Hace un año, en febrero de 2019, se celebraron elecciones presidenciales en el Salvador, en este ejercicio histórico que rompió con treinta años de bipartidismo en el país centroamericano, ganó en primera vuelta la presidencia de la República Nayib Armando Bukele Ortez, un empresario convertido a político que fue alcalde del municipio de Nuevo Cuscatlán (2012-2015) y de San Salvador (2015-2018), capital de la República; Bukele obtuvo el triunfo con el 53% de la votación y asumiría el cargo el primero de julio de ese mismo año.
El hegemónico Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) postuló a Bukele en las dos ocasiones que resultó electo alcalde; en el año 2017 el hoy presidente de El Salvador promovió y logró el registro del partido político Nuevas Ideas, empeño que logró en agosto de 2018. Compitió por la presidencia con el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional, Bukele acusó de corruptos en su campaña a los tradicionales partidos FMLN y ARENA.
Nayib Bukele es un hombre mediático, conocedor de las redes sociales que ha sabido formarse una imagen favorable en la multimedia, de familia católica y que en el pasado se autodefinió de izquierda radical. Se ha declarado en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo y la interrupción legal del embarazo. Bukele goza de una aprobación entre los salvadoreños que ha llegado a alcanzar índices del 90%, lo que ha usado para desdeñar a la oposición.
El presidente salvadoreño ha puesto en crisis la institucionalidad de su país, dado que en días recientes irrumpió con el ejército la sede del Congreso, solicitando la aprobación de un crédito internacional para financiar su Plan de Control Territorial; se trata de la solicitud de un préstamo al Banco Centroamericano de la Integración Económica por 109 millones de dólares, para equipar a la Policía Nacional Civil y las Fuerzas Armadas. En respuesta, la Asamblea Legislativa de El Salvador suspendió las sesiones del Poder Legislativo. En esta toma de la sede del Congreso, Bukele convocó a sus seguidores a la insurrección para obligar al Legislativo a aprobar el crédito, acto seguido se puso a orar en el interior del recinto y aseguró que durante la plegaria Dios le pidió paciencia.
Ante los hechos, la Suprema Corte de Justicia salvadoreña resolvió exhortar al titular del ejecutivo de abstenerse de usar al ejército en acciones que pongan en riesgo la separación de poderes; Bukele anunció que acatará la decisión de la Corte.
El Salvador se suma a la crisis que viven países centroamericanos, después de lo ocurrido en Bolivia, donde el expresidente Evo Morales dimitió, se autoexilió y donde se celebrarán elecciones este tres mayo.