En México, el 39 por ciento de la población en pobreza son niños, lo que representa un porcentaje más alto al 25 por ciento del promedio entre los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
- La elevada desigualdad entre la población infantil es una limitante para ascender en la movilidad social, por lo que se deben vincular las políticas públicas con el combate a la pobreza infantil, dijo Grainne Dirwan, experta en política del Centro de Bienestar, Inclusión, Sostenibilidad e Igualdad de Oportunidades de la OCDE.
“La pobreza infantil es un problema muy grande que impide una infancia feliz y segura al no tener lo necesario para desarrollar su máximo potencial”, sostuvo al detallar que invertir en el bienestar infantil es necesario para un futuro inclusivo.
“El bienestar infantil se puede usar para lograr una mayor prosperidad económica, cohesión social y estabilidad política”, dijo y explicó tres ejes de acción: orientarse en el uso eficaz de los recursos; identificar áreas en donde la acción tendrá altos resultados y la medición del impacto de las políticas en la vida de los niños.
- México y Turquía son los países con el porcentaje más alto de niños entre su población pobre, los cuales representan el 39 y 43 por ciento, respectivamente, mientras que en Finlandia es del 10 por ciento, siendo el porcentaje más bajo entre la OCDE, según su estudio “Cambiar las oportunidades de los niños vulnerables: construir posibilidades y resiliencia”.
- El reporte recomienda acciones de políticas para hacer la diferencia en la vida de los niños, conectar el bienestar de la infancia con políticas públicas como parte de una estrategia para sentar las bases hacia el crecimiento y bienestar a mediano y largo plazo.
De acuerdo con el estudio, los niños fueron los grandes perdedores de la pandemia, tanto en términos de educación como de salud. “Hay evidencia del incremento en la mortalidad infantil, impacto en la salud mental, pérdidas en habilidades socioemocionales, maltrato infantil”, señaló Diana Hincapié, Economista de la División de Educación del BID.
Las repercusiones de haber cerrado los centros educativos de preescolar tendrán un costos en la productividad de largo plazo, equivalente a tres puntos porcentuales del PIB, según un estudio para América Latina, citado por Diana Hincapié.
“Del tres por ciento del PIB pueden ser las pérdidas en productividad que vamos a experimentar por estos cierres”, señaló.
- En México, la inversión en la atención de niños de hasta seis años es apenas del 0.8 por ciento del PIB, cuando hay evidencia suficiente de que la inversión en esta edad tiene una rentabilidad anual del 10 por ciento, de acuerdo con el Pacto por la Primera Infancia.
“Ante la situación actual es esencial invertir en el diseño e implementación de políticas públicas y políticas empresariales dirigidas a la primera infancia para poder revertir el daño que la pandemia de COVID-19 ha dejado en la niñez, así como atender los rezagos anteriores a la llegada del virus”, señaló Silvia Dávalos, directora general de Políticas Públicas y Comisiones del CCE.
El sector privado mexicano se ha comprometido con la atención a la primera infancia a través de la Red CCE por la Primera Infancia con más de 60 miembros, entre empresas y organismos, para promover mecanismos que detonen un cambio de cultura y reconocer el tema de primera infancia como estratégico para la competitividad y productividad nacional.
Una de las mejores inversiones sociales en México es la educación desde el alcance del gobierno, empresas, fundaciones y sociedad en general y el acceso a educación preescolar es uno de los grandes retos en el país con un 36 por ciento de los niños de 3 a 6 años que no asisten a la escuela, destacó Rocío Abud, directora general de Fundación Coppel.
Carencias en la primera infancia
El último reporte sobre pobreza, publicado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reportó que, en 2020:
- 58.5% de los niños menores de seis años no tiene acceso a la seguridad social; sin programas de apoyo o servicios del IMSS.
- 31.1% carece de servicios de salud; sin atención médica pública o privada.
- 24.4% no tienen acceso a una alimentación nutritiva y de calidad; porque sus padres no tienen ni para comprar una canasta básica.
- 21.8% habita en una vivienda sin servicios básicos; donde no hay agua potable, drenaje, electricidad y gas.
