AGENCIAS
Un grupo de mexicanos realiza una manifestación por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, previo al partido Holanda vs México.
Los mexicanos residentes en Holanda portarán hoy pañuelos negros en el partido amistoso de fútbol entre la selección nacional y la «naranja», en solidaridad con los 43 estudiantes de Ayotzinapa que desaparecieron en septiembre en el estado de Guerrero.
«Participaré con esta iniciativa simplemente por solidaridad, porque ahora mismo no puedo hacer nada más», contó a Efe Óscar Pina, un mexicano que reside desde hace seis años en Rotterdam.
El llamado es a ondear los pañuelos negros en el momento en el que se entone el himno mexicano durante el encuentro en Ámsterdam.
El objetivo es «mostrar el apoyo y solidaridad con lo que está pasando en México y como va a ser un partido que mucha gente lo va a estar viendo, es una forma de que le llegue a más gente», dijo el joven de 32 años, originario de la noroccidental ciudad de Tijuana.
La convocatoria a la manifestación en Holanda fue difundida a través de redes sociales y la prensa holandesa.
«Yo me enteré a través de la prensa, por una entrevista que dio una muchacha precisamente pidiendo el apoyo de la comunidad holandesa y de la gente que vive por acá», comentó.
La campaña también pide a los holandeses asistentes llevar pañuelos blancos, aunque es una iniciativa polémica para la afición de la «naranja mecánica» por el significado que tiene utilizar este color durante un partido, indicó Pina.
«Con los holandeses que yo he estado platicando me dicen que no saben si lo van a hacer porque para ellos el pañuelo blanco significa que quieren despedir al técnico», explicó.
La desaparición de los 43 jóvenes ha generado numerosas manifestaciones en el país, la mayoría de ellas pacíficas, aunque también se han registrado actos violentos sobre todo en Guerrero, como la quema de edificios oficiales y sedes de partidos políticos.
Según la investigación oficial, los 43 estudiantes de magisterio de Ayotzinapa fueron detenidos por policías el 26 de septiembre en Iguala y entregados al cártel Guerreros Unidos en una noche en la que seis personas murieron en ataques a tiros ordenados por el entonces alcalde, José Luis Abarca, detenido la semana pasada.
De acuerdo con el testimonio de tres miembros del grupo criminal, los jóvenes fueron asesinados e incinerados por órdenes del líder de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias, quien creyó que eran miembros del grupo rival Los Rojos.
Sin embargo, los 43 estudiantes permanecen bajo el estatus legal de desaparecidos hasta que las pruebas genéticas a los restos humanos hallados en el municipio de Cocula, vecino a Iguala, confirmen si son los jóvenes de Ayotzinapa.
Los familiares de los 43 estudiantes sostienen que mientras no haya pruebas, seguirán exigiendo la búsqueda de sus hijos vivos, y acusan al Gobierno de torturarlos de «manera descarada».