Joe Biden se convertirá en el 46º presidente de Estados Unidos, y aunque a su administración se le dificultará implementar su agenda debido al contrapeso en el Senado, los analistas esperan un mejor desempeño para la economía mexicana con este gobierno.
De hecho, en las últimas cuatro décadas el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos registró un mayor dinamismo con los gobiernos demócratas, con 2.8 por ciento en promedio, contra 2.4 por ciento en el caso de los republicanos.
- En consecuencia, el PIB de México también reportó un mayor dinamismo, de 2.8 y 1.5 por ciento, respectivamente, por sus vínculos con la mayor economía del mundo.
- Carlos Serrano, economista en jefe del grupo financiero BBVA, indicó que se anticipa un mejor desempeño de la economía mexicana con la llegada de Joe Biden como presidente de Estados Unidos.
“Con Donald Trump el riesgo de amenazas arancelarias, aún con argumentos no relacionados al comercio, estaba siempre presente. Además, Trump se oponía con mayor fuerza a que las empresas estadounidenses invirtieran en México y centraba su atención en la relación con México en temas migratorios. Biden lo hará más en temas económicos”, dijo en entrevista con El Financiero.
- Sergio Luna, director y economista en jefe del Área de Estudios Económicos de Citibanamex, indicó que una parte importante será la definición del Senado de Estados Unidos, ya que eso será muy importante para el diseño de los programas de estímulos fiscales e infraestructura, por ejemplo.
Para Luna, todo indica es que con Biden se prevé que regrese Estados Unidos al TPP y se tenga una política multilateral con China, y en el caso con México la política energética podría generar ciertas presiones a la agenda local debido a su apoyo a las energías limpias.
“Pero como siempre, si a Estados Unidos le va bien, a México le va bien de manera general, nos conviene que al presidente Biden le vaya bien y que estimule el crecimiento de la economía estadounidense”, indicó.
- Gabriel Casillas, economista en jefe de Banorte, dijo que la victoria de Biden es el “adiós al insulto, a la división, al populismo, al racismo, a la ignorancia, al mercantilismo nacionalista. Bienvenida la civilidad, la unidad, la institucionalidad, el respeto e impulso a la ciencia”.
- Sin embargo, reconoció que en el corto plazo no ve mucha diferencia entre Trump y Biden en términos económicos, ya que “la tensión con China continuará y esto beneficiará a México.
- Para Mario Correa, economista en jefe de Scotiabank México, con Joe Biden regresará la civilidad. “Los problemas que enfrenta EU y el mundo ahí siguen, pero veo en Biden por lo menos el regreso a esa civilidad, tan necesaria para la cooperación que se requiere para que las economías y las relaciones internacionales funcionen mejor”.
Senado, una limitante
De acuerdo con Gregory Daco, economista en jefe para EU de Oxford Economics, una mayor certidumbre política, el multilateralismo comercial y una postura a favor de la inmigración deberían beneficiar en general a la economía, pero es poco probable que modifiquen drásticamente su trayectoria de crecimiento.
Analistas de Credit Suisse indicaron que la contienda por el Senado sigue siendo muy reñida, pero parece preparada para mantenerse en manos republicanas.
“El resultado de las elecciones probablemente resultará en un estancamiento político. Un gobierno dividido limitará la capacidad de la administración de Biden para impulsar cualquier cambio legislativo importante”, señalaron.
¿Qué le espera a la industria automotriz?
Poco después de que Donald Trump fuera elegido presidente en 2016, hizo una propuesta a los CEOs de los tres fabricantes de automóviles más grandes de Estados Unidos, en una reunión en la Casa Blanca: recortaré los impuestos y las regulaciones, y ustedes aumentarán los empleos y la inversión.
Cumplió con los recortes fiscales y regulatorios, entregando a las armadoras estadounidenses cientos de miles de millones de dólares en exenciones fiscales y derogando las reglas de economía de combustible de la administración de Barack Obama.
Pero, al mismo tiempo, el presidente republicano generó un clima de incertidumbre y caos en el sector, con la amenaza de un arancel de 35% a los autos importados desde México, con la renegociación del acuerdo comercial regional, con una guerra comercial con China y con las crecientes tensiones con la Unión Europea.
Ahora, con la victoria del demócrata Joe Biden, los analistas esperan un impulso renovado a los vehículos electrificados, una política exterior «más cordial» en lugar del estilo frontal que adoptó Trump, y una lupa puesta en el cumplimiento de la ley laboral mexicana.
Emisiones
El apoyo que dio Donald Trump a los combustibles fósiles, retrasando la transición hacia vehículos electrificados, podría reducirse bajo la administración de Joe Biden, quien durante su campaña se comprometió a gastar miles de millones de dólares para agregar 500,000 estaciones de carga eléctrica, financiar la investigación de baterías y restaurar la deducibilidad fiscal de 7,500 dólares para vehículos eléctricos que ya había expirado.
