ALEJANDRO FIGUEROA
“¿López Obrador? Mira, ni me lo menciones. Ese señor hace seis años me traicionó cuando yo gané Iztapalapa. El señor no respetó el acuerdo. Mandó a quemar mi casa, secuestró a dos de mis hermanas, me mandó a golpear y, a la vez, traicionó a la gente de Iztapalapa.”
El reportero de Puntoporpunto espera en la mesa cuando el entrevistado llega puntual a la cita en el restaurante Vips de calzada de Tlalpan, en la ciudad de México. Antes de ocupar su asiento, se coloca en la frente el símbolo que le da identidad: una banda tricolor con el nombre “JUANITO”.
Es la reaparición de Juanito, quien busca retomar su carrera política y ser, como hace seis años, candidato a jefe delegacional de Iztapalapa, pero esta vez, del Partido Humanista.
Antes de llegar al Partido Humanista, Juanito tuvo acercamientos con el PRI, con el PAN y con el PT.
En 2009 Juanito, fue lanzado al ruedo como candidato del PT para jefe delegacional en Iztapalapa por López Obrador, quien haría campaña con él para asegurar la elección en esa demarcación con la consigna de abandonar de inmediato el cargo para que lo tomara la perredista Clara Brugada.
Partido Humanista, la nueva opción
Rafael Ponfilio Acosta Ángeles, mejor conocido como Juanito, se refiere a sí mismo, más que como un político, como un activista. Su personalidad sencilla, abierta e, incluso un tanto ingenua, denota que no cabe en él la aparente magnificencia que porta el estereotipo del político trajeado.
Juanito, más que un político, afirma ser un luchador social en favor de “quien lo necesite” y se enorgullece de ostentar títulos como embajador internacional de apoyo a la comunidad lésbico-gay y de portadores de VIH. “Apoyo a todos mis hermanos, los amo y los quiero. Voy con ellos a los lugares gay, donde me invitan a darme reconocimientos.”
El 2015 es año de comicios en el Distrito Federal y Juanito reaparece en la escena para intentar competir por la jefatura delegacional de Iztapalapa. Esta vez a través el recién creado Partido Humanista.
“Cuando yo me enteré por medio de las redes sociales que abrieron las candidaturas para todos los ciudadanos, yo me presenté y dije: bueno, vamos a ver el Partido Humanista… Me gustaron sus ideas y afortunadamente sí metí mis documentos y me aceptaron”
Juanito comenta que hubo invitaciones de otros partidos y que, incluso, tuvo contacto con el presidente del PRI del DF para ser candidato de ese partido, pero rechazó todas las ofertas por considerar que los viejos partidos “ya están quemados”.
Para él, el Partido Humanista representaba novedad, compromiso, cercanía y apoyo. Todo iba bien hasta que otro aspirante a la candidatura, al que acusa de estar ahí “por dedazo”, llegó a eclipsarlo: “Se llama David Contreras, es a quien quiere imponer por dedazo el Partido Humanista del Distrito Federal.”
Al ver su candidatura en riesgo causado por el relego de su nuevo partido, Juanito recurrió al Tribunal Electoral del Distrito Federal con la esperanza de que se reponga el procedimiento y él sea nombrado candidato.
También desea que se lleven a cabo encuestas para definir al candidato o que se aplique un procedimiento que no deje dudas “que me ganen, aunque sea en un volado para saber por qué perdí”.
Se siente confiado de que obtendrá la candidatura, pues, dice, sus números personales no le mienten.
Juanito ve en el PRD y en Morena a sus únicos adversarios, que según él, se han debilitado por sus malas administraciones al frente de la Delegación Iztapalapa y no representan una gran amenaza.
“Clara Brugada ya tuvo la oportunidad de gobernar Iztapalapa y en lugar de gobernar, desgobernó. La gente quedó totalmente mal, no la aceptan. La señora se dedicó a pasearse en burro, a gastarse el presupuesto.»
Y Jesús Valencia, el último delegado, lo vimos de borracho, mariguano, vicioso, manejando camionetas de millón y medio. El señor chocó, dañó el pavimento, hubo daños a la nación y ¿qué hicieron? Después de robarse el presupuesto de Iztapalapa, el PRD lo premia con una diputación federal.”
Juanito de carne y hueso
Juanito se ve a sí mismo como un líder con muchos seguidores tanto en Iztapalapa como el resto de México. “Con el favor de Dios, me sigue mucha gente”, afirma.
Rafael Acosta tiene un antecedente humilde. Nació en la colonia Juan Escutia de la Delegación Iztapalapa. Relata que a la edad de seis años tuvo que vender chicles en las calles; a los 12, se empleó como cargador en el mercado de la Merced y fue a los 16 años cuando incursionó en el activismo social.
Su historial académico termina en el nivel medio superior, aunque asegura que toma clases de Ciencia Política los sábados y que ha tomado varios cursos, sin especificar de qué tipo.
“No he terminado mi carrera de Ciencias Políticas, pero hay políticos de cuello blanco que estudiaron en Las Vegas, en Nueva York, que tienen posgrados, pero que nada más vienen a asaltar al país”.
Ahí tenemos el ejemplo de Marcelo Ebrard, una persona superpreparada, pero preparada para robar. Ahí está lo de la línea dorada, para su familia, una obra que puso en peligro a los habitantes de Iztapalapa y gente de otras delegaciones y que se gastaron millones y millones de pesos en esa obra que no sirve para nada.
Juanito es un personaje multifacético. Ha contrastado lo solemne del ámbito político con lo alegre y frívolo del mundo del espectáculo y la farándula. “Juanito hace de todo. Si me invitan a participar en un comercial, en una película, en una obra, ¿por qué no las acepto para poder apoyar a la gente?”
Ha participado en diversos comerciales. En cine tuvo una aparición en la cinta El Crimen del Cácaro Gumaro(2014).
En televisión concursó en la versión mexicana del programa de realidad La Isla. En teatro actuó en la obra Juanito No te Rajes y hasta en la tradicional representación del Vía Crucis de Iztapalapa.
Sin embargo, “por ahorita, por la precampaña que terminó y que viene la campaña, no puedo aceptar contratos porque hay un acuerdo con el INE que tenemos que seguir trabajando en la campaña, si Dios lo permite.”
El reportero cuestiona a Juanito sobre el acontecer político actual y el evidente hartazgo de la sociedad mexicana hacia sus funcionarios públicos: ¿La gente debe ir a votar? ¿Tiene por qué hacerlo este 2015?
“Yo le pido a toda la gente que vaya a votar y que ellos decidan por quién votar, pero que no los compren con una despensa, que por 300 pesos vayan a votar por un candidato que al rato les va a robar millones de pesos”.
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