MILLONES de personas PADECEN el CAMBIO CLIMÁTICO a partir de la INSEGURIDAD (falta) ALIMENTARIA

Las altas temperaturas que estamos experimentando ahora afectan distintas dimensiones de la seguridad alimentaria.

Los efectos del cambio climático en el planeta están impactando en la producción de alimentos tan básicos como el café, el arroz, las frutas y verduras o la pesca en todo el mundo.

  • La relación entre alimentos y cambio climático es evidente, ya que el aumento de temperaturas, las sequías y otros fenómenos extremos dificultan la producción sostenible de estos recursos esenciales.

Diversos estudios alertan de los impactos negativos del cambio climático en la producción de alimentos:

  • Aumento e intensificación de los desastres naturales extremos: Las sequías, las olas de calor, las lluvias torrenciales o las inundaciones son cada vez más comunes e intensas, arrasando con los cultivos en todo el mundo.

Por ejemplo, la sequía de 2022 en Europa redujo drásticamente la producción de maíz y trigo.

Estos fenómenos evidencian cómo los alimentos y el cambio climático están directamente relacionados, ya que las condiciones extremas impactan negativamente en la agricultura global.

  • Alteración de los patrones de cultivo: El aumento de las temperaturas puede reducir el rendimiento de cultivos esenciales, como el trigo o el maíz, según la agencia espacial estadounidense (NASA).

El Panel Internacional de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) destaca en un informe especial sobre calentamiento global y cultivos que estas alteraciones reducen significativamente la disponibilidad de agua para riego en muchas regiones del mundo.

La conexión entre alimentos y cambio climático es clara, ya que las modificaciones en los patrones agrícolas afectan tanto a la producción como a la sostenibilidad de los cultivos.

  • Incrementos de las plagas y las enfermedades: En un clima cada vez más cálido, los cultivos están más expuestos a la diseminación de plagas y enfermedades, las cuales pueden extenderse a zonas donde antes no existían.
  • Impactos en los ecosistemas marinos: Problemas derivados del cambio climático, como el calentamiento o la acidificación de los océanos, está provocando la reducción de ciertas especies pesqueras o que se desplacen a otros lugares.

Asimismo, aunque el cambio climático es un problema global, algunas regiones del planeta sufren más sus consecuencias que otras. Sus impactos sobre la agricultura se intensificarán en los próximos diez años, especialmente en regiones vulnerables como el África subsahariana y el sur de Asia, según un estudio de la revista científica Nature Food.

En definitiva, la crisis climática reduce el acceso a los alimentos en calidad y cantidad, y pone en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas en todo el mundo y la economía de los países más dependientes de la producción de alimentos.

Qué alimentos están en peligro por el cambio climático

Estos son algunos ejemplos de los alimentos más comunes en peligro por la crisis climática:

  • Café y cacao: Su producción, localizada en regiones tropicales, se ve especialmente afectada por un clima variable y extremo, y la escasez de agua. Por ejemplo, se estima que las regiones aptas para cultivar café podrían disminuir en un 50% en 2050.
  • Frutas y verduras: Un clima cambiante y extremo perjudica no solo a los cultivos tropicales, sino a los de climas más templados, como advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Por ejemplo, cultivos que requieren inviernos más fríos, como las cerezas o las manzanas, están reduciendo su calidad y cantidad. Este fenómeno subraya aún más cómo los alimentos y el cambio climático están interconectados, impactando directamente la disponibilidad de productos esenciales.

  • Arroz: Reduce su aporte nutricional por el aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO2), afectando a millones de personas de todo el mundo que basan su alimentación en este cereal.
  • Vino: España podría perder hasta el 90% de su producción si el calentamiento global supera los 2ºC.
  • Peces migratorios: Especies pesqueras, como el bacalao y el atún, se están desplazando a otros lugares, lo que afecta a la economía y la alimentación en muchas regiones costeras de todo el mundo.

Cambio climático afecta a la alimentación

Antes de llegar a la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición (GAIN, por sus siglas en inglés), Oliver Camp ejercía de consultor en la industria alimentaria. Trabajó para multinacionales como Nestlé y Unilever en los departamentos de nutrición y tecnología, hasta que chocó contra un muro. “Me di cuenta de que a través de las empresas no vamos a cambiar el sistema alimentario”.

