TEXTO ÍNTEGRO: En 2060 se TRIPLICARÁ la cifras de RESIDUOS PLÁSTICOS en el MUNDO

Solo flotando se calcula que hay ya dos millones de toneladas, pero suspendidos en la agua se estima que existen 80 millones más, a los que se suman otros 250 millones depositados en los sedimentos marinos, cifras más altas de las estimadas por la OCDE.

El informe de referencia a nivel internacional sobre cuántos microplásticos habrá en el medio ambiente en los próximos años ha minusvalorado su presencia. Así lo indica una nueva investigación que revela que para 2060 podría haber un volumen tres veces mayor en el medio ambiente del que teníamos en 2019, incluso si se ponen en marcha las medidas propuestas por los expertos para favorecer su reducción.

  • Los investigadores, dirigidos por el científico Jeroen Sonke, del Centro de Geociencias de Toulouse, han “refinado” los datos que recogía la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su último informe, del año 2022. Entonces ya se alertaba de que podrían alcanzarse esas cifras de residuos plásticos. Pero hoy se sabe que tenemos incluso en el cerebro, con un impacto aún desconocido. Para reducirlos, desde la OCDE se ofrecían dos caminos para reducirlos: la llamada Acción Regional, con medidas moderadas, y la Ambición Global, con decisiones más ambiciosas.

Lo más preocupante es que la capacidad global para su gestión es insuficiente; no intervenimos con instrumentos de política internacional.- Jeroen Sonke, Investigador del Centro de Geociencias de Toulouse

  • Ahora, Sonke y sus colegas, publicada en Science Advance, han actualizado estas proyecciones. Lo han hecho analizando todo el ciclo del plástico que hay a nivel global. Los investigadores han utilizado modelos que tienen en cuenta el plástico generado desde 1950, cuando comenzó a popularizarse, y hasta 2060, fecha hasta la que consideran que se va a acumular en mar, transportado fundamentalmente por los ríos. Se calcula que solo hasta ahora ya se han producido unos 10.000 millones de toneladas de este material hecho para durar, de las que en torno al 20% acaban mal gestionados.

“Hemos evaluado cientos de publicaciones científicas para calcular la mejor estimación de cara al futuro en diferentes entornos, como la atmósfera, la superficie oceánica, las profundidades y los sedimentos marinos. Este esfuerzo nos ha llevado a proponer el primer ciclo global del plástico que ilustra su dispersión desde tierra al aire y al océano”, explica Sonke a La Vanguardia.

Según los datos que publica junto a su equipo en Science Advance, ya en 2015 habría entre cuatro y nueve veces más contaminación plástica de la que ha estimado. Ahora, sus conclusiones, en un escenario en el que sí se pondrían en marcha las medidas más estrictas recomendadas por la OCDE (menor uso de envases, mucho más reciclaje o impuestos al plástico), son que seguirá aumentando la llegada de plásticos al océano hasta alcanzar los 23 millones de toneladas para 2045.

Desde esa fecha, la producción global se estabilizará, pero aseguran que eso no impedirá que continúe el aumento de microplásticos en el medio ambiente, hasta alcanzar el triple del volumen actual para el 2060.

  • “La situación actual es grave. Ya el informe Minderoo-Mónaco de 2024 estimó que solo en los costos anuales que tienen estos residuos para la salud humana global ascienden a unos 1,5 billones de dólares al año. Lo más preocupante es que la capacidad global para su gestión es insuficiente; mientas hay un aumento continuo de la producción, no intervenimos con instrumentos de política internacional que la frene. Se necesitan medidas urgentes y más ayuda financiera, especialmente en las economías en desarrollo que carecen de instalaciones para el tratamiento de sus residuos”, argumenta Sonke.

En este sentido, recuerda que “estamos a tiempo de cambiar el estilo de vida y limitar esos impactos en la salud”, para lo cual defiende aprobar el tratado sobre plásticos de las Naciones Unidas que se trata de aprobar. “Desafortunadamente, las negociaciones son difíciles y están bloqueadas por un grupo de países productores de petróleo, en particular Rusia, Irán y Arabia Saudita”, recuerda.

En esta investigación, además de apostar por reducir el uso de envases y objetos plásticos de un solo uso o de aumentar drásticamente el reciclaje, recomiendan recoger aquellos que están dispersos en medio ambiente en tierra antes de que lleguen al mar fragmentados, convertidos en microplásticos hoy imposibles de eliminar. Solo flotando se calcula que hay ya dos millones de toneladas, pero suspendidos en la agua se estima que existen 80 millones más, a los que se suman otros 250 millones depositados en los sedimentos marinos, cifras más altas de las estimadas por la OCDE.

Los científicos apuntan que la tasa deterioro de estos materiales es de un 3% anual una vez fuera de control y afirman que la OCDE ha subestimado las fugas y sobreestimado la rapidez de recuperación de los ecosistemas. Pero ¿qué hacer con estos residuos cuando se recuperan? “No hay muchas opciones ideales: podemos incinerarlos, pero eso agrava las emisiones de gases de efecto invernadero, pero también podemos enterrarlos en vertederos sanitarios, depósitos de residuos que estén bien gestionados que eviten que se dispersen al medio ambiente”, señala.

