sociedad.
También en Sentimientos de la Nación Morelos expone las primeras ideas del Estado mexicano en seguridad nacional, hoy integradas a los objetivos nacionales permanentes y coyunturales.
Tal era el genio militar de Morelos que se dice que Napoleón expresó que con dos generales como Morelos conquistaría al mundo.
Para la Batalla de Cuautla de 1812 y a los dos meses de iniciada, las fuerzas habían menguado en ambos bandos y el ejército de Morelos estaba necesitado de obligar al ejército realista a gastar parque, pedía voluntarios para que se acercaran a las trincheras enemigas y provocaran los disparos de los españoles.
Como en la guerra y en el amor, todo se vale, entre los voluntarios a tan peligrosa misión, estaba una mujer: María Reyes. Una insurgente que se acercaba a las filas de los gachupines, se levantaba las enaguas mostrándoles las nalgas a los realistas y provocando sus disparos.
Seguramente esta mujer salió ilesa, ya que, con el tiempo, fue juzgada por la Inquisición y encarcelada durante cinco años por tan osados actos.
Al ser capturado en 1815 por el coronel realista Manuel de la Concha, se le confiscó su biblioteca personal, consistente en unas decenas de libros en su gran mayoría sobre materias religiosas con acento en la práctica moral del sacerdote, como prontuarios, directorios, sermones, breviarios, obras de teología dogmática, teología moral, oratoria sacra, sagrada escritura, hagiografía, guadalupanismo. Varias obras de gramáticas y diccionarios en hebreo, japonés, tagalo, italiano, francés, mexicano, cora, latín y griego.
La cruel inquisición mexicana procedió a la degradación eclesiástica y a su excomunión. Murió fusilado por la espalda, como traidor al rey. Pero en las fiestas del centenario de la independencia de 1910 al ser devuelto el uniforme con que Morelos había sido capturado y tomado como trofeo de guerra, Porfirio Díaz pronunciaría unas emotivas palabras: «Yo no pensé que mi buena fortuna me reservara este día memorable, en que mis manos de viejo soldado son ungidas con el contacto del uniforme que cubrió el pecho de un valiente, que sintió palpitar el corazón de un héroe y prestó íntimo abrigo a un altísimo espíritu, que peleó contra los españoles, no porque fuesen españoles, sino porque eran los opositores de sus ideales”.
Por eso el genio militar del padre José María Morelos abarcó los inicios de la seguridad nacional mexicana y creó los objetivos nacionales con la promulgación de los Sentimientos de la Nación.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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