AGENCIAS
Al menos 60 periodistas han muerto en 2014 en el ejercicio de su profesión, casi la mitad de ellos en países de Oriente Medio, que se consolida como la región más peligrosa para los informadores, dijo hoy el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
La cifra supone una reducción respecto a 2013, cuando el CPJ documentó 70 muertes, aunque la organización con sede en Nueva York está aún investigando 18 fallecimientos de periodistas registrados este año para saber si estuvieron relacionados con su profesión.
En 2014, casi la mitad de los casos se dieron en países de Oriente Medio, nuevamente con Siria a la cabeza, con al menos 17 periodistas muertos en lo que va de año.
El dato eleva el total de informadores fallecidos durante el conflicto sirio a 79 desde el inicio de la guerra en 2011.
Entre ellos se incluyen los mediáticos casos de periodistas occidentales como James Foley y Steven Sotloff, ejecutados por los yihadistas del Estado Islámico (EI) tras meses de cautiverio.
Según el CPJ, este año ha habido una «proporción inusualmente elevada» de periodistas muertos mientras trabajaban en el extranjero, principalmente cubriendo conflictos en Oriente Medio, Ucrania y Afganistán.
Aproximadamente la cuarta parte de los fallecidos eran enviados internacionales, una cifra que dobla la proporción registrada en los últimos años.
Pese a ese aumento, la gran mayoría de los fallecidos siguen siendo profesionales locales, que son quienes habitualmente se exponen a más riesgos en el ejercicio de su trabajo.
Por ejemplo, de los aproximadamente 20 periodistas que el CPJ calcula que están desaparecidos en Siria, muchos de los cuales se cree que están en manos del Estado Islámico, la mayoría son sirios.
Tras Siria, Irak y Ucrania, con cinco fallecimientos cada uno, fueron los países más peligrosos para la prensa en 2014.
En el caso iraquí, al menos tres periodistas murieron mientras cubrían el conflicto entre el Gobierno del país y sus aliados contra los insurgentes encabezados por el EI.
En Ucrania, donde se registraron las primeras muertes de periodistas desde 2001, todos salvo uno de los muertos eran periodistas extranjeros que estaban siguiendo el conflicto en el país.
Los territorios palestinos fueron este año otro de los lugares más peligros para los profesionales de la información, con al menos cuatro periodistas y tres empleados de medios de comunicación muertos durante la intervención militar israelí en Gaza.
También se registraron este año nuevas víctimas en habituales puntos conflictivos como Somalia, Afganistán, Pakistán y Filipinas, entre otros países.
Mientras, Turquía tuvo su primera muerte vinculada al ejercicio del periodismo en muchos años, con el asesinato de un hombre que repartía ejemplares de un diario prokurdo cuando fue tiroteado en la ciudad de Adana.
En Latinoamérica destacan los datos de Paraguay, donde tres periodistas murieron en el ejercicio de su profesión, tras siete años sin documentarse ningún caso.
Dos de ellos, Édgar Pantaleón Fernández Fleitas y Fausto Gabriel Alcaraz Garay, habían denunciado casos de corrupción y crímenes en sus programas de radio y perecieron tiroteados.
Pablo Media Velázquez, de ABC Color, fue asesinado en octubre, supuestamente por su cobertura del tráfico de marihuana en el departamento de Canindeyú.
Dos periodistas murieron en 2014 en México y otros dos en Brasil, según los datos recogidos en el informe anual del CPJ.
De todos los informadores muertos este año en el mundo en relación con su trabajo, el 40 por ciento fueron asesinados y al menos un tercio de ellos habían dicho haber recibido amenazas previamente.
El resto murieron por fuego cruzado o por tomar parte en coberturas peligrosas.
Casi el 68 por ciento de los periodistas muertos se dedicaba a la cobertura de la política, mientras que el 60 por ciento cubría guerras y conflictos y el 55 por ciento informaba sobre los derechos humanos.
El empleo más común desempeñado por los periodistas muertos en 2014 fue el de reportero de medios audiovisuales, un 35 por ciento, seguido por el de fotógrafo y camarógrafo, con un 27 por ciento.