  • Camp ahora es asesor de Medio Ambiente y Sistemas Alimentarios en GAIN y uno de sus objetivos es que los países aborden la nutrición y el cambio climático en una agenda conjunta. Él y su equipo publicaron a finales de 2024 un segundo informe de la Iniciativa sobre Acción Climática y Nutrición (I-CAN, por sus siglas en inglés).

“Un gran número de personas experimentarán el cambio climático a través de la inseguridad alimentaria”, explica el británico. Aproximadamente, 50 millones en lo que resta del siglo, según los cálculos de los investigadores en GAIN.

  • Este vínculo entre cambio climático y alimentación afecta, entre muchas otras cosas, la calidad de los suelos y la productividad de los cultivos, que a su vez repercute en los precios de la comida y lleva al consumo de dietas con un menor valor nutricional.

Esto en un contexto mundial en el que la nutrición ya es un problema. Según otro estudio de GAIN, actualmente el 60% de la población mundial no ingiere los suficientes micronutrientes.

  • El informe, cuya primera edición fue publicada en 2023, evalúa cómo, en términos generales, las políticas climáticas globales no tienen en cuenta a la nutrición. “Es un reflejo de la situación en el momento y no necesariamente es una buena imagen. La nutrición es el resultado de un sistema alimentario funcional”, apunta el investigador.

Dietas “resilientes” al cambio climático

En GAIN buscan que los informes se conviertan en “herramientas” con las que los países puedan empezar a trabajar. Uno de los puntos urgentes que señalan es la transición hacia dietas “resilientes” al cambio climático. Es decir, dietas más sanas, que produzcan menos emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, sean económicamente viables.

“Estamos empezando a ver más pruebas de que los alimentos ultraprocesados están relacionados con una mayor huella ambiental, así que una dieta sana con alimentos integrales también es mejor para el planeta”, apunta Camp.

  • En cuanto a los alimentos de origen animal —cuya producción es la principal generadora de emisiones y la primera causa de pérdida de biodiversidad en el mundo—, Camp señala que hay un desequilibrio global.
  • “Hay países que consumen más de lo necesario y, además, tipos de carne que en realidad pueden ser poco saludables”, afirma. Este consumo de algunos sectores, principalmente países ricos, supone “una carga desproporcionada para el medio ambiente”.

Al otro lado del espectro, están millones de personas en países pobres que consumen “una cantidad insignificante” de alimentos de origen animal:

  • “No tienen un gran impacto negativo en el medio ambiente porque a menudo la carne que comen se ha producido en pequeños sistemas locales, en lugar de sistemas de producción intensiva que asociamos con impactos ambientales negativos”.
  • En una instalación del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) en Eldorado do Sul, Brasil, donde gran parte del stock de alimentos fue destruido por varias inundaciones.
  • En una instalación del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) en Eldorado do Sul, Brasil, donde gran parte del stock de alimentos fue destruido por varias inundaciones.
  • Camp explica que los alimentos de origen animal son una fuente muy importante “de ciertos micronutrientes clave”, y no solo proteínas, sino otros “difíciles de conseguir” en fuentes no animales, como vitamina A, hierro, zinc y vitamina B12.
  • Por ello, las personas de países con menor consumo de carne “pueden necesitar aumentar su consumo por razones nutricionales” y, probablemente, puedan hacerlo “sin un gran impacto medioambiental negativo”.
  • “En muchos contextos de todo el mundo existe una enorme falta de diversidad en la dieta y un poco de alimentos de origen animal puede contribuir en gran medida a mejorar los resultados nutricionales”, añade el investigador.

La diferencia entre países ricos y pobres va más allá del valor nutricional y el consumo de carne, también abarca otros ámbitos como el desperdicio de comida. El 30% de la comida en el mundo se desecha, según GAIN, algo que el investigador califica como “insostenible”. Además, las cifras más altas de comida desechada se concentran en los países ricos.

Cada país de acuerdo a su necesidad

  • El trabajo de Camp lo ha llevado a conocer los sistemas alimentarios de países de distintos extremos del planeta, desde Nigeria hasta Indonesia, y cómo de amplias y diversas son las cadenas de consumo.
  • “Las políticas y los objetivos nutricionales deben adecuarse al contexto de cada país. Este análisis global (el I-CAN) toma en cuenta eso. Los informes abren la puerta para la colaboración entre países”, señala.
  • El investigador cree que las agencias de las Naciones Unidas deberían trabajar con las comunidades locales de Latinoamérica, Asia y África para diseñar estrategias que se adapten a cada realidad.

