Hace trece meses reporté en este espacio que el entonces presidente peruano Alberto Vizcarra había tomado la decisión de disolver el Congreso del país andino, luego de que los legisladores lo suspendieron de la presidencia y nombraran como presidenta interina a Mercedes Aráoz, entonces vicepresidenta del Perú. No obstante, Vizcarra contó con el respaldo de las fuerzas armadas y la policía peruana, así como la aprobación popular por la disolución del Congreso; Vizcarra convocó a elecciones parlamentarias anticipadas para enero de 2020.
El resultado esas elecciones parlamentarias fue un Congreso fragmentado, con bancadas que no acompañaron a Vizcarra en diversas determinaciones, ello se sumó a una serie de venganzas políticas de sus antiguos opositores. Se trata pues de una historia añeja, compleja, pero comprensible, la cual se engarza con una trama de corrupción que ha afectado la estabilidad política del Perú.
La historia se remonta, al menos, a 2001, año en que resulta electo presidente Alejandro Toledo, quien sería detenido posteriormente acusado de estar ligado al caso Odebrecht. En la trama también se ubica al expresidente Ollanta Humala, detenido también por actos de corrupción en su gobierno (2011-2016); en iguales circunstancias aparecen en esta historia Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, rivales electorales en la elección presidencial de 2016. Kuczynski renunció a la presidencia el 21 de marzo de 2018, por lo que el entonces vicepresidente Alberto Vizcarra, asumió la presidencia de ese país.
Este lunes nueve de noviembre del año que transcurre, el pleno del Congreso de la República de Perú aprobó, con 105 votos a favor, 19 en contra y cuatro abstenciones, la destitución de Alberto Vizcarra como presidente, argumentando “permanente incapacidad moral” para estar al frente del Poder Ejecutivo; en su lugar asumió funciones Manuel Merino de Lama, quien se desempeñaba como presidente del Congreso. En septiembre pasado, Vizcarra había librado un proceso de juicio político semejante.
El depuesto presidente es señalado también por actos de corrupción durante su desempeño como gobernador en Moquegua, enmarcados en una investigación denominada “el Club de la Construcción”, donde habría recibido sobornos para beneficiar ilícitamente a constructoras.
Así la historia que vuelve a Perú uno de los países más convulsos de la región, el que hoy no solo enfrenta una interminable crisis política, también una crisis sanitaria por la pandemia que asedia al mundo entero. Así termina el año el país andino que está convocado a elecciones generales para elegir presidente de la República y legisladores a su Congreso.