Factores como la normalización de entornos violentos como los que se viven en México por los altos índices de homicidios y feminicidios, la proliferación del narcotráfico, grupos del crimen organizado y el incremento de la violencia familiar favorecen a que niños y adolescentes normalicen las conductas violentas en su vida diaria, repitan patrones e, incluso, cometan delitos de esa índole.
- El abuso sexual perpetrado por un adolescente en el salón de fiestas infantiles “Kiddos”, en Nuevo León, ocurrido los primeros días del año; y el homicidio de Samuel “N” de 11 años de edad, quien perdió la vida a a tiros el pasado 15 de enero en una tienda de El Tejocote, municipio de La Perla, Veracruz, luego de ser ejecutado por otro menor que previamente fue vencido en un juego de maquinitas por la víctima; no son hechos aislado y ponen sobre la mesa temas como el acceso a armas de fuego y la normalización de la violencia.
Sin embargo, el Censo Nacional de Impartición de Justicia Estatal 2022, ya refleja un aumento en delitos como robos, violaciones, abuso sexual, ilícitos relacionados con armas y homicidios perpetrados por adolescentes.
- Especialistas como el doctor en Neurociencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Eduardo Calixto González, sostienen que durante las últimas dos décadas la violencia se ha normalizado a pasos agigantados, y que quienes aprenden estas conductas entre los nueve y 12 años de edad, muy probablemente, en su vida adulta serán generadores de violencia.
- Desde 2018, los casos de violencia familiar registrados en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) se mantienen con una tendencia alza. En 2022 se registró un incremento del 6% en este delito a nivel nacional con respecto al año anterior, y del 33.35% desde 2018. Datos de la UNICEF señalan que a nivel mundial el 40% de niñas, niños o adolescentes justifica que las personas que les cuidan, usen la violencia.
Al respecto, la especialista en Psicología, Julia Portuguez, explicó a Publimetro que los estilos de crianza de padres autoritarios o violentos; el narcotráfico, la exposición a la violencia real o de ficción en medios de comunicación son factores que, posteriormente, generan adultos violentos.
A nivel psicológico padres violentos generan adultos con rasgos psicopáticos. Las psicopatías son rasgos muy complejos y quienes las padecen son personas poco adaptables. Encontramos personalidades como el “Mochaorejas”, la ”Mataviejitas”, todos los asesinos seriales.— Julia Portuguez.
Imágenes como la fiesta del hijo del futbolista profesional, Julio César Domínguez, donde menores de edad portan gorras alusivas a grupos criminales y armas de juguete, dan cuenta de la normalización de estas conductas y la poca sensibilidad de distintos actores de la sociedad ante la violencia que se vive en el país.
En la última década la violencia se ha vuelto parte de la narrativa diaria de los mexicanos. Desde 2010 en México se cometen más de 20 mil homicidios dolosos anuales y se pronostica que al término del sexenio de Andrés Manuel López Obrador se superen los 156 mil 66 que se cometieron durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), la cifra más alta en un sexenio.
Narcocultura y la violencia se normaliza
La fiesta infantil que organizó un jugador del equipo de fútbol profesional con temática de narco provocó que organizaciones civiles se volcaran en hacer un llamado para frenar este tipo de situaciones que, advierten, tienen repercusiones graves en los menores de edad en México, no solamente en el aspecto social, sino también en como observan su entorno y la normalización de la violencia a causa de grupos armados.
- La directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Tania Ramírez Hernández, aseguró que es necesario abordar este problema en dos sentidos diferentes, primero las afectaciones que tendrá la niñez respecto a la violencia armada que se vive en México desde hace varios años y por otro, la ‘naturalización’ o normalización de estas violencias.
“Hay un efecto inmediato en cuestiones de sensibilidades y el espacio simbólico-social en una etapa de desarrollo como es la niñez; es terrible que en determinados contextos se tienda a trivializar o normalizar esta violencia armada, por ejemplo, como sucedió con el jugador del equipo del Cruz Azul que hizo esta fiesta desde el desconocimiento; pues es muy grave que se juegue con la narcocultura que también le está costando vidas a los menores de edad”, aseveró la directiva.
- Ramírez Hernández detalló que existen diversas dinámicas de la sociedad que han tratado de normalizar la violencia, lo que consideró es grave, como por ejemplo los videojuegos de guerra que suman a la narcocultura en el país y que también tiene un efecto negativo, debido a que son mensajes que se brindan a un sector de la población que es vulnerable y propenso a seguir o imitar conductas.
También puso como ejemplo los juguetes bélicos que se regalan en fechas como los Reyes Magos, “tenemos tan normalizado que hay soldados de juguete, pues desde ahí se está enseñando al uso de armas, mientras que en fiestas infantiles se denota falta de sensibilidad y una vulneración para lo demás niños, por ello desde Redim debemos tener cuidado con estos contenidos y fotografías”.
