Investigación NYT exhibe ‘laboratorios de FENTANILO’ en México; cárteles experimenta con Personas y Animales

En abril de 2023, el Departamento de Justicia de Estados Unidos dio a conocer una acusación, alojada en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, en contra de 23 miembros del Cártel de Sinaloa presuntamente ligados a la producción y tráfico de fentanilo.

  • En pleno centro de Culiacán, en una calle bulliciosa llena de peatones, automóviles y puestos de comida, una cocina de fentanilo procesa unas 200 mil dosis.
  • Fue hasta un cuarto intento que periodistas de The New York Times lograron entrar y observar el proceso.
  • El cocinero principal es un joven de 26 años que trabaja desde los 16 para el Cártel y que, aunque estudió para dentista, nunca ha ejercido.

Como cocinero ha ganado millones de dólares, se ha comprado coches deportivos, casas, ranchos y hasta un helicóptero y un pequeño avión para su equipo.

Confirma que en las semanas recientes han tenido que mover sus laboratorios con más frecuencia por las redadas militares y por los ataques rivales, pero duda que el negocio se termine con la llegada de Donald Trump.

  • «El narcotráfico es la principal economía aquí», dice. Y culpa a los estadounidenses de la epidemia de sobredosis.
  • «Ellos deciden consumir», señala. Los cocineros advierten a las periodistas que estén preparadas por si aparecen las fuerzas del orden en cualquier momento.

«Nos reventaron uno en la mañana», dijo. Y así ocurrió.

Uno de sus socios le reporta que una patrulla del Ejército estaba muy cerca. «Nos tenemos que ir», dice mientras apaga la estufa y corre a la salida.

Después de que el Presidente electo de EU, Donald Trump, amenazó con imponer aranceles si no detenía el cruce de drogas, las fuerzas de seguridad de México anunciaron este mes su mayor incautación de fentanilo en la historia: 20 millones de dosis de la droga.

Así produce fentanilo el Cártel de Sinaloa

Acabábamos de ingresar al laboratorio de fentanilo cuando el cocinero vertió un polvo blanco en una olla llena de líquido. Empezó a mezclarlo con una batidora de inmersión y de la olla surgieron vapores que inundaron la diminuta cocina.

  • Vestíamos trajes de protección tipo hazmat y máscaras de gas, pero el cocinero sólo llevaba un cubrebocas quirúrgico. Él y su ayudante habían llegado hasta aquí con prisa para atender un pedido de 10 kilogramos de fentanilo.
  • Si bien a nosotras una sola inhalación de los químicos tóxicos podía matarnos, nos explicaron, ellos ya tenían tolerancia a la droga letal. Sin embargo, el cocinero se dio vuelta.

«Ahora sí me pegó», dijo, con aspecto aturdido. «Necesito salir a que me dé el aire tantito». El joven salió del lugar rápidamente.

En septiembre se desató una guerra al interior del Cártel de Sinaloa en México. En los meses subsiguientes, los enfrentamientos entre las facciones rivales han aterrorizado al estado, lo que ha dejado a cientos de muertos y causado daños por miles de millones de dólares, según afirman líderes empresariales.

  • El Gobierno mexicano ha respondido enviando a un contingente de militares y realizando una serie de detenciones.
  • Los grupos delictivos han tenido que ajustarse a las nuevas condiciones en el terreno. Temiendo redadas de las fuerzas del orden o ataques de sus rivales.

Y aún así, incluso en medio de la guerra total y una intensa presión gubernamental, los cárteles de México están experimentando un boyante negocio con el fentanilo.

Nosotras -dos periodistas de The New York Times y una fotógrafa- llevábamos meses intentando acceder a un laboratorio de fentanilo operado por el Cártel de Sinaloa, el cual según el Gobierno estadounidense es responsable en gran parte del producto que inunda Estados Unidos. Pero cada vez que estábamos cerca de lograrlo, algún estallido inesperado de violencia desbarataba nuestros planes.

  • Cuando llegamos a Culiacán, la ciudad capital, en septiembre, una furgoneta apareció junto a una avenida con al menos cinco cadáveres dentro. Nadie en el lugar sabía a qué facción del Cártel habían pertenecido los hombres ni quién los había matado.
  • Esa noche, escuchamos disparos justo afuera de nuestro hotel; el descubrimiento de los cadáveres al parecer había desatado enfrentamientos entre grupos rivales. La situación era demasiado insegura como para poder ir al laboratorio.
  • El segundo intento se frustró por los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los pistoleros de los cárteles; el tercero, por una incursión de un grupo que dejó varias casas incendiadas.