- 14.9% vive en lugares donde los espacios no cuentan con las “características mínimas de una vivienda digna”.
- 14.8% reporta rezago educativo; sin acceso a educación preescolar o a la escuela.
Aumenta trabajo infantil
El número de menores en situación de trabajo infantil se elevó en los últimos cuatro años, pasando de 151.6 a 160 millones en todo el mundo, lo que representa un aumento de 8.4 millones.
Aunque la pandemia por COVID-19 es en parte responsable de este incremento, la realidad es que la batalla contra esta problemática se estancó desde el 2016.
“Estamos perdiendo terreno en la lucha contra el trabajo infantil, y el último año no ha facilitado nuestra labor”, advirtió Henrietta Fore, directora Ejecutiva de UNICEF, el pasado 10 de junio.
- En el informe “Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir”, creado por la OIT y la UNICEF, se pone en evidencia que los esfuerzos realizados para erradicar el trabajo infantil fueron insuficientes por primera vez desde hace 20 años, revirtiendo la tendencia a la baja que existía previamente cuando este fenómeno disminuyó en 94 millones de casos entre el año 2000 y el 2016.
De no tomar medidas cuanto antes para atender esta problemática a nivel mundial, la cual se agravó con la pandemia, el número de afectados podría aumentar a 206 millones para finales del 2022
- El documento destaca principalmente un aumento sustancial de la cantidad de niños de 5 a 11 años en esta situación, los cuales, hoy en día representan poco más de la mitad de todos los casos a escala mundial.
- Por su parte, el número de menores de 5 a 17 años que realizan trabajos peligrosos, es decir, toda labor que es susceptible de dañar su salud, seguridad o moral, ha aumentado en 6.5 millones desde hace cuatro años, hasta alcanzar los 79 millones al día de hoy.
Al mismo tiempo la mayor parte del trabajo infantil –tanto para los niños como para las niñas– sigue teniendo lugar en la agricultura.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, un 70 por ciento de los menores en situación de trabajo infantil (112 millones) se dedican a la agricultura.
Esto tiene una explicación clara, pues datos de la misma organización muestran que el trabajo infantil es mucho más frecuente en las zonas rurales, donde hay 122.7 millones de niños en esta situación en comparación con los 37.3 millones en las zonas urbanas.
“La prevalencia del trabajo infantil en las zonas rurales es casi tres veces superior a la de las zonas urbanas”, señala el informe de la Naciones Unidas, por lo que indica que “es primordial aumentar las inversiones para facilitar el desarrollo en estas áreas y promover el trabajo decente en el sector agrícola”.
- Le siguen el sector de los servicios con un 20 por ciento (31.4 millones) y el sector de la industria con 10 por ciento (16.5 millones).
- La mayor parte del trabajo infantil tiene lugar en la agricultura con 112 millones de menores, le siguen el sector de los servicios con 31.4 millones y el sector de la industria con 16.5 millones
Por su parte, Guy Ryder, Director general de la OIT, advirtió que hay que tomar en cuenta las señales y actuar al instante, pues los niños que enfrentan esta realidad corren el riesgo de padecer daños físicos y mentales, ya que ven afectada su acceso a la educación, se restringen sus derechos y se limitan sus oportunidades en el futuro, además da lugar a círculos viciosos de pobreza y trabajo infantil.
“Las nuevas estimaciones constituyen una llamada de atención. No podemos quedarnos impasibles mientras se pone en riesgo una nueva generación de niños”.- Guy Ryder, Director general de la OIT
- De no tomar medidas urgentes para atender esta situación a nivel mundial, la pandemia, aunada con los diversos factores que se han visto mermados por su llegada como la pérdida de empleos o de escolaridad, podrían provocar que el número de niños en esta problemática aumente a 206 millones para finales de 2022.
Al respecto, Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), dice en entrevista que “la forma, hablando en un sentido preventivo, de evitar que los menores trabajen, tiene que ver con cambiar las condiciones de desigualdad así como las estructurales, que dependiendo del contexto, características, zona geográfica, etcétera, ponen a los niños y niñas en una situación de vulnerabilidad”./Agencias-PUNTOporPUNTO