A menos de un mes para el inicio de la temporada de uso de la calefacción, los Veintisiete aguardan el invierno con la tranquilidad del que tiene llenos los almacenes de gas natural mucho antes de lo previsto, aunque con una sombra de inquietud.
- Esas reservas de gas no cubrirían una interrupción total del suministro y, mientras la guerra en Ucrania se alarga, la Unión Europea sigue enganchada al gas ruso: más del 15% de las importaciones proceden de Rusia, a pesar de los esfuerzos por encontrar proveedores alternativos.
- En los dos últimos años, los países europeos han tratado de diversificar el suministro y lo cierto es que se ha conseguido reducir notablemente la dependencia de Rusia: hasta 2021, el gas ruso suponía en torno al 35% de las importaciones comunitarias.
- En 2022 ya bajó al 18,8% y en 2023 se redujo hasta el 14,1%. Sin embargo, las aportaciones rusas siguen siendo necesarias, como demuestra el repunte registrado este año y especialmente en verano, cuando se estaban llenando los almacenes de reserva.
«El mercado ve necesario que Rusia siga abasteciendo de gas a Europa», reconoce Antonio Aceituno, director general de la consultora Tempos Energía, que subraya la vulnerabilidad de la Unión Europea tras la interrupción del flujo por varios de los gasoductos que traían el gas ruso: «Se ha perdido continuidad en el suministro y seguridad, porque el tubo une el origen y el destino sin pelear con nadie por el gas».
Un proveedor fundamental para la UE
A partir de la invasión rusa de Ucrania, dos de los cuatro grandes gasoductos que traían el gas a la Unión Europea han cesado de bombear: el Yamal, que pasaba por Polonia, y el Nordstream, a través del mar Báltico.
Todavía funciona la conexión a través del mar Negro y Turquía -con dos tubos, el Bluestream y el Turkstream- y el Brotherhood-Soyuz, que pasa precisamente por Ucrania. Pero el contrato de suministro de este último vence el próximo 31 de diciembre y, aunque Moscú se ha mostrado favorable a renovarlo, Kiev es reticente, pese a que le proporciona entre 800 y 1.000 millones de euros al año en derechos de tránsito.
- A pesar de todas esas dificultades, Rusia sigue siendo el tercer proveedor de la Unión Europea de gas a través de gasoducto, solo por detrás de Noruega y Argelia. Y, al mismo tiempo, se ha consolidado tras Estados Unidos como el segundo suministrador de gas licuado, la vía a la que han recurrido los países europeos para garantizar el suministro: según las estimaciones avanzadas por Eurostat, en el segundo trimestre de este año, vendió a los europeos el 16,8% del gas importado en barcos metaneros.
- De hecho, España es uno de los países que más ha incrementado sus importaciones de Rusia, aprovechando la gran capacidad que le proporcionan sus seis plantas de regasificación para garantizar el suministro de gas licuado. En 2021, las compras de gas ruso eran el 11,5% del total, pero en 2023 habían ascendido al 17%. Y este año la proporción es aún mayor, puesto que rozan el 24% del total, aunque en el mes de julio llegaron a ser el 36,5%.
Más difícil de sustituir que el petróleo
Esa dependencia sostenida del gas ruso contrasta con la reducción drástica que han sufrido las importaciones de petróleo ruso tras la invasión de Ucrania, especialmente tras las limitaciones impuestas en 2022, cuando la Comisión Europea prohibió comprar crudo ruso por vía marítima a partir de 60 dólares el barril e impuso vetos similares a la adquisición de productos refinados del petróleo. Así, si en 2021 el petróleo procedente de Rusia representaba más del 25 % de las importaciones comunitarias, en 2023 ya fueron solo el 4,6%, y en lo que va de este año han caído por debajo del 3%.
- En esa reducción influyen decisivamente las diferencias logísticas entre ambos productos energéticos. Es mucho más sencillo comprar barriles de petróleo a cualquier otro país productor, aunque el precio sea mayor, que sustituir el suministro de gas, especialmente el que llegaba por gasoducto, aunque también el gas licuado, sujeto a la disponibilidad de oferta -muchos países comprometen su producción en contratos de larga duración- y de barcos metaneros, que se venden al mejor postor, para transportarlo.