Vimos una demostración de cómo se fabricaba fentanilo en una casa de seguridad del Cártel, pero no pudimos entrar en el lugar donde los cocineros producían lotes más grandes. Luego, en el cuarto intento, finalmente logramos entrar.

El laboratorio estaba oculto en una casa en pleno centro de la ciudad de Culiacán, en una calle bulliciosa llena de peatones, automóviles y puestos de comida. No había olores ni humo en el exterior que pudieran alertar a un transeúnte de las grandes cantidades de fentanilo que se estaban cocinando detrás de la puerta.

Todo el interior estaba oscuro, excepto por una habitación al fondo, que se encendió con llamas al rojo vivo apenas llegamos. Dos hombres se apuraron para apagar el fuego que salía de una olla en la estufa, rodeada de un humo que tenía un tinte rojizo.

Después de unos minutos salieron triunfantes y disculpándose: una reacción química había causado una pequeña explosión, explicó el cocinero principal, un joven de 26 años vestido con una camisa azul marino y pantalones.

  • Logramos acceso gracias a uno de nuestros contactos, que conocía un narcotraficante que hacía negocios con los cocineros.
  • El contacto convenció a los hombres de que no revelaríamos sus identidades ni la ubicación del laboratorio.
  • Ellos dijeron que al hablar con periodistas se arriesgaban a represalias mortales, y hablaron bajo la condición de mantener el anonimato.
  • El cocinero principal y su socio nos dieron la mano y su jefe, un hombre de mediana edad que merodeaba cerca, nos permitió ingresar un teléfono y una cámara.
  • Nos advirtieron que estuviéramos preparadas por si aparecían las fuerzas del orden en cualquier momento.

«Nos reventaron uno en la mañana», dijo el jefe. Ese día, más temprano, explicó, el Ejército mexicano había allanado uno de los laboratorios de su equipo, lo que los había obligado a llevar sus materiales a este lugar improvisado.

«Si llegan y nos revientan, ustedes se pueden quedar, nomás se tiran al piso», nos pidió el cocinero principal. «Nosotros nos tenemos que pelar corriendo».

Luego de ponernos mascarillas de gas, trajes de protección y guantes, entramos a la cocina.

En una mesa lateral redonda cerca de la puerta, iluminada por una lámpara fluorescente, había un montón de polvo blanco que, según los hombres, era fentanilo terminado. El montón parecía pesar más de medio kilo, una cantidad probablemente suficiente para más de 200 mil dosis.

  • En la encimera había una variedad de botellas de cerveza Corona a medio tomar y contenedores de metal con químicos. En una bandeja había una pequeña montaña de láminas de cristal que, según nos dijo el cocinero principal, era hidróxido de sodio, ingrediente del fentanilo.
  • Los hombres se inclinaban sobre dos grandes ollas que estaban en quemadores a fuego medio bajo. Dijeron que se encontraban en el primer paso del proceso, activando el principal ingrediente químico que se usa para hacer fentanilo. Sólo había una pequeña ventana y un pequeño extractor de plástico para ventilar.

Por lo general, los cocineros usan máscaras de gas cuando hacen fentanilo, para protegerse de la exposición tóxica a los químicos.

Pero en su prisa por restablecer el proceso luego del operativo militar, sólo habían tenido tiempo de conseguir cubrebocas quirúrgicos o de tela, dijeron. Esa fue la razón por la cual el ayudante del cocinero principal había tenido que salir corriendo de la cocina cuando los humos empezaron a impregnar el aire.

  • Volvió, cigarrillo en mano, y le pasó acetona al cocinero principal, otro ingrediente químico para el fentanilo, el cual estaba en la alacena junto a una botella de salsa picante. En una pared cercana colgaba una impresión de La última cena, de Leonardo da Vinci.
  • El cocinero principal había empezado a trabajar para el Cártel a la edad de 16 años, dijo, cocinando metanfetaminas y luego fentanilo. Mientras aprendía por sí mismo a operar un laboratorio de drogas, permaneció en el colegio y luego estudió medicina oral. El aspirante a dentista nunca llegó a ejercer el oficio.

Desde que el fentanilo despegó en Estados Unidos hace unos años, aseguró, ha ganado millones de dólares operando varios laboratorios. Dos funcionarios de la Embajada de Estados Unidos que monitorean la producción de fentanilo dijeron que estos ingresos concordaban con alguien del nivel del cocinero principal en la organización delictiva.

