Aún cuando se ha recuperado el empleo desde mediados de 2020, entre el 40 y 80% ha sido en el sector informal; por lo que los problemas más urgentes son atender la calidad del empleo y los ingresos salariales que serán insuficientes, informó la Organización Internacional del Trabajo al presentar su informe Panorama Laboral.
Así, la tasa de informalidad en la región llegó al 50% como era antes de la pandemia, aunque en algunos países es mucho mayor. “En este momento es urgente la implementación y fortalecimiento de diferentes tipos de políticas que contribuyan a la creación de empleo formal y al sostenimiento de los ingresos laborales”, destacó la Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Claudia Coenjaerts.
- A lo anterior, se suma que la recuperación de los ingresos reales del trabajo fue dificultándose desde 2021 debido a la aceleración inflacionaria y a su impacto negativo sobre el poder adquisitivo de los salarios.
- En casi todos los países, los salarios horarios reales promedio son inferiores a los de prepandemia; en 9 de 17 países considerados el valor real del salario mínimo en el segundo semestre de 2022 era inferior al valor del primer semestre de 2019. En algunos de ellos la pérdida de poder adquisitivo asciende al 10% y 11 %. Solo en 4 países el valor real es significativamente más elevado que en aquel año.
A pesar de la recuperación del empleo el total de ingresos laborales en el III trimestre de 2022 era, en la mayoría de los países, inferior al total generado hacia fines de 2019”, dijo .
En tanto, la tasa de desocupación regional promedio estimada a fines de 2022, de 7.2% “es significativamente menor” que la de 2019, antes de la crisis provocada por la pandemia de Covid- 19, cuando registró un nivel de 8 por ciento.
- Esta baja en la tasa de desocupación, detalló, fue impulsada por la creación de empleo (tasa de ocupación) que en el tercer trimestre de 2022 había recuperado los niveles prepandemia, sumado a una recuperación aún incompleta de los niveles de la tasa de participación laboral, que siguen siendo levemente inferiores a los de 2019.
- Pero al mismo tiempo dijo que este año esos progresos podrían estancarse. “El escaso dinamismo de la economía pronosticado para 2023 afectará negativamente la generación de nuevos empleos y eso hará que en 2023 la desocupación registre variaciones”, llegando a niveles de entre 7.2 y 7.5 por ciento.
El informe de la OIT también plantea que más allá de los promedios regionales es importante considerar las situaciones de los países individualmente. En 9 de 15 países la tasa de ocupación aún era inferior al registrado tres años antes, mientras que solo en 2 de 15 países la tasa de participación superaba niveles prepandemia. La tasa de desocupación bajó en 10 de 15 países al tercer trimestre de 2022.
Más de 25 millones de mexicanos trabajan informalmente, con salarios precarios y sin seguridad social
En, más de 25 millones 800 mil personas al cierre del tercer trimestre de 2022 (sin tomar en cuenta la población agropecuaria) trabajan informalmente, con salarios precarios –algunas veces menores al mínimo– y sin seguridad social, aseguró Katia Guzmán, coordinadora de datos de México, ¿Cómo vamos?
En entrevista, dijo que la tasa de informalidad se ha mantenido a lo largo de los últimos años entre 50.5 y 55 por ciento, y aún cuando al cierre de 2022 tuvo una ligera disminución (de 0.3 puntos, de 55.2 por ciento en noviembre a 54.9 en diciembre), “el hecho de que la mitad de la población empleada en el país estén inmerso en la informalidad laboral es ya un problema público”.
- Explicó que afecta a millones de mexicanos porque se emplean sin prestaciones y con salarios precarios, “el ingreso laboral promedio en México es de siete mil 943 pesos; en el empleo formal crece y es de 10 mil 630 pesos. En cambio, para el empleo informal es de cinco mil 692 pesos; es una brecha de 53.6 por ciento en promedio”.
Apuntó que el problema sólo podrá combatirse con intervenciones públicas, “mientras no exista una política pública y laboral con incentivos para quienes emplean a trabajadores en la informalidad, para que formalicen, muy poco va a cambiar este indicador”.
- Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestran que en enero de 2022, la tasa de informalidad laboral fue de 54.9 por ciento, y alcanzó un pico en marzo y julio de 55.8 por ciento; la cifra a diciembre de 2022 regreso a 54.9 por ciento.
- La experta en datos indicó que encabezan la lista del empelo informal las trabajadoras domésticas con 81.8 por ciento; junto con el sector de la construcción, el cual registra una incidencia de 80.5 por ciento; seguido por los empleados de restaurantes, con 71.1 por ciento.
Curar la informalidad en México es tan complicado como encontrarle la cuadratura al círculo, debido al predominio de los micronegocios poco rentables, trabajadores mal pagados y un sistema público de salud insuficiente, entre otros aspectos, advierten expertos consultados.
“Reducir la informalidad es muy difícil, porque implica un costo para las empresas que la gran mayoría no puede pagar y también un gasto para los trabajadores, quienes no están dispuestos a sacrificar su escaso ingreso”, dice Aníbal Gutiérrez, profesor e investigador de la Facultad de Economía de la UNAM.
- Los censos económicos muestran que 95 por ciento de los establecimientos del país son microempresas de no más de 10 trabajadores. Se trata de “changarritos” que, en muchos casos, son negocios familiares en los que prácticamente van al día. Son unidades con poca capacidad de generar valor y tener los ingresos suficientes para moverse con holgura en un esquema de formalidad, agrega.
La formalidad implica no sólo darse de alta en el SAT, sino también ante los esquemas de seguridad social, pero la mayoría de micronegocios no tienen la rentabilidad suficiente para operar con todos esos gastos, apunta.
Del lado del trabajador sucede algo similar; 64 por ciento de la población ocupada gana de uno o dos salarios mínimos, 12 mil 446 pesos mensuales en el mejor de los casos, cifra insuficiente para cubrir las necesidades de una familia.
Dadas las condiciones salariales, los trabajadores subordinados o independientes con oficios como carpintero, electricista o jardinero, si se formalizan deberán pagar su seguridad social, pero debido a su bajo sueldo, prefieren gastarlo en el presente, en lugar de dar una parte de este recurso para algo que les va a servir a futuro, explica Gutiérrez.
“Existe una estructura económica que te lleva a que no haya condiciones o incentivos para formalizarse, porque el nivel de ingresos que obtienen no les da para cubrir ese tipo de cosas”, opina.
Por la parte fiscal, la pregunta es: ¿Cuánto se va a captar de una persona que gana dos salarios mínimos?, señala.
- Cobertura: El otro tema es qué tanto confía la población en la seguridad social, pues lo primero que viene a la mente es el sistema de salud pública que carece de la capacidad para absorber la demanda que llegaría de los trabajadores que hoy están en informalidad.
“De acuerdo con datos recientes del Inegi, hay 26 millones de personas en la economía formal [patrones y trabajadores subordinados e independientes]. Si quisiéramos darle cobertura de seguridad social a todo el personal que está en la informalidad, sería sumarle otros 32 millones. Es una cantidad muy difícil que pueda llegar a atender tomando en cuenta los recursos con que se cuenta actualmente”, afirma Héctor Márquez, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano.
El problema de fondo, dice, es que no se cuenta con los recursos fiscales suficientes para ampliar la cobertura en materia de seguridad social.
“Es un círculo vicioso en el que no hay suficiente cobertura, pero tampoco suficientes personas que paguen por la seguridad social”, resalta.
- Costo de entrada: La razón de la informalidad es básicamente porque la gente no quiere pagar impuestos, estima Márquez.
“El origen de la evasión o elusión fiscal siempre tiene que ver con un alto porcentaje de cobro en México. Cuando es muy alto lo que se cobra a la gente, le resulta más atractivo el evadir el gasto, pero si fuera menor quizás sí lo pagaría.
“En este sentido vamos a tener que enfrentar situaciones muy difíciles. Por ejemplo, un trabajador formal en el país ganaba al cierre del año pasado 14 mil 364 pesos al mes en promedio, de acuerdo con los salarios asociados a trabajadores asegurados en el IMSS, que al final tiene un costo de 30% por pagar seguridad social”, indica el directivo.