- Rusia, además, vende su gas a un precio «barato», tal como subraya Roberto Gómez-Calvet, experto en suministro energético de la Universidad Europea de Valencia. «El gas sigue siendo una fuente estratégica», asegura, antes de recalcar que, a pesar de que otras fuentes de energía ganan peso, mantendrá ese estatus al menos otra década: «Ha bajado la actividad [económica] y, por tanto, la demanda de gas, lo que ha permitido no sufrir escasez, pero sigue siendo necesario y va a ser complicado prescindir de él».
En este sentido, señala las dificultades de Alemania, obligada a recurrir al carbón para sostener su sistema energético tras el corte del suministro ruso y el cierre de sus centrales nucleares.
Una reducción insuficiente del consumo
Para desengancharse completamente del gas ruso, entre otras medidas, va a ser imprescindible reducir el consumo, pero es un proceso que lleva tiempo. En los dos últimos inviernos, ya con la guerra librándose en Ucrania, la Comisión Europea ha propuesto a los países miembros que reduzcan, de forma voluntaria, su consumo de gas un 15% respecto a la media de los cinco años anteriores y, aunque ha habido progresos, tanto en el consumo doméstico como en el industrial, los resultados son aún insuficientes.
- Sobre todo porque los dos últimos inviernos han sido relativamente cálidos, lo que no solo ha permitido gastar menos gas para calentar las casas, sino mantener un nivel alto de reservas que ha hecho menos costoso reponerlas en verano.
«No ha habido ningún invierno gélido», recuerda Antonio Aceituno, que insiste en que por eso Europa logró llenar tan pronto como en agosto sus almacenes de gas: «Lleva dos meses de adelanto en la obligación de llegar al 1 de noviembre con las reservas del 90%, entre otras cosas porque salió del invierno pasado con las reservas por encima del 50%».
- A punto de acabar septiembre, las reservas de la Unión Europea rozan el 94% del total, las de España están al cien por cien y solo Dinamarca y Letonia están por debajo de ese umbral del 90%.
- La duda es qué ocurrirá si sobreviene un invierno frío, dado que las reservas, en la mayoría de los países, no alcanzan a cubrir más que unas semanas de consumo si se interrumpe el suministro.
«Es necesario que las aportaciones de gas sean regulares, si estamos 15 o 20 días sin recibir barcos [metaneros] o con un gasoducto cortado, la crisis se dispararía», advierte Roberto Gómez-Calvet, puesto que, tanto en España como en el conjunto de la UE, «no hay almacenamientos estacionales, es un colchón de servicio, temporal, para sincronizar aportaciones, pero no a largo plazo, así que no podemos confiarnos».
Aumentan las importaciones francesas de gas natural ruso
Los envíos de gas natural licuado ruso a Francia aumentaron más del doble en el primer semestre de este año, según nuevos análisis de datos comerciales, en un momento en que Europa ha tratado de retraerse de las compras de energía que ayudan a financiar la invasión a gran escala de Ucrania que lleva a cabo Rusia.
Europa ha restringido las importaciones de petróleo ruso, pero el gas natural sigue estando permitido. Aunque las empresas francesas son las que más importan, según un análisis, en el primer semestre de este año los países de la Unión Europea importaron un 7% más de GNL ruso (gas natural refrigerado y licuado para facilitar su transporte marítimo) que en el mismo periodo del año anterior.
- Oleh Savytskyi, fundador de la organización sin ánimo de lucro Razom We Stand, que aboga por sanciones más duras contra los combustibles fósiles de Rusia, afirmó que el objetivo de la UE de eliminar progresivamente todos los combustibles fósiles rusos para 2027 está «terriblemente mal encaminado».
- Así, señaló que los países que compran GNL ruso están saboteando la transición energética del continente europeo y contribuyendo con miles de millones de euros a las acciones bélicas de Rusia.
- Los Gobiernos europeos han afirmado que prohibir por completo las importaciones de gas ruso dispararía las facturas de energía y calefacción, y los usuarios industriales de gas también se verían perjudicados.