  • Contó que se había comprado coches deportivos, casas y ranchos. Su equipo, agregó, adquirió un helicóptero y un avión pequeño. Culpó a los estadounidenses de la epidemia de sobredosis, afirmando que eran los consumidores quienes decidían tomar una droga tan letal. Cuando se le preguntó si la presión de Estados Unidos o de su propio Gobierno de México pondría fin al complejo industrial de fentanilo, resopló con escepticismo.

«Esto es lo que nos tiene con dinero», dijo. «El narcotráfico es la principal economía aquí».

Tras ponerse guantes, metió la mano en una cubeta llena de polvo de fentanilo y empezó a masajear tinta azul allí. Dijo que mezclaba el colorante porque este material pronto sería convertido en píldoras y eventualmente puesto a la venta para los consumidores estadounidenses.

Su equipo recibe órdenes de traficantes en México, que luego empaquetan la mercancía y la envían al otro lado de la frontera. Tiene el equipo para estampar cada tableta con el diseño que pida el cliente y nos enseñó una pastilla impresa con una corona al estilo del logotipo de Rolex.

Movió los dedos con pericia por la cubeta, que ahora tenía drogas azul neón, desprendiendo terrones con la consistencia de masa de hojaldre. El cocinero lo comparó con preparar tortillas de harina.

Entonces, su socio apareció en la puerta y le hizo señas, con un ademán de cortar el cuello, para que clausurara la cocina. Integrantes de su equipo habían recibido información de un vigía, que una patrulla del Ejército mexicano estaba muy cerca y tenían que irse.

«Nos tenemos que ir», dijo el cocinero principal, apagando la estufa y dirigiéndose a la salida. «Tenemos que irnos corriendo». Luego de quitarnos el equipo protector y coger nuestros teléfonos, nosotras también salimos corriendo de la casa.

Así son las mezclas de fentanilo con las que experimenta el CDS

En abril de 2023, el Departamento de Justicia de Estados Unidos dio a conocer una acusación, alojada en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, en contra de 23 miembros del Cártel de Sinaloa presuntamente ligados a la producción y tráfico de fentanilo.

  • Como parte de las conductas y actos de violencia atribuidos a la célula de Los Chapitos, las autoridades revelaron una serie de violentos experimentos con fentanilo perpetrados por Néstor Isidro Pérez Salas, alias ‘El Nini’ —actualmente detenido en EEUU— y Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias ‘El 27′ —quien se mantiene prófugo—.

Los documentos judiciales señalan que, si bien Los Chapitos tendrían la capacidad de calcular la pureza de sus drogas, ‘El Nini’ y ‘El 27′ habrían optado por realizar ensayos con seres humanos. Aparentemente, estos sujetos le habrían suministrado fentanilo a personas que estaban atadas y privadas de su libertad sólo para ver sus efectos.

La acusación consultada por Infobae México expone que, en alguna fecha de 2022, al ‘Nini’ y ‘El 27′ se les dio la orden de ejecutar a una mujer, pero en lugar de perpetrar el asesinato de manera inmediata decidieron experimentar con el letal opioide.

“En lugar de dispararle, le inyectaron múltiples dosis de fentanilo con menor potencia hasta que, finalmente, tuvo una sobredosis y murió”, puede leerse en el expediente.

  • Una reciente investigación publicada en The New York Times revela que los experimentos con fentanilo son una práctica constante al interior del Cártel de Sinaloa y son aplicados por igual en personas y en animales.
  • Un hombre identificado como Pedro López narró a las periodistas Natalie Kitroeff y Paulina Villegas que integrantes del cártel acudían con frecuencia a un campamento de personas sin hogar para ofrecer 30 dólares —alrededor de 600 pesos mexicanos— a quien se dejara inyectar una dosis de fentanilo.
  • Debido a las restricciones impuestas a los proveedores de China, el cártel ha comenzado a crear nuevas combinaciones con la intención de incrementar la potencia del opioide, acorde con el reportaje del NYT.

Entre las sustancias con las que mezclan el fentanilo se encuentran anestésicos usados para procedimientos dentales, así como sedantes para animales. La xilacina, un fármaco de uso veterinario que se aplica generalmente en caballos, es uno de los tranquilizantes que los ‘cocineros’ agregan a la mezcla “si el lote es muy débil”.

La xilacina es un sedante no opiáceo hasta 50 veces más potente que la morfina. Debido a que funciona como depresor del sistema nervioso central, el tratamiento de una sobredosis cuando esta sustancia está presente resulta más complicada.

  • La combinación de fentanilo con xilacina es conocida coloquialmente como ‘tranq dope’, aunque también ha recibido el nombre de ‘droga zombie’.

