LA CRÓNICA
Un estudio elaborado por el Centro de Investigaciones de la Atmósfera de la UNAM, a petición de la Secretaría de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal, reveló que los topes en la ciudad provocan que los vehículos emitan 10 veces más emisiones contaminantes de Dióxido Carbono (CO2) al año, que si no se hubieran detenido.
El secretario de Ciencia y Tecnología del DF, Rene Drucker Colín explicó que se comparó el gasto de combustible de los automóviles en un crucero del Eje 10 del sur de la capital con y sin el obstáculo vial.
“En una hora circularon 930 autos. El consumo de combustible con el tope fue de 503 litros y se emitieron 9 mil 314 gramos de Dióxido de Carbono, mil 850 gramos de Oxido de Nitrógeno y sin el tope el combustible utilizado pasó de 503 a 26 litros y se emitieron 218 gramos de CO2 y 42 de Oxido de Nitrógeno”, indicó.
Y agregó: “Debido a la presencia de un tope en el Eje 10 las emisiones vehiculares extraordinarias anuales, fueron de 10 mil 500 kilogramos de Óxido de Nitrógeno y 16 mil kilogramos de otros contaminantes”.
Lo anterior, detalló Drucker Colín, se debe a que una vez que se cruza el tope en cualquier vialidad de la ciudad, el conductor vuelve a acelerar y con ello aumenta el combustible consumido.
“La mayoría de los topes convencionales, además de alteraciones a la vialidad, ocasiones que los conductores detengan su marcha y arranque nuevamente situación que exige un mayor consumo de combustible, lo que eleva la contaminación”, recalcó.
En ese sentido, el científico de la Universidad Nacional Autónoma de México afirmó que en el Distrito Federal existen alrededor de 30 mil reductores de velocidad, muchos de los cuales son innecesarios.
“Tenemos una gran cantidad de topes que son totalmente inútiles, pero en el fondo sirven porque obligan a los conductores a pararse para que la gente pueda pasar las calles, sin embargo eso es como vivir en la época de las cavernas porque se deben respetar las normas elementales de la convivencia social”, indicó.
Para Drucker Colín, se debe realizar un estudio para determinar en qué zonas realmente se requieren los topes, por ejemplo una escuela.
“Se requiere de una intervención del gobierno local para hacer un estudio para determinar dónde realmente se necesita un reductor de velocidad”, indicó.
Lamentó que en la ciudad las autoridades autoricen con facilidad la construcción de un tope.
“Creo que se debería instrumentar un programa de sustitución progresiva de los reductores de velocidad, obviamente con mucho cuidado porque no se pueden quitar todos los topes de repente, pero habrá que asegurar que no haya un detrimento en la seguridad de los peatones”, expresó.
Asimismo, dijo que debe impulsar una campaña de educación vial porque los vehículos no tienen el derecho de vía.
“Hay que castigar a los automovilistas que no cumplen con las mínimas normas de civilidad, entiendo que es una tarea muy difícil y la mayoría de los conductores no se van a parar si no hay un tope”, apuntó.