Nora Nancy Gaspar Reséndiz
El llanto inconsolable, un estado de ansiedad inusual; irritabilidad, desesperación, tartamudeos y mucho miedo, pero sobretodo un dolor vaginal constante, fueron los síntomas que llevaron a la sala de urgencias de una Unidad Médico Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a una niña de, entonces, cuatro años de edad.
El dictamen del médico arrojó un terrible panorama: una posible agresión sexual en contra de la niña, quien al momento de la exploración presentaba una irritación de genitales externos y eritema leve vulvar, lo que la motivaba a tocarse constantemente.
Sin embargo, el diagnóstico clínico sólo fue la confirmación de las sospechas que ya tenía la madre. Unos días antes la menor le confesó que una de las profesoras de la guardería del IMSS, de donde era alumna, le introducía el dedo meñique en la vagina y por el ano, por lo que dejó de asistir al instituto.
Este fue uno de tres casos de abuso sexual en contra de dos niñas y un niño en una guardería del IMSS ubicada en la Ciudad de México, y que quedó documentado en la recomendación 03/2016 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Ese día durante la crisis, más intensa de lo normal, y que la llevó a la sala de urgencias del hospital, le conto a su madre que una segunda profesora la violentaba de la misma manera que la primera, y, además, le pedía que le lamiera los pezones.
Esto motivó que la madre solicitara la intervención del Ministerio Público (MP) correspondiente, el cual a su vez canalizó a la demandante a la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA), en donde se inició la averiguación previa por presunto abuso sexual en contra de una menor de edad por parte de dos profesoras de la guardería.
Sin embargo, la FEVIMTRA no le proporcionó a la madre de la víctima ninguna copia de la denuncia levantada en contra de las dos profesoras de la guardería, lo que llevó a la madre a presentar una queja ante la CNDH el 3 de octubre de 2012.
NO ERA LA ÚNICA
El día 12 de octubre de ese mismo año, la CNDH recibió una segunda queja, por parte de otra madre de un niño, de, en ese momento, tres años de edad, el cual asistía a la misma guardería que la niña; según el relato de la madre, a principios de ese año, el pequeño también presentó radicales cambios de conducta, como agresividad, tartamudeos, vomito, perdida del control de los esfínteres y se negaba a asistir a la guardería.
El niño contó a su madre que en la guardería era víctima de agresiones físicas y sexuales. La madre, en su afán por conocer quién violentaba a su hijo, investigó y mediante la red social Facebook accedió a unas fotografías por las cuales el menor reconoció a la segunda profesora que también había abusado de la niña, como la misma que le tocaba los genitales y le pellizcaba las nalgas, y a una tercera docente, quien lo pellizcaba, lo empujaba y le gritaba.
La madre de la niña también dio aviso a las autoridades correspondientes de la guardería, quienes levantaron un acta de hechos y solicitaron una investigación, sin embargo, casi mes y medio después de esa supuesta investigación el titular de la Jefatura de Servicios Jurídicos del IMSS determinó que no existían elementos “idóneos y convincentes” para responsabilizas a las profesoras, y ordenó archivar la queja.
LA SANCIÓN: TOMAR UN CURSO
Sólo a la tercera profesora involucrada en el abuso físico en contra del niño se le aplicaron cinco notas de demérito, y se le envió a tomar un curso para prevenir la violencia infantil.
Cuando las respectivas madres se acercaron a la CNDH, el organismo las canalizó a la entonces Procuraduría Social de Atención a las Víctimas de Delitos (Províctima), la cual mediante diversos estudios multidisciplinares determinó que ambos niños sí habían sido víctimas de abusos sexual, y físico en el caso del varón, lo que contradecía el pronunciamiento de las servidoras públicas y administradoras de la guardería.
Províctima además comprobó la indiferencia de las autoridades de la FEVIMTRA, quienes además de no emitir una copia de las denuncias a las respectivas madres de los afectados, en diversas ocasiones los citó para reiterar sus declaraciones, lo que originaba que los niños tuvieran que revivir los hechos traumáticos constantemente.
La CNDH también localizó una tercera averiguación previa también por presunto abuso sexual en contra de una tercer niña que presentó rasgos psicológicos de haber sido violentada, aunque nunca levantó una queja ante este organismo.
A LOS CUNEROS
Por estos delitos la CNDH emitió una recomendación dirigida al IMSS, por los actos u omisiones que afectaron la integridad personal de los menores, ya que además de ignorar las reiteradas quejas en contra de las docentes, a la profesora acusada de agredir al niño, se le traslado al área de cuneros, en donde puso en riesgo a otros los infantes, que no tenían forma de denunciar los abusos.
A lo anterior se suma un sistema de videovigilancia en la guardería que no está enfocado en proteger a los menores.
La recomendación también incluye a la Procuraduría General de Justicia (PGR), por la violación a derechos humanos en materia de procuración de justicia, debido esta dependencia no les brindó un trato a los agredidos en calidad de víctimas, además de que omitió las situación legal en la que se encontraba su respectivo proceso, sometió a la niña y niño en diversas ocasiones a interrogatorios que les hacía revivir los sucesos.
Aunque el 26 de Julio de 2014 las dos primeras docentes quedaron formalmente presas por el delito de pederastia agravada, el 14 de agosto de 2015 se revocó el auto y se ordenó la presentación de las procesadas para que reponga el proceso en su contra, se acepten y desahoguen pruebas, y se dicté un nuevo auto de formal prisión.
La tercera profesora se encuentra sujeta a un proceso con libertad, en donde tiene que presentarse a firmar cada 15 días.