“Para la nutrición tenemos que pensar en las características ambientales, los medios de subsistencia y cómo esto pueda dar buenos resultados económicos”, agrega. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático toma en consideración no solo las necesidades de cada país, sino la “responsabilidad histórica” de cada uno. Esto, según Camp, debe ser un eje también para la nutrición.

  • Ahora mismo, en GAIN consideran que la prioridad debe ser conseguir el financiamiento para que los países más pobres puedan trabajar en la integración de sus estrategias climáticas y de nutrición. Esto pasa por “inyectar recursos, crear alianzas comunitarias y generar una narrativa”.

“No es radical, es algo que está totalmente dentro de nuestras posibilidades. Se trata de conseguir que las agencias gubernamentales alrededor del mundo trabajen juntas de una manera más coherente”, asevera Camp.

  • Lo fundamental, para el investigador, es que se trabaje por la salud sin que nadie “se sienta como el perdedor”: “Queremos que sea algo que todo el mundo pueda apoyar, que sea bueno para los agricultores, para los consumidores y para nuestra salud. No es una agenda abrumadora y aterradora”.

¿Afecta el cambio climático a la seguridad alimentaria?

Se estima que el 29% de la población global no vive con seguridad alimentaria . El cambio climático es uno de los porcentajes determinantes de ese tipo. Los cambios que estamos viviendo, como eventos extremos, exacerban las vulnerabilidades existentes, como lo son la pobreza y la desigualdad. Y estas vulnerabilidades, a su vez, hacen difícil manejar los impactos climáticos, lo cual afecta su seguridad alimentaria.

  • Las altas temperaturas que estamos experimentando ahora afectan distintas dimensiones de la seguridad alimentaria. Si pensamos en producción, plantas y animales sufren estrés por el calor extremo, lo cual reduce su rendimiento y productividad.
  • Esto también afecta el procesamiento y almacenamiento de alimentos, pues si no hay mecanismos de refrigeración o conservación, las temperaturas pueden reducir la vida útil del alimento y promover su rápido deterioro. Esto puede influir en el que algunas frutas y vegetales pierdan valor nutricional.
  • Es importante recordar que la comida que vemos en el supermercado la producen seres humanos. Y muchas de ellas son agricultoras de pequeña escala y de subsistencia, o personas inmigrantes que viven discriminación y negación de sus derechos.

Casi un tercio de la comida del planeta la producen familias agrícolas de pequeña escala. Estas personas y alrededor de un mil millones otras están expuestas también a esas crecientes temperaturas y otros efectos del cambio climático que, en combinación con condiciones vulnerables, afectan su salud y calidad de vida, reduciendo así el tiempo que le pueden dedicar a la producción de alimentos. De igual manera, muchos viven en el Sur Global que es una zona que está experimentando alzas en eventos extremos como sequías y ciclones más fuertes.

Tenemos un sistema agroalimentario globalizado que depende de la interconexión y cadenas de suministros. Eventos climáticos extremos, como ciclones, pueden afectar las cadenas de suministros que llevan comida a países isleños y aquellos que dependen altamente de las importaciones.

Así que el cambio climático no solo afecta la producción de alimentos, sino otras dimensiones de la seguridad alimentaria también, como lo es el transporte.

  • Un evento extremo en su comunidad puede reducir su acceso a fuentes de comida, puede afectar cómo usted almacena los alimentos y cómo los procesa. No podemos obviar que todo está conectado.
  • Por ejemplo, un huracán puede afectar el sistema eléctrico y las carreteras, lo cual a su vez afecta el suplido de alimentos, su almacenamiento y hasta la cocción en el hogar.
  • Es importante entonces subrayar que el cambio climático está afectando (y afectará) todas las dimensiones relacionadas con cómo producimos, accedemos, procesamos, comemos y descartamos alimentos.

Es por ello que es importante reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y transformar nuestro sistema agroalimentario en uno más justo y sustentable para las personas y el ambiente. /Agencias-PUNTOporPUNTO

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