Los ríos europeos, vías de escape de los plásticos

Los ríos, en cuyas orillas se asienta buena parte de la humanidad son hoy la vía de escape más importante. Es sabido, y visible, que el Ganges, en Mekong o el Níger están muy contaminados. Pero también los están los europeos, como ha comprobado otra investigación reciente, en este caso de la Fundación Tara y el Centro de Investigación Científica Francé (CNRS).

  • Tras analizar muestras recogidas en nueve ríos del continente (Elba, Ebro, Garona, Loira, Ródano, Rin, Sena, Támesis y Tíber) han encontrado que todos están invadidos de microplásticos: en el Ródano hasta 3.000 partículas por segundo y en el Sena hasta 900.

Solo hay que asomarse estos días a ríos que han sufrido crecidas días atrás para ver que bajar el cauce quedan colgajos de plásticos entre la vegetación fluvial, residuos que acabarán siendo microplásticos. A ellos se suman los que proceden de lavados de fibras sintéticas y de gránulos de plástico virgen por fugas de empresas. Los científicos del CNRS hallaron de todo ello al microscopio.

“Creo que la gente es consciente de esta contaminación, pero no de sus efectos sobre la salud porque son indirectos: cuando alguien tiene cáncer, no podemos demostrar que se debe a un contaminante en particular, debido a la gran cantidad de contaminantes que tenemos alrededor. Pero necesitamos gobiernos responsables para limitar el riesgo asociado a nuestra huella ambiental. Sabemos cómo sustituir los plásticos de los envases por alternativas, cómo mejorar el reciclaje y cómo optimizar la recogida y gestión de residuos”, concluye Jeroen Sonke.

  • El catedrático de Química Roberto Rosal, en declaraciones a la agencia SMC, comenta sobre este trabajo que es “un esfuerzo interesante” si bien cree que las predicciones de contaminación a largo plazo llevan aparejadas “una gran incertidumbre”.

Considera que para cumplirse las predicciones propuestas por Sonke y sus colegas para 2060 debería crecer la producción de plástico un 3% anual durante 38 años, y asegura que “la media de los últimos 10 lo viene haciendo al 2,4 %”.

No obstante, otras fuentes del sector de la industria del plástico indican que en 2023 se fabricó un 3,4% más que el año anterior, 413 millones de toneladas de nuevo material, y que de media hay un aumento del 5,8% desde 2009. En España, aún hay grandes superficies de alimentación que están eliminando zonas de productos frescos para venderlos envasados en plástico que no se puede reciclar.

La gran mancha de basura del Pacífico

La imagen popular que muchos tienen de la gran mancha de basura del Pacífico (GPGP, por sus siglas en inglés), con montañas de desechos plásticos concentrados, resulta ser inexacta y algunos expertos consideran que minimiza la verdadera naturaleza de este problema. Lejos de encontrarse como una masa visible de basura, este fenómeno se asemeja a una “sopa de microplásticos” dispersos en un espacio inmenso del océano que representa una amenaza para la vida marina.

  • Así, al “contrario a la opinión popular, la mayor parte de la isla de basura está formada de microplásticos que dan forma a una superficie flotante, mientras que solo algunas botellas, envases y toda clase de envolturas en los extremos mantienen su aspecto original”, apuntaron desde la Fundación Aquae. Esta confusión sobre la visibilidad de la mancha ha llevado a muchos a imaginarla como una isla sólida de residuos, cuando en realidad está compuesta en su mayoría por fragmentos diminutos.

El acceso a la GPGP, ubicada dentro del remoto Giro del Pacífico Norte, requiere navegar días a través del océano. Como explicó Bruno Sainte-Rose, experto de la fundación The Ocean Cleanup, el panorama cambia tras recorrer cerca de 5.600 kilómetros desde Canadá: ”De repente, después de tres días y medio de navegación, se observa un aumento en la cantidad de avistamientos de escombros”, declaró. Estos desechos incluyen redes fantasma y diminutas partículas plásticas que forman esa “sopa”. Según esta organización, hasta un 86 % de los plásticos provienen de la pesca, un dato alarmante considerando su impacto ambiental.

Una acumulación de 50 años

Aunque la atención mediática hacia la contaminación plástica en los océanos ha crecido en las últimas décadas, este problema no es nuevo. Desde 1973, marineros ya notificaban altos niveles de contaminación en las aguas del Pacífico. “De hecho, la Estación Espacial Internacional está más cerca de la GPGP la mayor parte del tiempo que del resto de los seres humanos”, sostuvo Sainte-Rose, citado por Popular Science.

La gran mancha de basura del Pacífico cubre un área dos veces el tamaño del estado de Texas, en Estados Unidos, teniendo en cuenta que esa región ocupa 695.660 km², o una extensión aproximadamente equivalente a todo Perú que es de 1.285.216 km². Es el resultado de las corrientes del Giro del Pacífico Norte, que atrapan residuos y los concentran en dos zonas principales: la Mancha Oriental (entre California y Hawái) y la Mancha Occidental (cerca de Japón). Estos plásticos se acumulan donde los vórtices que giran lentamente dentro del giro atraen los residuos. Este constante movimiento mantiene los desechos circulando y dificultan su recuperación.

