Una de las principales funciones que tienen los Estados en el mundo lo constituye, junto con la hacienda pública y sus relaciones con el exterior, la seguridad.
Esta seguridad se erige como el establecimiento de un techo mínimo de garantías para el desenvolvimiento de actividades políticas, económicas y sociales de una comunidad, una sociedad o un pueblo.
En términos de los pensadores de la ciencia política, como Hobbes, Rousseau o Locke, coinciden con que el hombre se une en sociedad, para protegerse mutuamente y de otros, al cabo del tiempo, el hombre le otorga al Estado la facultad para ejercer la violencia, a efecto de garantizarle la paz y la seguridad.
Esta misma tesis la aborda de manera contemporánea, el sociólogo Max Weber, quien concibe al Estado, como “aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio (el territorio es el elemento distintivo), reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violencia física legítima”.
Weber aportó luz sobre la función de seguridad de los Estados, cuando señala que el Estado posee el monopolio de la violencia. Ideológicamente esta oración es la que encierra las facultades y atribuciones para hacer uso de los instrumentos y herramientas para preservar la seguridad.
De aquí podría desprenderse que una de las principales, sino es que la más importante es, la seguridad, como razón de Estado de la que depende el resto de las funciones de Estado. La lógica de este planteamiento tiene que ver en que, si no hay seguridad no puede existir el Estado.
La naturaleza de la función de seguridad estriba en que, se trata de la permanencia y subsistencia misma del Estado. Esta lógica es la que podría explicar la preeminencia de la seguridad, sobre el resto de las funciones de Estado.
Por esta razón, es que el vínculo de la función de la seguridad, es la más importante de las funciones del Estado, ya que se encuentra muy relacionado a prácticamente todas las demás funciones que presta el Estado: la hacendaria, la jurisdiccional, la de buen gobierno, la del exterior, principalmente, por medio de las instituciones agrupadas en gabinetes temáticos, como el político, social, defensa o hacendario.
También la función de seguridad es concebida como la misión nuclear del Estado, porque de ella se desprenden las condiciones mínimas indispensables para la subsistencia misma del Estado y sus gobernados.
Lo sucedido en entidades federativas como Guanajuato, Chihuahua o Veracruz, en donde se tiene conocimiento de por lo menos 20 muertes en cada lugar en un solo día, es un problema que debería ocupar a las autoridades de seguridad, de los tres niveles de gobierno.
Esta es una de las cosas por las cuáles, parece que no hay coordinación, como cuando los tres niveles de gobierno se ponen de acuerdo en una total y absoluta sincronía, para cobrar impuestos o para distribuir el presupuesto.
La seguridad en el país no tiene la misma coordinación entre niveles de gobierno, que otras funciones de Estado, por eso la irritación ciudadana llega al reclamo de autoridades, que pareciera que impera la sensibilidad.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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