En el lado opuesto, la décima parte de las familias que está en la base de la pirámide percibe 1.8 de cada 100 pesos, establecen datos del organismo.
- Así, el ingreso del que se hace la décima parte de las familias más acaudaladas multiplica por 20 la proporción del ingreso nacional que queda en manos de las menos favorecidas, proporción que es más del doble de la que prevalece en promedio entre las naciones que forman parte de la OCDE, que es de 8.4 veces.
En esta etapa de superricos, de gran concentración del ingreso debido a la globalización y a los negocios multinacionales, los impuestos al patrimonio son una discusión urgente, porque necesitamos mecanismos de recaudación que sean solidarios, progresivos, porque finalmente en esta pandemia quienes más sufren son los que menos tienen, explicó en entrevista Ricardo Martner, integrante de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (Icrict, por sus siglas en inglés).
- De manera simultánea a ser el país con mayor disparidad de ingresos, México también es el último en cuanto a recaudación como proporción del producto interno bruto (PIB). Capta recursos tributarios por 16.1 por ciento. No sólo se encuentra por debajo de los integrantes de la OCDE –donde es casi el doble, con 33.1 por ciento–, sino también es el último en América Latina, dado que, en promedio, los países perciben 23.1 por ciento.
- Además, es el país de la OCDE donde resulta más barato a los empleadores contratar fuerza laboral, una vez sumados impuestos y retribuciones a la seguridad social. Pese a ello, el ala patronal en México –de la que es vocero Gustavo de Hoyos Walther– ha hecho públicos sus cuestionamientos por la propuesta de gravar la propiedad, la riqueza y el ingreso.
En enero pasado, más allá de los ingresos que pueden venir por rentas, rendimientos o trabajo, la confederación internacional Oxfam reportó que las seis personas más acaudaladas en México concentran mayor riqueza que 62.5 millones que viven en la pobreza y equivalen a 50 por ciento de la población. Los impuestos patrimoniales destacan en Noruega, Suiza, Bélgica, Francia y España; los primeros cuatro reportan brechas de desigualdad menores a las del promedio de la OCDE.
Al respecto, Martner, quien estuvo a cargo de la Unidad de Asuntos Fiscales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, detalló que en este contexto todas las economías de América Latina tienen enfrente la coyuntura de ir por sistemas tributarios más progresivos, que se traduzcan en impuestos directos y no en otros bastante agresivos con los más pobres, como el impuesto al valor agregado.
Sin embargo, los impuestos al patrimonio son mecanismos a largo plazo e implican endurecer la transparencia patrimonial, sin esconder nada. Ahí está todo el tema de la planificación tributaria progresiva, detalló el investigador. También se deben implementar medidas más agresivas contra los flujos ilícitos, así como contra la evasión y la elusión, que en los últimos años han practicado sobre todo las empresas internacionales en México.
Impulsar un esquema de ese tipo, subrayó, también implica invertir realmente en los sistemas de fiscalización.
LA RECESIÓN PROFUNDIZA LA DESIGUALDAD
La caída de 0.1 por ciento de la economía mexicana en 2019 profundizó aún más las brechas de desigualdad regional que existen en el país, y todo apunta a que la crisis de este año originada por el COVID-19 agudizará aún más esta situación.
- Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional de Población (Conapo) señalan que el PIB por habitante de Oaxaca se contrajo 3.7 por ciento anual en 2019; el de Chiapas, 3.5 por ciento; el del Estado de México, 3.2 por ciento; el de Hidalgo 2.2 por ciento, y el de Guerrero se redujo en 1.6 por ciento, estados que se ubican dentro de los de menor PIB per cápita en el país.
- Estas caídas fueron superiores a las afectaciones que tuvieron la Ciudad de México, cuyo PIB per cápita bajó 0.1 por ciento en 2019; en Coahuila se redujo 0.3 por ciento, y en Nuevo León se vio un aumento de 0.5 por ciento anual, y que son entidades que se ubican dentro del top 5 con mayor ingreso por habitante en el país.
Con esto, la brecha entre la Ciudad de México (la entidad más rica excluyendo el petróleo) y Chiapas (la entidad más pobre) se acrecentó, al pasar de 6.96 a 7.20 veces entre 2018 y 2019.
VULNERABILIDAD ECONÓMICA
La desigualdad regional también apunta a profundizarse este año con la crisis originada por el coronavirus, pues de acuerdo con el Índice de Vulnerabilidad Económica creado por el observatorio México ¿Cómo Vamos?, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Estado de México y Chiapas destacan con los más bajos puntajes en el índice, lo que los hace más vulnerable a las crisis.
Justamente, estos estados también son los de menor PIB per cápita en el país. México ¿cómo vamos? explica que la vulnerabilidad económica “evalúa cuatro indicadores que capturan los sectores económicos que serán más impactados por su estrecha relación con el exterior, así como indicadores que reflejan la incertidumbre laboral de algunos trabajadores y la contribución de las actividades más vulnerables en la economía estatal”.
- Las variables que utiliza el índice son: en vulnerabilidad externa, mide el peso de la industria manufacturera en el PIB estatal, y la contribución a la economía de sectores vulnerables como el comercio al por menor, actividades de esparcimiento y deportivas, y el sector de hoteles y restaurantes.
Y en la vulnerabilidad interna, el observatorio dirigido por Valeria Moy usó la proporción de empleos eventuales registrados ante el IMSS respecto al total, y la tasa de informalidad laboral para cada entidad federativa.
CRISIS ANTERIORES
La brecha de desigualdad entre el estado más rico y el más pobre del país suele profundizarse en épocas de crisis económica, según datos del INEGI. En 1995, la brecha del PIB por habitante entre la Ciudad de México y Oaxaca pasó de 3.69 veces en 1994 a 3.89 en 1995. En el 2000 también cayó el PIB, y la brecha de ingreso entre la Ciudad de México y Oaxaca pasó de 4.25 a 4.39 veces entre 1999 y 2000.
En cambio, para la crisis de 2009 no se registró variación significativa en la brecha regional frente a 2008. Así, entre 1994 y 2019, periodos en los que la economía cayó en 5 años distintos, hubo un alza de la brecha del PIB por habitante entre la entidad más rica (Ciudad de México) y la más pobre (Chiapas) de 3.69 a 7.20 veces./Agencias-PUNTOporPUNTO