Las pérdidas económicas por el grado de violencia en el país multiplican por 30 el gasto de gobierno en seguridad ciudadana y procuración de justicia. Mientras a este último rubro se destina 0.7 por ciento del producto interno bruto (PIB), los efectos de la inseguridad acaparan 21.3 por ciento, poco más de una quinta parte de toda la actividad económica de 2019, reporta el Instituto para la Economía y la Paz (IEP).
- Detalla que en los pasados cinco años paliar este problema y sus efectos ha costado 20 billones 249 mil 300 millones de pesos, ocho de cada 10 de lo que vale actualmente la actividad económica en México. Sin embargo, mientras el impacto económico de la violencia incrementó 39.9 por ciento entre 2015 y 2019, la tasa nacional de homicidios lo hizo en 85.9, prácticamente al doble.
- El IEP, con sede en Australia y vinculado con organismos como el Instituto Aspen, señala que en esos cinco años los delitos violentos aumentaron 40 por ciento, particularmente los casos de agresión sexual contra mujeres, que se incrementaron 60 por ciento.
Asimismo, los delitos en que se emplean armas de fuego se duplicaron en dicho lapso y el narcomenudeo aumentó 75 por ciento.
- Sólo en 2019 sumó 4 billones 573 mil 100 millones, ocho veces más que el gasto público en salud y seis por arriba del de educación. Por habitante, la problemática se tasó en 36 mil 129 pesos, prácticamente lo mismo que cinco salarios mensuales promedio en el país, detalla el Índice de Paz México.
- Las estimaciones agrupan los efectos económicos de los homicidios, el crimen violento, el organizado, el miedo, la seguridad privada, el costo en armamento, el gasto militar, en seguridad ciudadana y en los sistemas de justicia.
Nada de buenos resultados
No hay buenos resultados, sigue incrementando la violencia, resumió Carlos Juárez, director del IEP en México, durante la presentación del informe. El Índice de Paz del país se deterioró 4.3 por ciento respecto al año pasado, y lo resintieron 23 entidades. Yucatán, Tlaxcala, Chiapas, Campeche y Nayarit son identificadas como las más pacíficas, mientras en el extremo se enfilan Baja California, Colima, Quintana Roo, Chihuahua y Guanajuato.
- Ello se debe en gran parte al incremento de 24.3 por ciento en la tasa de delincuencia organizada, detalló el investigador. También en 2019 el impacto económico de los delitos asociados con el crimen organizado, como la extorsión y el secuestro, incrementó 20.7 por ciento, mientras el resultado del robo y el miedo a la violencia disminuyeron en 3.1 y 0.7, respectivamente.
- El estudio evidencia que el crimen organizado no cede pese a que de 2007 a la fecha ha incrementado en 84 por ciento el gasto del Estado para contenerlo (los mayores aumentos en 2009, 2011 y 2014). Actualmente hay 18 conflictos activos entre cárteles, mientras en 2006, antes de que el gobierno de Felipe Calderón tomara la ofensiva, se resumían a tres.
Además de la dispersión de conflictos, que han llegado a vincular a 42 organizaciones criminales, se estima que 175 mil personas han muerto durante los 13 años de la guerra contra las drogas.
- La crisis en México se llama crisis de homicidios, recalcó el investigador, dado que es la principal causa de muerte entre los 15 y 44 años de edad y la cuarta más común en niños de 5 a 14 años. El año pasado asesinaron a 35 mil personas; de ellas, se estima que 65 de cada 100 son narcoejecuciones.
Carlos Juárez explicó que si bien el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene una visión más amplia en materia de violencia, no se están destinando suficientes recursos y las secretarías de Estado trabajan de manera desarticulada.
Se necesita poner los presupuestos donde están los discursos (…) hace falta invertir en las instituciones de impartición de justicia, las tasas de 97 por ciento en impunidad son escandalosas, agregó.
En los últimos dos años, a medida que ha aumentado el gasto militar –12.8 por ciento–, se ha recortado en 8.6 y 14, respectivamente, el dinero al sistema de justicia y a seguridad.
Homicidios, la crisis de México
- Carlos Juárez destacó que el indicador que más agrava los índices de paz en México es el homicidio.