El análisis procede del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero, IEEFA, una organización estadounidense sin ánimo de lucro cuyo objetivo es acelerar la transición mundial hacia una energía más sostenible. El IEEFA examinó datos de Kpler, un rastreador de envíos, y de ICIS, un proveedor de datos sobre materias primas, que también facilitaron sus propios análisis.
Según el instituto, las empresas francesas importaron casi 4.400 millones de metros cúbicos de GNL ruso en el primer semestre de este año, frente a los más de 2.000 millones de metros cúbicos del mismo periodo del año anterior. Los siguientes mayores importadores, España y Bélgica, registraron un aumento del 1% y un descenso del 16%, respectivamente, según el IEEFA.
Un nuevo proyecto de GNL busca reducir la dependencia del gas ruso
Un nuevo proyecto de gas natural licuado (GNL) se ha puesto en marcha en la ciudad griega de Alejandrópolis. La iniciativa, financiada en parte por la Comisión Europea, busca crear puestos de trabajo en la región y reducir su dependencia del gas ruso.
- El proyecto consta de un tanque de almacenamiento flotante, una unidad de regasificación que convierte el gas natural licuado de nuevo en gas y un gasoducto.
También incluye un sistema de gasoductos submarinos y terrestres a través de los cuales se importa gas natural a Grecia antes de ser transportado a los consumidores en el país, pero también a Bulgaria, Rumanía, Macedonia del Norte, Serbia y más allá, hasta Moldavia y Ucrania en el este y Hungría y Eslovaquia en el oeste.
160 millones de euros de fondos europeos para la primera fase
- La Comisión Europea aprobó una inversión de más de 157 millones de euros para la primera fase del proyecto. Se espera que beneficie a la economía local al generar 382 millones de euros de ahorros en concepto de emisiones de CO2 y en el cambio de combustible, ya que reemplaza el carbón y el petróleo por gas.
«Si miramos hasta Hungría, incluyendo Ucrania y Moldavia, podemos ver que la aportación actual en suministros de gas natural a largo plazo desde Rusia en esta área, incluida Grecia, es de aproximadamente 20 mil millones de metros cúbicos», dijo Maria Rita Galli, directora gerente del operador del sistema de transmisión de gas natural de Grecia, DESFA.
- Galli agregó que Grecia ahora tendrá una capacidad de exportación de 8,5 mil millones de metros cúbicos a principios del próximo año. El nuevo gasoducto es una puerta de entrada importante para que el GNL llegue a otras partes del sudeste de Europa, un área que depende en gran medida del gas ruso.
Alemania ordena a sus puertos que no admitan cargamentos de gas ruso
Alemania ha advertido a sus terminales de gas estatales que no acepten ningún cargamento ruso de gas natural licuado (GNL), según informó el jueves el Financial Times.
- El Ministerio de Economía de Alemania dio instrucciones a la empresa estatal Deutsche Energy Terminal para que no aceptara ninguna entrega de gas ruso, después de que la compañía informara a Berlín de que sus instalaciones de importación en Brunsbuttel iban a recibir un cargamento ruso el domingo, según la información, que basa su información en una carta.
La UE ha pagado a Rusia 200.000 millones de euros por hidrocarburos
Más de 900 días después de la invasión rusa a gran escala de Ucrania, la Unión Europea sigue siendo uno de los principales mercados para los hidrocarburos rusos. Desde el 24 de febrero de 2022, los Estados miembros han pagado colectivamente más de 200.000 millones de euros a Moscú por petróleo, gas y (marginalmente) carbón, según datos del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio.
- Este umbral es sobre todo simbólico, mientras que los pagos efectuados por los Estados miembros han sido divididos por 6 entre finales de 2022 y agosto de 2024 (de más de 1.500 millones de euros semanales a unos 250 millones).
- Además, China va a superar a la Unión Europea en las próximas semanas como principal mercado para los hidrocarburos rusos desde la invasión de Ucrania en febrero de 2022.
- Según datos del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, los Estados miembros de la Unión han pagado a Moscú más de 200.000 millones de euros por petróleo, gas y carbón desde la invasión a gran escala de Ucrania.
Aunque China está a punto de superar a la Unión Europea, la proporción de gas ruso en las importaciones europeas sigue aumentando. /Agencias-PUNTOporPUNTO