RITA MAGAÑA TORRES
Hoy existen condiciones para que los gobiernos de las naciones iberoamericanas integren un fondo educativo que permita profundizar los programas de movilidad de alumnos y profesores en la región, propuso el rector de la UNAM, José Narro Robles.
Al ofrecer la conferencia inaugural “Educación superior, globalidad y formación de nuevas generaciones”, en el marco del Foro Internacional “Educación Superior y el Desarrollo Iberoamericano”, detalló que cada país de la región contribuiría con 2 dólares por cada uno que aporte Universia.
Lo anterior implicaría reunir, en cuatro años, 760 millones de dólares, que sumados a los 380 que aportará la agrupación de origen bancario referida, representarían mil 140 millones de dólares.
Cada nación, precisó, podría poner una cantidad de acuerdo al tamaño de su economía, de su población o de algún otro parámetro que no implique un detrimento en su economía.
Con ello se movilizarían semestralmente unos 40 mil alumnos y profesores. Además, se debe analizar la posibilidad de que otros grupos empresariales y financieros hagan un aporte que, sumado, alcanzara por lo menos el esfuerzo realizado por Universia, añadió.
Ante representantes de instituciones de educación superior reunidos en este foro sostuvo que mejor instrucción, mayor cobertura en ese nivel, más investigación y desarrollo de tecnología propia deben constituir las bases del bloque iberoamericano.
En su intervención también refirió la necesidad de que desde las universidades se aliente el fortalecimiento democrático, el progreso y la lucha contra la injusticia y la exclusión.
Para ello, requerimos de la energía derivada del saber. Necesitamos de la ciencia y la tecnología, pero también de las humanidades, las ciencias sociales, las artes y la cultura, subrayó.
Narro Robles estableció que uno de los desafíos de la educación superior en el mundo y en América Latina es la instrucción de los jóvenes.
“Debemos modelar personas con el alto nivel que las nuevas circunstancias demandan; individuos preparados, comprometidos socialmente con el desarrollo de su país y de la humanidad, educados en los valores laicos y con una formación ciudadana completa”, dijo.
Las universidades no capacitamos empleados, formamos seres humanos altamente preparados, con valores, que puedan pensar y analizar y, por lo tanto, que sean críticos, asentó.
Otro reto, abundó, es la ampliación de la cobertura en educación superior.
El bajo nivel en este segmento es un obstáculo para que una nación participe en la sociedad del conocimiento; se trata de una tarea no sólo de las universidades, aunque debemos contribuir a su solución, puntualizó.
Un desafío más es la cooperación entre instituciones.
“La internacionalización es un hecho irreversible que debemos aprovechar para incrementar sustancialmente la oferta educativa y su calidad, para generar un mayor sentido de responsabilidad colectiva, al igual que para conseguir una mayor convergencia en el entendimiento humano”, dijo.