“Tú le inyectas esto a una gallina y si tarda entre un minuto y minuto y medio en morir, eso significa que la dosis resultó bastante buena. Si no muere o le toma mucho tiempo, le añadimos xilacina”, narró un presunto miembro del Cártel de Sinaloa a las periodistas del New York Times.

“Si un conejo sobrevive más de 90 segundos, la droga se considera muy débil como para vendérsela a los consumidores”, señalaron presuntos ‘cocineros’ y fuentes de seguridad citadas por las reporteras.

Sheinbaum rechaza reportaje del NYT

“No es muy creíble”. Así respondió la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a un reportaje del New York Times que muestra la realidad dentro de un laboratorio de fentanilo en México, publicado el pasado 26 de diciembre.

“Sale una nota que es importante señalar en donde presuntamente dos reporteras, entran a un laboratorio de fentanilo. Hoy lo comentábamos en el gabinete de seguridad y también lo vamos a presentar aquí.

  • ¿Cómo es que se hace la producción de fentanilo? Porque no son las fotografías que se muestran ahí”, comentó la presidenta en la conferencia mañanera de 30 de diciembre.
  • Sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum cuestionó reiteradamente la credibilidad de la historia durante la conferencia mañanera de hoy 30 de diciembre del 2024.

La presidenta destacó que cada día se realizan incautaciones y destrucción de laboratorios de metanfetaminas y resaltó la diferencia entre la producción de esta droga y el fentanilo.

“Entonces no es muy creíble. El fentanilo se produce de otras maneras, que ya la Secretaría de Marina o la Cofepris puede informar cuáles son los métodos de producción”, dijo la presidenta.

También se refirió a las fotos que aparecen en el reportaje.

“Pero no es creíble las fotografías que se presentan ahí, incluso por el daño a la salud que se puede causar para las personas que están ‘cocinando’ como se dice, estás drogas”, destacó.

  • Recordó que hubo otro reportaje del New York Times en el que se hablaba de la cooptación de estudiantes de química para la fabricación de drogas muy potentes, que la presidenta también desmintió.
  • Por lo anterior, pidió a los medios de comunicación ser serios con la información, particularmente en “temas tan delicados. No es muy creíble este reportaje por cómo se está prestando y lo vamos a demostrar científicamente”, remató.

La presidenta también dijo que afortunadamente en México no hay un consumo de fentanilo en los mismos niveles que en Estados Unidos e informó que se presentará la nueva campaña en contra del consumo del fentanilo y las drogas en general el próximo 7 de enero.

La presidenta recordó la llamada que tuvo con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en la que abordaron el tema del fentanilo.

  • “Sí es un tema, obviamente, limitar la producción y la entrada de esta droga (a Estados Unidos) pero también es un tema de salud pública y de comunicación. Lo que le dije es que en México hay valores en las familias y nos protegemos; y así hay que seguirlos impulsando y al mismo tiempo la campaña que se hizo”.
  • Destacó que tras la llamada, Trump dijo que también lanzará una campaña de comunicación contra el consumo del fentanilo.
  • Así mismo, enfatizó la importancia de colaborar con Estados Unidos “por razones humanitarias” para evitar la epidemia del consumo de la droga en ese país y “abocarnos a qué no haya esto en México”.

Por último cuestionó cómo es la venta y distribución de la droga en Estados Unidos, si no hay ilegalidad en esa actividad, y quién se beneficia de ello.

“Así como nosotros nos estamos ocupando del tema en nuestro país también tiene que haber por parte de los Estados Unidos”.

NYT defiende reportaje

El diario estadounidense The New York Times rechazó este lunes las declaraciones de la presidenta de nuestro país, Claudia Sheinbaum, quien tachó de “poco creíble” su reportaje sobre la producción de fentanilo en un presunto laboratorio en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, cuna del homónimo cártel del narcotráfico.

“The New York Times tiene absoluta confianza en nuestros reportajes sobre la producción y realización de pruebas con fentanilo en México”, señaló el periódico en sus redes sociales.

En el mensaje, la publicación aclaró que sus periodistas pasaron “meses” investigando la industria del fentanilo, además de que citaron oficialmente a funcionarios y exfuncionarios mexicanos sobre el tema y documentaron la operación de un laboratorio de fentanilo en Sinaloa, en el noroeste del país.

“Respaldamos plenamente la reportería”, zanjó el diario.

El diario respondió así a Sheinbaum, quien este lunes durante su conferencia de prensa criticó que “no es muy creíble este reportaje por cómo se está presentando y lo vamos a demostrar científicamente”.

La mandataria mexicana pidió “seriedad” con la información y dijo que los medios tienen esa responsabilidad, especialmente con estos temas “delicados”. /Agencias-PUNTOporPUNTO

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