- General Motors dijo el sábado a Reuters que espera trabajar con su administración y el Congreso para «avanzar en nuestra visión de un futuro totalmente eléctrico y sin emisiones», mientras que Fiat Chrysler Automobiles dijo que espera trabajar con Biden y el nuevo Congreso «para fortalecer la industria automotriz y construir un futuro más seguro para nuestros empleados, clientes y sociedad».
- Biden quiere ayudar a las ciudades a invertir en «e-scooters y otros vehículos de micro movilidad e integrar tecnologías como semáforos optimizados para aprendizaje automático» y quiere que el Congreso apruebe un gran paquete de infraestructura el próximo año.
El demócrata también respalda los incentivos para que los consumidores intercambien vehículos menos eficientes por vehículos eléctricos fabricados en Estados Unidos, así como las exenciones fiscales para que los fabricantes de automóviles y de componentes construyan o reorganicen fábricas para vehículos eléctricos.
Guido Vildozo, analista de IHS Markit, opina que este giro en la política de emisiones podría ser un reto para las finanzas débiles de los fabricantes de automóviles, luego del desplome global en la venta de vehículos que ocasionó la pandemia de coronavirus.
“Las inversiones en el desarrollo de vehículos electrificados es cuantiosa y el apoyo (que dio Trump) a los motores V6 y V8 mantuvo la rentabilidad de los fabricantes de automóviles en los últimos cuatro años”, dice.
China
Biden no ha presentado una estrategia detallada para China, pero todo indica que continuará con un enfoque duro hacia Bejín. Incluso antes de que Trump asumiera el cargo, la administración demócrata del presidente Barack Obama y el entonces vicepresidente Biden había endurecido significativamente su postura hacia China.
Francisco Bautista, socio líder del segmento de manufactura avanzada y movilidad de la consultora EY, espera, sin embargo, un tono más mesurado después de las amenazas de Trump, y un énfasis en la «competencia estratégica» en lugar de la confrontación directa que en los últimos cuatro años generó una guerra comercial que ocasionó pérdidas millonarias entre las empresas del sector automotriz por el pago de aranceles.
Ford y GM perdieron al menos 1,000 millones de dólares cada uno, según datos de las mismas empresas, absorbiendo aranceles al acero y al aluminio.
T-MEC y la legislación laboral mexicana
Biden expresó su apoyo al acuerdo luego de que el Congreso de Estados Unidos aprobara su implementación en diciembre de 2019 y dijo que «la gran mayoría del movimiento sindical lo apoyó».
- Aunque los analistas coinciden en que es poco probable que la administración demócrata revierta el T-MEC, Francisco Bautisa, de EY, opina que podría haber una diferencia en cómo lo haría cumplir, dados los respaldos que Biden obtuvo de los sindicatos.
- «Biden está en deuda con los sindicatos después del respaldo que le brindaron durante su campaña y su elección, esto hará que el monitoreo en la implementación de la reforma laboral mexicana sea una de sus prioridades», dice.
- Eso aún puede encajar con las prioridades de López Obrador, quién prometió fortalecer los derechos de los trabajadores y mejorar su salario, supervisando grandes aumentos en el salario mínimo y regulando el outsourcing.
Los demócratas de la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobaron el T-MEC después de insertar medidas adicionales, las que Biden elogió, para crear paneles que garanticen que las fábricas mexicanas se adhieran a las protecciones laborales y permitir aranceles a las empresas que violen esas reglas laborales.
Más empleo automotriz
Los votantes de Wisconsin, Michigan y Pensilvania −parte de la región industrial que impulsó el desarrollo de Estados Unidos en el siglo XX y que resultó gravemente afectada por la globalización en las últimas décadas−, fueron determinantes para la victoria de Donald Trump en 2016 y lo han vuelto a ser para el triunfo del demócrata Joe Biden.
- Hace cuatro años, la pérdida de estos territorios fue un «shock» para los demócratas, pues ni Wisconsin ni Michigan ni Pensilvania habían votado por un candidato republicano desde los años 80, pero lo hicieron por Trump, que llegó a la zona prometiendo reindustrializar a Estados Unidos, recuperar los empleos manufactureros y construir un muro en la frontera con México, que, según el republicano, México le había robado durante años.
Pero tras casi cuatro años en la Casa Blanca, Trump ni superó la generación de empleos automotrices que logró su antecesor, Barack Obama, ni tampoco consiguió la reinstalación masiva de plantas armadoras en Estados Unidos desde México.
En Michigan, el bastión automotriz estadounidense, la cantidad de empleos en la fabricación de vehículos y autopartes ha disminuido bajo el gobierno de Trump. En febrero, antes de que comenzaran los cierres por la pandemia, los puestos de trabajo en este sector se habían reducido en 2,400 desde enero de 2017, cuando Trump asumió el cargo.
- Bajo el gobierno de del republicano, el crecimiento del empleo ocurrió dentro de la manufactura más avanzada, y no tanto en las industrias tradicionales, dejando entrever el reto de «devolver la grandeza» a este sector.