- “La crisis en México se llama crisis de homicidio”, recalcó el investigador. Dijo que en el contexto actual, con la pandemia de Covid-19 azotando la economía de diversos países, en el país se tiene que seguir trabajando a largo plazo en la seguridad.
Agregó que en este contexto, la presencia del crimen organizado y su constante avance responde también a las prácticas de la rama empresarial, que en las últimas semanas ha exhortado por apoyos financieros en orden de no generar desempleo.
“Si las poblaciones no tuvieran carencias tan grandes, si no estuvieran en tanta vulnerabilidad no recibirían estas despensas”, dijo a propósito de los apoyos alimenticios que grupos criminales han repartido en el país a gente ya en situación vulnerable y aquella que se quedó sin empleo en el margen de esta crisis.
- IEP está vinculada con organismos como el Instituto Aspen, y su sede se encuentra en Australia, y cuenta con oficinas en México y Nueva York, y anualmente elabora sus estudios de paz, y en ese contexto en el caso de México señala que de 2015 a 2019 los delitos violentos aumentaron 40 por ciento particularmente los casos de agresión sexual contra mujeres se incrementaron 60 por ciento.
Asimismo, refiere que los delitos en que se emplean armas de fuego se duplicaron en el mismo lapso y el narcomenudeo aumentó 75 por ciento.
Estancamiento económico, consecuencia de la inseguridad
La inseguridad en el país se mantiene al alza durante el primer trimestre de este año, y las inversiones para diferentes sectores han disminuido al grado del estancamiento, por lo que se estima que podría haber repercusiones económicas incluso por encima del 20% del Producto Interno Bruto (PIB).
- En este sentido, la inseguridad también impacta la vida económica del país, sobre todo de las micro, pequeñas y medianas empresas, cuyas actividades generan empleos en diferentes sectores y, si éstas se ven vulneradas, sufrirán no sólo las compañías sino las propias marcas, que verán como sus consumidores cambian sus hábitos de consumo por productos y servicios distintos o más básicos.
Por ejemplo, Coca-Cola tuvo que retirar parte de sus operaciones en el Estado de Guerrero en marzo de 2018 ante el constante hostigamiento de grupos delincuenciales. En esa ocasión, fue la segunda vez que cerró su centro de distribución en ese Estado. La primera vez fue tres años antes, en el 2015. ¿Otras marcas refresqueras habrán capitalizado esta lamentable situación? Seguramente sí. El hecho es que la seguridad no sólo afecta a las personas o a los activos de las empresas, como usualmente se suele pensar, sino que las marcas y la percepción de las mismas se ven mermadas directamente por esto y hay que tomarlo en cuenta cuando se decide abrir o permanecer en un mercado secuestrado por el crimen organizado.
Otro ejemplo, Grupo Lala, en una situación similar, cerró su centro de distribución en Ciudad Mante, Tamaulipas a principios de mayo de 2018. Grupo Lala controla el 50% del mercado de leche en México y esta lamentable decisión afectó tanto a su marca / empresa como a sus consumidores, transfiriendo el negocio a productores locales que antes no representaban una competencia real en el sector.
- No podemos hablar sólo de ejemplos aislados. Hay una generalidad de descomposición social y de crisis de seguridad en el país. Gustavo de Hoyos, Presidente Nacional de la COPARMEX afirmó el año pasado que 67% de sus socios fueron víctimas de algún delito, lo que implica un decrecimiento de 23.3 puntos respecto a los resultados registrados en el 2018. La situación parece empeorar, sin pretender ser fatalistas, y es necesario anticiparse de manera inteligente y costo-efectiva a las condiciones de inseguridad que vive el país para reducir el inevitable impacto hacia nuestras empresas y marcas.
Contar con una empresa profesional de seguridad privada que sea una verdadera aliada en el negocio es indispensable para disminuir estos lamentables sucesos, porque si bien es cierto que la vida humana no tiene precio, re impulsar una marca prestigiada en el mercado es una labor que se antoja titánica y los recursos no son siempre ilimitados. De ahí la importancia de contar con una cultura de la prevención a la altura de los requerimientos de cada empresa porque en el campo de la seguridad, siempre será mejor prevenir que atacar las consecuencias./Agencias-PUNTOporPUNTO