  • De esta forma, esa acumulación de basura se generó por las millones de toneladas de desechos plásticos dispersos en el océano que son arrastrados por las corrientes hacia el giro del Pacífico Norte (un punto de convergencia de las corrientes en el que el agua se mantiene estática). En ese punto, las corrientes de rotación las agrupaban y las devolvían de manera cohesionada al océano.
  • La fundación sin fines de lucro The Ocean Cleanup ha liderado iniciativas innovadoras para reducir el impacto de esta contaminación. Una de sus metas más ambiciosas es limpiar el GPGP en un plazo de diez años, estimando un costo de 7.500 millones de dólares. Según esa entidad, en 2024 retiraron 11,5 millones de kilogramos de basura a nivel global.
  • Sin embargo, su estrategia no parece estar acercando una solución completa. Aunque las redes utilizadas son eficaces retirando grandes objetos, más del 90 % del total son microplásticos, partículas menores a 5 milímetros, lo que presenta limitaciones significativas en los sistemas actuales.

Un problema importante es el impacto ecológico secundario que estas operaciones podrían ocasionar. Según Sonja Oberbeckmann, microbióloga marina del Instituto Federal de Investigación y Pruebas de Materiales en Alemania, organismos y microbios suelen adherirse a las partículas plásticas. “Se ve una diversidad muy amplia de microorganismos adheridos al plástico”, algunos de los cuales son especies invasoras que no deberían encontrarse allí. Esto sugiere que, involuntariamente, también se afecta la vida microscópica en el océano, subrayó.

Además de trabajar directamente en la Mancha, The Ocean Cleanup ha implementado sistemas de barrera en ríos altamente contaminados con el propósito de interceptar plásticos antes de que lleguen al océano. Estas intervenciones en áreas costeras resultan más sencillas y económicas para gobiernos locales, que ven un beneficio tangible en sus propias regiones. Por ese motivo, es más fácil atraer financiación para ríos que para una zona tan remota como la Gran Mancha de Basura del Pacífico.

Para Sainte-Rose, el desafío también radica en la percepción pública: ”Es un problema de todos y de nadie, ¿no?”, resumió. Este fenómeno global no solo resulta lejano para muchos, sino que ninguna nación puede admitir la responsabilidad exclusiva de su impacto.

Qué es la mancha o isla de plásticos del Pacífico

Según informó la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) , cerca del 70 % de los residuos que llegan al mar terminan en el lecho marino, mientras que el resto flota en la superficie, formando lo que se conoce como la Gran mancha de basura del Pacífico . Este cúmulo de desechos, principalmente compuesto por microplásticos, se extiende desde la costa oeste de Norteamérica hasta Japón , a lo largo de millones de kilómetros cuadrados.

Como se mencionó en esta nota, aunque el término “mancha de basura” podría evocar la imagen de una isla flotante de desechos, la realidad es mucho más compleja. Según detalló la NOAA, está compuesta principalmente por microplásticos, pequeños fragmentos de plástico que no siempre son visibles a simple vista.

  • Estos microplásticos, que se forman cuando los plásticos más grandes se fragmentan, pueden hacer que el agua parezca una sopa turbia. Además, esta “sopa” de microplásticos se mezcla con objetos más grandes, como aparejos de pesca y zapatos. Los microplásticos representan un desafío enorme porque no son biodegradables, es decir que, en lugar de descomponerse, los plásticos simplemente se dividen en partículas cada vez más pequeñas, lo que dificulta su eliminación y aumenta su impacto en los ecosistemas marinos.

El movimiento circular de estas corrientes atrae los desechos hacia el centro del giro, donde quedan atrapados. Por ejemplo, una botella de plástico arrojada al océano desde una playa en California puede ser arrastrada hacia el sur por la corriente de California, luego cruzar el Pacífico a través de la corriente ecuatorial norte, y finalmente ser llevada hacia el norte por la corriente de Kuroshio cerca de Japón. Desde allí, la corriente del Pacífico Norte la transportaría hacia el este, hasta que los vórtices de las manchas de basura oriental y occidental la atraparían en su centro.

Cómo evitar la contaminación de los océanos

La Gran mancha de basura del Pacífico pone de manifiesto la necesidad de abordar la contaminación plástica a nivel global. Reducir el uso de plásticos de un solo uso, mejorar la gestión de residuos y promover la limpieza de los océanos son algunas de las medidas que podrían ayudar a mitigar este problema. Sin embargo, señaló la NOAA, la magnitud de la contaminación plástica en los océanos requiere un esfuerzo coordinado entre gobiernos, organizaciones y ciudadanos para proteger los ecosistemas marinos y garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras./PUNTOporPUNTO

Documento íntegro a continuación:

https://www.science.org/doi/pdf/10.1126/sciadv.adu2396

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