Biden tratará de reinterpretar esta promesa generando empleos dentro de nuevas cadenas de valor que permitan sustituir importaciones de «insumos estratégicos» de China. Por ejemplo, una cadena de suministro nacional de litio para fabricar baterías de vehículos eléctricos, teléfonos móviles, armas y otros equipos de alta tecnología.
Política energética de Biden pondrá en aprietos a México
En enero enfrentará la presión para moderar el impulso del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de dar más fuerza a las empresas de energía estatales a expensas de las firmas privadas.
Tanto los grupos empresariales mexicanos como estadounidenses esperan que el demócrata, quien ha dicho que pondrá en el centro de su política energética a las energías renovables y el cambio climático, exhorte a López Obrador a respetar sus contratos, y los litigios relacionados con el tema ya amenazan con crear problemas para México.
- Hasta ahora, AMLO ha encontrado eco en la política energética del republicano Donald Trump, quien desde el inicio de su mandato ha implantado una fuerte ideología nacionalista, con acciones centradas en el impulso a la industria petrolera y minimizando la lucha contra el cambio climático. Pero tras el triunfo de Joe Biden se espera que Estados Unidos retome su transición energética hacia las energías renovables.
«No es que vaya a acabar con la industria petrolera, sino que va a entrar totalmente a la transición energética y ese va a ser su centro de desarrollo económico”, dice Severo López-Mestre, senior partner de Galo Energy, una firma de consultoría basada en la Ciudad de México.
- La política energética de Joe Biden al frente de Estados Unidos tiene como eje principal una fuerte convicción por convertir a las energías renovables en un fuerte catalizador económico, después de que la pandemia de coronavirus ha mermado de manera histórica la demanda de combustibles fósiles y ha bajado de manera significativa el precio internacional del petróleo.
Para esto, el demócrata ha anunciado una inversión inicial de 2 billones de dólares para impulsar tecnologías de generación limpia.
Y, aunque hasta ahora no se ha posicionado totalmente sobre el fracking –una de las técnicas que permitieron a Estados Unidos aumentar de manera exponencial su producción de crudo–, la industria ya espera un menor impulso a esta actividad o la prohibición en tierras federales.
López-Mestre prevé que Biden reincorporará a Estados Unidos al Acuerdo de París –cuya salida se hizo formal la semana pasada– y retomar el compromiso de lograr cero emisiones de dióxido de carbono hacia 2050.
Un socio estratégico
Con Estados Unidos regresando a una política energética con el acento en las energías renovables, los especialistas se preguntan si el gobierno mexicano matizará también su política hasta ahora centrada en dar impulso a los combustibles fósiles.
- “Estados Unidos va a requerir ayuda de sus aliados (…) Biden va a buscar apoyo a nivel internacional”, explicó en una entrevista reciente Duncan Wood, director del Instituto México en el Woodrow Wilson International Center.
Los especialistas no descartan que el demócrata impulse una dinámica comercial en la que favorezca a los socios que lleven a cabo acciones a favor del medio ambiente o que introduzca nuevos impuestos relacionados con la huella de carbono o grave la importación de productos relacionados con acciones de deforestación o emisiones contaminantes. Algo similar al Pacto Verde Europeo, la mayor apuesta de la Unión Europea al respecto.
- “(Veremos) un poquito (de cambios) en el mensaje que (el presidente López Obrador) da al público, ya que pudiera verse no tan popular o no tan ventajoso políticamente·”, dice Emily Medina, asociada en Energy Policy Research Foundation.
México se comprometió a que el 35% de la energía consumida sería proveniente de plantas renovables hacia 2024, algo que los especialistas ven difícil de cumplir debido a que ahora el país sólo genera el 22.9% de la electricidad en plantas renovables, de acuerdo con el último informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
“Tenemos una administración en México que es muy nacionalista, lo cual podría ser una barrera para la cooperación con Estados Unidos”, dice Wood.
Certidumbre en la inversión
Los especialistas prevén que Estados Unidos Unidos también pondrá la lupa sobre las últimas acciones del gobierno federal para favorecer a las dos empresas estatales de energía, Pemex y CFE, por encima del resto de las compañías privadas que invirtieron en México con la apertura del mercado, tras la reforma energética de 2013.
- Organismos empresariales, como el Instituto Americano del Petróleo (API), han acusado «discriminación» por parte del gobierno mexicano. Hace unas semanas, más de 40 legisladores de Estados Unidos enviaron una carta al presidente Donald Trump expresando su preocupación de que el gobierno mexicano limite el acceso a empresas estadounidenses de energía.
“Empiezan a subir el nivel de quejas de los inversionistas norteamericanos. Es cuestión de tiempo para que suba la presión y los inversionistas comiencen a pensar en paneles internacionales“, dice López-Mestre./Agencias-PUNTOporPUNTO