Un accidente en el que murieron decenas de personas y una represión policial reavivaron en México el debate sobre la creciente crisis migratoria que ha mutado en tragedia humanitaria sin que se vislumbre una solución en el corto plazo.
- Las caravanas de migrantes que entran por la frontera sur con la ilusión de llegar a EE.UU. ya se convirtieron en una postal habitual durante los últimos años. Las conforman decenas de miles de personas, provenientes principalmente de Centroamérica y de Haití, que escapan de la violencia social, política y económica que padecen en sus países.
- En su tránsito por México encuentran múltiples violencias: cárteles que los secuestran para extorsionarlos o, directamente, asesinarlos; fuerzas de Seguridad que los reprimen y tratan de impedirles el paso; autoridades que los deportan de manera masiva; abusos sexuales e interminables muestras de racismo, discriminación y xenofobia. La vulneración de sus derechos humanos es cotidiana.
Y sin embargo, el flujo migratorio no cesa y se convierte en una presión permanente para los gobiernos de EE.UU. y de México.
- De acuerdo con informes de la Unidad de Política Migratoria (dependiente de la Secretaría de Gobernación de México), durante los primeros 10 meses de este año ya se entregaron 29.892 tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias. Representan un 39,2 % más que las que se otorgaron el año pasado.
También se autorizaron 39.602 residencias temporales (casi cinco mil más que en 2020); 55.730 residencias permanentes y 15.252 autorizaciones para personas que solicitaron refugio. Pero el caudal migratorio es tan grande que la respuesta oficial no alcanza. Tampoco el trabajo, las denuncias ni los reclamos de las organizaciones humanitarias.
Deportaciones
En lo que va de 2021, el Instituto Nacional de Migración reportó a 228.115 extranjeros en condiciones migratorias irregulares. El año pasado habían sido 86.370. Si se suman los primeros tres años del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se acumulan 497.425.
- Son casi medio millón de personas en condiciones de extrema vulnerabilidad que caminan miles de kilómetros con sus escasas pertenencias a cuestas o que les pagan a traficantes que los esconden en tráileres, camiones o trenes para que los lleven hasta la frontera.
- Por otra parte, en 2020 fueron devueltas a sus países 60.315 personas, pero en los primeros 10 meses de 2021 ya van 82.627. El récord sigue siendo 2019, ya que se expulsó a 149.812 migrantes. Esto implica que en solo tres años fueron deportadas 292.754 personas.
Con respecto a las solicitudes de refugio, entre 2020 y 2021 se duplicaron al pasar de 42.059 a 90.314. Desde hace años las encabezan ciudadanos de Honduras, pero en 2020 comenzó a haber un cambio, ya que Haití desplazó a El Salvador en el segundo lugar de país de origen de este tipo de trámite. En tercer lugar sigue estando Cuba.
Y mientras México expulsa a cientos de miles de centroamericanos, del otro lado de la frontera replican la estrategia: de 2019 a 2021, EE.UU. deportó a 585.264 mexicanos.
Postales
El sábado pasado murieron 57 migrantes que viajaban escondidos en la caja de un tráiler. El vehículo volcó en una carretera de Chiapas y dejó una dantesca escena con decenas de cuerpos cubiertos con sábanas blancas.
Un día después, una caravana migrante fue reprimida por policías de la Ciudad de México que les quisieron impedir el paso. Su objetivo era ir a rezar a la Basílica de la Virgen de Guadalupe. Lo lograron, pero les costó un enfrentamiento que dejó decenas de heridos y que obligó a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a garantizar el respeto a sus derechos humanos. Hoy, siguen marchando por la capital y siguen firmes en su intención de llegar a EE.UU., a pesar de la permanente amenaza de ser deportados.
En enero de este año, en Tamaulipas, estado fronterizo con EE.UU., fueron encontrados 19 cuerpos calcinados. Las víctimas, en su mayoría migrantes guatemaltecos, habían sido ejecutadas a tiros. Las masacres ya son de larga data.
- En 2010, 72 migrantes centro y sudamericanos fueron asesinados por Los Zetas, uno de los cárteles que eligió el secuestro de migrantes como un nuevo negocio, ya que les pedían rescates en efectivo o que trabajaran para ellos. Y mataban a quienes se negaban. Al año siguiente, también en Tamaulipas, se encontraron otros 193 cuerpos apilados en fosas clandestinas.
A ello se suma la violencia institucional. En marzo, Victoria Esperanza Salazar, una mujer salvadoreña de 36 años, fue asesinada por policías que la sometieron en el piso durante un operativo en el estado de Quintana Roo.
- En agosto, las imágenes de trabajadores del Instituto Nacional de Migración pateando en la cabeza a un migrante que estaba tirado en el piso desataron una oleada de indignación. La víctima formaba parte de la caravana migrante que salía de Chiapas. La agresión fue consentida por elementos de la Guardia Nacional que estaban presentes y no hicieron nada por impedirla.
La tensión política es permanente. A principios de diciembre, el presidente Joe Biden reanudó ‘Quédate en México’, un controvertido programa que puso en marcha su antecesor, Donald Trump, y que obliga a los solicitantes de asilo en EE.UU. a permanecer en albergues del otro lado de la frontera que, de por sí, ya están colmados. Un informe lo describe como «un desastre humanitario».
Por estos y muchos otros casos, la crisis migratoria se ha convertido en un tema recurrente en las conferencias de López Obrador.
