Sacerdote purificaba a feligreses con sexo

REDACCIÓN
Una investigación reveló que el fundador y líder de la asociación Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, Feliciano Miguel Rosendo Dasilva, mantuvo relaciones sexuales con mujeres que vivían consagradas en la parroquia de Mougás, en Oia, Pontevedra.
El informe, que se basa en testimonios de más de veinte miembros de la congregación -establecida en Tui, Vigo- detalla que el religioso realizaba lo que él denominaba «trabajos de purificación espiritual». A los hombres les ordenaba pasar la noche durmiendo en una habitación, mientras que la purificación de las mujeres consistía de tocarlas y practicar actos sexuales.
De acuerdo con lo declarado por los testigos, esos trabajos que denominaba «limpieza» respondían a un «mandato divino». Frecuentemente el líder decía a sus seguidores que el arcángel San Miguel se introducía dentro de su cuerpo para transmitir sus enseñanzas, recitaba en una lengua que decía que era arameo, y durante el acto sexual, las feligresas conseguirían purificarse.
Según se detalla el diario La voz de Galicia, el lugar donde el líder se retiraba a descansar estaba comunicado con las habitaciones de las mujeres que vivían consagradas, conocidas como «miguelianas».
El Obispado, que no ha denunciado los hechos, se limitó ayer a decir que lo ha apartado de esta asociación pública de fieles tras recibir acusaciones graves en torno a su conducta moral, consigna Perfil.
Según la investigación realizada, Miguel Rosendo imponía un estricto régimen de visitas a los familiares de los miembros de la asociación. Según los casos relatados durante las indagaciones, las comunicaciones telefónicas estaban restringidas en algunos casos a una llamada de 20 minutos cada cuatro meses.
Otros afectados reconocieron que solo podían llamar una vez al mes. Siempre las comunicaciones eran controladas por otros miembros de la comunidad. Durante las conversaciones, solía estar presente una persona ajena al núcleo familiar, de manera que nunca había una entera privacidad.
Las visitas personales también estaban muy limitadas y siempre eran en presencia de una tercera persona. Las informaciones obtenidas por el detective señalan que cada cuatro meses se tenía derecho a una comunicación directa por espacio de una hora y a través de un locutorio. A otros familiares solo se les permitían visitas una vez cada seis meses. Normalmente eran encuentros concertados previamente tras realizar una solicitud de locutorio a la asociación. La fecha y la hora las elegía la orden según su conveniencia.
La finalidad de que estuviera presente un segundo miembro de la orden durante estas entrevistas entre religiosos con sus familiares era «que no hablase de la familia, controlar la visita y que no se dijera nada que perjudicase el control de Miguel Rosendo sobre el visitado y, de ocurrir, conocer los comentarios entre visitado y familiares».
«Para que nosotros no pudiéramos hablar libremente de la persona visitada, que no persuadiésemos a nuestro familiar visitante de que el grupo no era bueno, para controlar lo que allí pasaba», son otros testimonios aportados a la investigación.
A lo largo de las consultas realizadas, son numerosos y coincidentes los testimonios directos de familiares que relatan la presencia, durante las visitas personales en el locutorio, de un miembro de la organización, como también lo ratificaron algunos de los propios religiosos.
Después de perder la confianza del Obispado de la diócesis de Tui-Vigo, Miguel Rosendo se marchó con algunos de sus seguidores a la sierra madrileña, donde las comunicaciones interfamiliares están sujetas a las mismas restricciones temporales y de control por terceras personas.
Bajo el nombre de Fundación San Miguel de las Almas Serviam, prestan servicios en diversas localidades.
Ahora, el Juzgado de Instrucción número 1 de Tui ha asumido el caso para dirimir si hubiera responsabilidades de tipo penal en la actuación del líder de la asociación Orden y Mandato San Miguel Arcángel.

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