Yohali Reséndiz
La escena jamás se repetirá y fue la siguiente:
Graco Ramírez, Gobernador de Morelos está desparramado en la silla forrada de piel y tiene la mitad de su uña del dedo índice de su mano derecha dentro de su boca. Sus ojos, son dos puñales clavados en Cuauhtémoc Blanco, el hombre que tiene enfrente -su alcalde más popular y el menos «políticamente correcto».
Afuera, el sol arde y en la oficina del Gobernador no tarda. El ex futbolista está concentrado y repite una a una las palabras de sus asesores, Graco solo escucha y ante algunas frases frunce el ceño, levanta la ceja derecha y solo una vez, eleva la mirada al techo en señal de hartazgo y aburrimiento. Un bostezo.
«Gobernador: el 115 constitucional faculta la autonomía municipal. Queremos trabajar y simplemente no podemos, le pido de favor que no intervengan en el cabildo, sabemos que todo es a través de Rodrigo Gayosso, (hijastro de Graco Ramírez). No queremos ingobernabilidad en Cuernavaca» exijió Blanco.
¿Seguirás sin aceptar al Mando Único? Interrumpió un Graco retador.
Asi es, no lo aceptaré… se impuso el 115, en la voz del Alcalde primerizo.
«Cuando Cuauhtémoc le dijo NO, miré la cara del Gobernador, fue como uno de los goles de Cuauh que antes metía, sólo que hoy, ésto no es la cancha, ni un juego ni hay portería, ese balón bien tirado fue a Graco, al Estado y a su poder» revela a periodismo.blogspot.com uno de los presentes en la reunión.
Desde su campaña, Cuauhtemoc Blanco se basó en estadísticas nacionales que ubicaban a Cuernavaca como el municipio con más delitos per cápita de toda la República, además que recibió de los ciudadanos, cientos de quejas de abuso de autoridad del Mando Único de Cuernavaca y la falta de confianza, por lo que unos meses atrás, exigió la destitución de (Jesús) Alberto Capella, Comisionado Estatal de Seguridad.
“Hago un exhorto al gobernador para que recapacite y admita que si bien el Mando Único puede ser funcional y confiable, lo que no está funcionando es quien se está encargando de operarlo. Si la gente no está denunciando, es porque simplemente no hay confianza”, declaró a los medios durante su campaña, Cuauhtémoc Blanco. Esta vez no exigía la renuncia de nadie, sino que se imponía como Alcalde y desobedecía los deseos del señor gobernador.
La seguridad del ayuntamiento de Cuernavaca cuenta con el apoyo de la policía Federal y la Secretaría de Gobernación y la falta de interés de Graco Ramírez sobre el tema de la inseguridad en su estado es un tema público, pues frente a los cuestionamientos sobre su capacidad, ha afirmado que «la inseguridad» se trata de un problema de «percepción pública» y que la población se siente más insegura de lo que está. Aquí hay que subrayar, que en algo no se equivoca el gobernador: los morelenses sí tienen miedo y sí se sienten inseguros.
La reunión comenzaba a tensarse, pues es bien sabido que Graco Ramírez es intolerante y no permite que nadie le exija y mucho menos le diga que puede o no hacer en su estado.
Uno de los acompañantes del equipo de Cuauhtémoc Blanco le acercó un folder, Blanco saca unos documentos y prosigue: «Hemos hecho un escrito para que sean devueltos los 745 millones de pesos para obra pública o en su defecto si no nos los entregan requiero saber en cuáles obras se utilizó ese recurso y los comprobantes, porque eso es de los ciudadanos, no del gobierno estatal»
Graco, volvió a interrumpir y dejar en claro, lo que para él era importante….
«Mire Alcalde, a mi no me interesa lo que opinen los ciudadanos y eso de andar de casa en casa y de puerta en puerta no me interesa, yo quiero mantener en mi estado el modelo de policía que nos funciona y nos ha venido funcionando muy bien»
La reunión terminó. Afuera los reporteros esperaban la «nota»
«Quiero envíar mis condolencias a la familia de la Alcaldesa de Temixco, Gisela Mota y a todos los que han perdido un familiar en cada acto de violencia que sufre el estado todos los días. Hago responsable al Gobernador Graco Ramirez si algo me pasa o a mi familia, al cabildo, a mi equipo de trabajo. Entre todos, tenemos que poner un hasta aquí».
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