2021: el año de la crisis
Durante el 2021 México se enfrentó a una de sus peores problemáticas, la cual se vio reflejada no solo en las miles de personas migrantes que atraviesan el país en caravanas, sino en el incremento en las solicitudes de asilo.
- El 4 de octubre de 2021 Edwin Javier Martínez salió de su casa, en Tegucigalpa, Honduras, para comenzar su viaje hacia Estados Unidos.
- Las principales razones que lo obligaron a dejar su país fueron la inseguridad y el desempleo que se agravaron por la pandemia de COVID-19, explica.
En su país trabajaba como técnico en electricidad en una compañía del Estado, pero hace 8 años, tras la privatización de la misma, fue despedido.
Luego, ingresó a una empresa de telecomunicaciones, donde hacía instalaciones telefónicas y de internet, pero en la pandemia le bajaron el sueldo y le fue imposible mantener a su esposa y tres hijos con ese salario. Por eso decidió migrar, relata.
- En Guatemala, los policías le quitaron todo su dinero; y en México, cuando viajaba en el tren de carga “La Bestia”, a la altura de Veracruz, se cayó y apenas logró sobrevivir. Se lesionó el brazo y aún está vendado. “Está vivo por misericordia de Dios”, recuerda que le dijeron otros migrantes.
- Finalmente llegó a un albergue y ahí lo canalizaron a un hospital para atender su lesión. Tenía miedo, pues los médicos le dijeron que si era algo grave tendrían que deportarlo, pero afortunadamente pudo seguir su camino.
- Edwin, de 36 años, es uno de los integrantes de la Caravana Migrante que llegó a la Ciudad de México el pasado domingo 12 de diciembre. Durante su ingreso a la capital del país hubo una confrontación entre integrantes de la caravana y las autoridades locales.
Mientras que el Gobierno capitalino señala que sus elementos trataban de imponer orden y fueron agredidos, las personas migrantes dicen que solo se defendieron.
Finalmente, tras varios días, hubo un acuerdo entre la caravana y la Secretaría de Gobernación para regularizar a las más de 500 personas que la conforman, ya sea a través de visas humanitarias o permisos de residencia permanentes.
- Sin embargo, el cumplimiento de estas medidas aún están en el aire, ya que las autoridades migratorias empezaron a atender a grupos de 30 personas. Por lo tanto, ayer lunes, Irineo Mujica, el líder de la caravana, acusó a México de retrasar el acuerdo.
- La crisis migratoria en la región no es nueva, pero activistas por los derechos de los migrantes y los refugiados señalan que en este 2021, en México se han visibilizado otras migraciones, como la de la comunidad haitiana.
Además, se ha consolidado la doble narrativa del Gobierno mexicano: por un lado dice que habrá mejores condiciones para esta población, pero por el otro se han incrementado las medidas represivas en su contra
Las cifras revelan la magnitud de esta crisis humanitaria: más de 123 mil peticiones de asilo de enero a octubre de este 2021, número superior a los de años pasados.
El camino
En su trayecto a través de México, las personas migrantes suelen ser víctimas de golpes y detenciones por autoridades como la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración (INM), lo que las ha obligado a dispersarse, de lo contrario, solo tienen dos vías: ser detenidos o deportados, señalan activistas de los derechos humanos.
- Además, los procesos para pedir refugio se han alargado meses y una de las quejas más recurrentes es que, en lo que esperan, no pueden salir de ciertas ciudades, como Tapachula, Chiapas, o ahora, la Ciudad de México.
- Lo anterior ha ocasionado situaciones de hacinamiento y la violación de sus derechos humanos, sobre todo para la comunidad haitiana, ya que además de sufrir discriminación por su situación, también se exponen al racismo por su tono de piel.
Pero no son los únicos desafíos a los que se enfrentan, otros son las condiciones climatológicas, pues algunos de los migrantes están descalzos o carecen de ropa para el frío; suelen ser víctimas de delitos como la extorsión, el secuestro, la trata de personas, la explotación sexual y hasta el asesinato por grupos criminales e incluso por las mismas autoridades.
Uno de los casos más recientes es el que ocurrió el pasado 9 de diciembre en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, cuando un tráiler que iba a más de 100 kilómetros por hora chocó contra un puente. En su interior había migrantes. El impacto dejó más de 100 heridos y 56 fallecidos.
Viacrucis migrante
Actualmente, Edwin, de 36 años, se refugia en la Casa del Peregrino, cerca de la Basílica de Guadalupe, en espera de avanzar a su destino. La mayoría de quienes están ahí no saben cuánto tiempo más podrán permanecer en ese lugar.
- Aunque al principio había alrededor de 300 personas de diversos países de América Latina y del Caribe, cada día llegan más migrantes, muchos de ellos son niños, niñas y bebés con sus familias.
- En el albergue hay comida y un lugar para dormir, así como el acompañamiento de autoridades locales y organizaciones civiles, pero el espacio es insuficiente para el número de personas que llegan.
Además, no hay medidas sanitarias para evitar la propagación de COVID-19 como gel antibacterial, y la sana distancia es prácticamente imposible. Los baños portátiles están saturados y se pueden observar filas de personas que se bañan con el agua de los tinacos disponible.
En los alrededores, las casas vecinas ofrecen servicio de baño por 5 pesos o ducha por 40 pesos, cantidad que para muchos es imposible de pagar./Agencias-PUNTOporPUNTO