Destaca que para muchas micro y pequeñas empresas este costo es tan elevado que los empleadores prefieren pagarle al trabajador de manera informal. Así, Márquez ve necesario buscar esquemas que realmente inviten a pagar impuestos, pero no sólo por un año o dos, sino de forma permanente, para que las personas pasen a la formalidad.
En materia de seguridad social, reconoce que hay avances debido a que el IMSS empieza a plantear esquemas alternativos en que se pueden pagar diferentes cantidades, como si fuera un seguro de gastos médicos privado; “no necesariamente te da la cobertura al 100%, si quieres pagar menos te va a dar menos cobertura, pero atendiendo enfermedades básicas”.
Urge hacer más atractiva la formalidad, en lugar de sólo tomar medidas para penalizar la informalidad, advierte Sandra Martínez, de México, ¿cómo vamos?
“Por parte del gobierno, se pueden reducir barreras para entrar al sector formal, por ejemplo, disminuyendo los costos de registro y tiempos de trámite para que las empresas puedan formalizarse, incluso ofrecer incentivos financieros para las micro y pequeñas empresas, con exenciones fiscales temporales o contribuciones también de la seguridad social simplificadas”, puntualiza la investigadora.
“Una de las cosas que se han estudiado es la cuestión de los costos tanto monetarios como de tiempo que tienen las empresas para la suscripción a la formalidad porque también es importante simplificar los trámites”.
- Papel de las empresas: La especialista señala que las empresas también tienen un papel importante en la promoción de la formalidad.
“Pueden, por ejemplo, exigir mantener relación con proveedores que tengan trabajadores formales. Una de las recomendaciones es tener cadenas de suministro libres de informalidad… los empleadores también tienen ese papel en la reducción de la informalidad”, dice.
Hasta el tercer trimestre del año pasado, 16 entidades del país mantenían un nivel de empleo informal superior al promedio nacional, de 51.2% de la población ocupada.
Los estados donde había más informalidad son Oaxaca, con 74.5%; seguido de Guerrero, 71.4%, y en tercer lugar Hidalgo, con 69.3%, según la información más reciente del Inegi.
En el otro extremo, como los tres estados con menor informalidad se encuentran Chihuahua, con 31.9%; Coahuila, 34%, y Nuevo León, 35.5%. Todas son entidades que no sólo tienen frontera con Estados Unidos, sino que su industria también está ligada con esa nación.
- Crecimiento es insuficiente: La generación de empleos formales se liga a la inversión y el crecimiento económico, pero no es su única condición, expone Sandra Martínez, del colectivo de investigadores México, ¿cómo vamos?
Por ejemplo, “Tabasco ha tenido un crecimiento impresionante”, que se debe a la inversión en la refinería de Dos Bocas, pero esto no se refleja en una menor informalidad ni en mayor progreso social, opina.
El contraste entre los estados del norte y sur tiene que ver con la posibilidad e intención de los empleadores de entrar en la formalidad desde el principio.
- Los gobiernos locales pueden incentivar a que empresas se instalen en la formalidad con apoyos reales, sugiere Héctor Márquez, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano.
- Se habla de exentar por un tiempo el impuesto sobre la nómina, pero es tan pequeño (12% o 13%) que a los empleadores no les sirve, explica. En su opinión, se requieren incentivos fiscales más importantes para que las empresas globales o nacionales se animen a establecerse e invertir.
La informalidad provoca un aumento de las personas con ingreso insuficiente para cubrir el costo de la canasta alimentaria, lo que representa 40.1% de la población o cerca de 51.6 millones de personas, estima Sandra Martínez.
“A mayor informalidad, mayor pobreza laboral, ese es el principal costo, y es directo a las familias con menores ingresos”, agrega.
Héctor Márquez asegura haber platicado con funcionarios de la Secretaría del Trabajo y señala que detectó disposición de implementar medidas para avanzar en la formalidad./PUNTOporPUNTO
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