RITA MAGAÑA TORRES
Juan Pablo Escobar, hijo del líder del Cártel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, quien cambio su nombre a Sebastián Marroquín, expresó ante senadores que los gobiernos deben cambiar su estrategia de lucha contra el narcotráfico, sugirió evaluar alternativas de paz y no de guerra.
Dijo sentirse complacido de que México esté dispuesto a escuchar las experiencias sobre narcotráfico que vivió Colombia, que hoy tristemente se replican en este país.
Aseguró que cuando hay un vacío de Estado es el lugar propicio para que el narcotráfico lo ocupe. Cuando hay un vacío de autoridad, cuando hay un vacío de contención, de apoyo, de inclusión a los demás ese es el refugio perfecto para el narcotraficante”.
Marroquín, quien visitó el Senado en una reunión con un grupo de legisladores del PAN, encabezados por Roberto Gil, indicó que su padre fue venerado por las clases populares de Colombia, porque ocupó el lugar que el Estado nunca quiso ocupar.
Relató que había dinero para construir escuelas, canchas de futbol, centros hospitalarios, educativos, pero nunca se hacían.
“Mi padre dijo: que se lo roben, pero yo de lo mío voy a hacer los puentes que no se construían, las escuelas que nadie hizo, las canchas y las casas y voy a devolverle al pueblo la dignidad que el Estado no ha querido darle”, añadió.
Marroquín expuso que es absolutamente cuestionable y contradictorio que el dinero de la droga gestionara, patrocinara y financiara construcción de canchas de futbol y de centros deportivos, “qué paradoja, para que los jóvenes no caigan en las drogas y tengan un lugar en donde divertirse”.
“Mi padre tenía la idea loca de poner el narcotráfico al servicio del pueblo de Colombia y ocupar su fortuna para ocupar los vacíos del Estado”, agregó.
Sebastián Marroquín precisó que cada vez que el Estado se ausenta siempre va a haber un narco con el poder económico dispuesto a ocupar su lugar, pero también es menester que el Estado provea de recursos a los policías que quieren hacer bien su trabajo, para que no tengan excusas para corromperse.
En alusión a los comentarios del panista Luis Fernando Salazar, de series de televisión sobre narcos como si fueran súper héroes, un tema aspiracional o bueno, Sebastián Marroquín apuntó que tristemente las series de televisión y la narcocultura se empieza a imponer.
“Yo soy un convencido, por eso he escrito ese libro que relata la verdadera historia de mi padre, de que tenemos que ser responsables a la hora de contar estas historias, pero para que no se repitan”, advirtió.
Apuntó que es responsabilidad de los medios de comunicación el retirar esa especie de glamour que se agrega a las historias y que no pertenece a la verdadera historia de las narcotraficantes y que incita, invita y promueve la cultura y el deseo de algunos jóvenes.
“Mi testimonio de vida no es una historia que me contaran, la responsabilidad de todos como sociedad, medios, quienes cuentan historias o las investigan debe ser un mensaje inequívoco de reflexión y no historias para repetir en ningún sentido, las debemos conocer, porque si no caeremos en el error de repetirlas”, dijo.
Marroquín aseguró que el mensaje implícito y explícito que debe prevalecer en cada uno de los renglones de esas historias que se cuentan en los medios de comunicación tiene que invitar a los jóvenes a no caer en esas tentaciones.
“El narcotráfico es un negocio cortoplacista que te puede prometer algunas cosas pero que al final te lo arrebata todo: tu vida, la de tus familiares, tu libertad, tu tranquilidad, tu paz”, sentenció.