Sobre este tema, Juan Martín Pérez, Coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, preciso que la “narco cultura” es una expresión que, a lo largo de la última década, se ha traducido en series y narco corridos no solo en México, también en América Latina, pero que ha impactado principalmente en cómo observan el mundo los menores de edad.
“En el caso del México, el Estado mexicano no ha logrado comunicar los impactos negativos de los grupos criminales y de la narco cultura. Para los niños esto tiene grandes afectaciones, porque con una fiesta infantil con temática criminal, les enseñamos desde el espacio familiar y comunitario que esto es normal, que es un juego, que es divertido, que se tiene que reproducir”
- Juan Martín Pérez, agregó, que la narco cultura que se promueve en la República mexicana es transversal a distintos segmentos económicos. “Segmentos muy pobres, incluso en las comunidades donde viven controlados por grupos criminales, donde puede no haber más opciones, sino la de tomar las armas para sobrevivir en este entorno”.
- En contraste, dijo, se encuentra el otro extremo esta el sector económico alto, con el jugador profesional “Cata” Domínguez, que realiza apología del delito, por lo que tiene responsabilidad legal que podría ser investigada por las autoridades competentes.
“El jugador de futbol es además un referente de salud y deporte para la sociedad mexicana, en especial para la niñez y la juventud, estos son valores contrarios a los grupos criminales, que no pueden usarse para temáticas infantiles”.
El impacto del crimen organizado en las juventudes mexicanas
A grandes rasgos, la narcocultura conjunta diversos elementos como vestimentas ostentosas, uso de armas de alto calibre y de violencia excesiva, así como un lenguaje agresivo y machista y una vida con dinero y lujos, entre otras.
Tal como explica la profesora e investigadora de Ciencias Sociales Graciela Baca Zapata, los personajes caracterizados de esta forma suelen aparecer en narraciones donde se ensalza su ascenso al poder dentro de grupos delictivos. También hay discursos televisivos o mediáticos donde, por el contrario, se muestra su lado “más humano”. No obstante, esta otra vía sigue reforzando la idea de que son personas dignas de admiración y respeto.
- Estas imágenes se reproducen una y otra vez en corridos, series televisivas y hasta en la llamada “narcoliteratura”. Como consecuencia de la difusión de este tipo de representaciones, cada vez son más los niños y jóvenes que aspiran a formar parte de grupos delictivos. De acuerdo con Graciela Baca, estas aspiraciones se relacionan con la idea de que el crimen organizado es un medio fácil para adquirir bienes materiales, pero también reconocimiento.
Aquí, la idea de reconocimiento va inevitablemente ligada con la violencia y la capacidad de ésta de mantener sometidos a grupos rivales, pero también a las autoridades y a la sociedad en general. Por otro lado, este poder también atraviesa los cuerpos femeninos.
Son muchas las narrativas en las que líderes delictivos aparecen rodeados de mujeres hipersexualizadas. También sobran las representaciones en las que estas mujeres ejercen roles de subordinación respecto a los varones e incluso son violentadas por ellos.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2006 (el año en el que el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa declaró la guerra contra el narcotráfico), la cantidad de homicidios dolosos fue de 11 mil 806. Para 2022, la cifra registrada hasta el mes de noviembre fue de 24 mil 100 muertes violentas.
- Este aumento en la violencia se ve reflejado también en gráficas del Inegi. Pero dicha violencia no se vive de la misma forma entre hombres y mujeres. Para las mujeres, la instalación de grupos delictivos en diferentes partes de la República lleva implícito el riesgo latente de ser víctimas de violencia sexual, así como de ser captada y utilizada en redes de trata y comercio sexual.
- Por otra parte, cuando las mujeres se integran a estos grupos criminales, suelen desempeñar roles de transportadoras de mercancía. Esto aumenta las probabilidades de que sean detenidas y privadas de su libertad.
A estas violencias se agregan otras consecuencias como el desplazamiento forzado o la posibilidad de tener que asumir el rol de madres autónomas tras la desaparición o muerte de sus parejas hombres a manos del crimen organizado. En el territorio nacional hay grupos de mujeres buscadoras que intentan localizar a sus familiares precisamente por este tipo de actos.
Pese a ello, en México, la normalización de la violencia sigue ganando terreno. Esto no cederá a menos que las representaciones erradas del crimen organizado dejen de reproducirse. Pero, como muestran los ejemplos citados arriba, parece que esto aún está lejos de suceder.
Delitos cometidos por adolescentes que aumentaron
- Homicidios, pasaron de 245 a 264 entre 2021 y 2022
- Robo (todas las modalidades) subió 34.67%
- Los perpetrados con armas, explosivos y otros materiales destructivos se incrementaron de 195 a 287.
- En materia de armas y objetos prohibidos tuvieron un alza de 15.38%.
- Las violaciones subieron 70. 90%.
- El abuso sexual creció 98.18%
- Delitos federales contra la salud relacionados con narcóticos aumentaron 41.60%./Agencias-PUNTOporPUNTO