En noviembre de 2021, México se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (aquellos que contribuyen al calentamiento global) para 2030 por debajo de, al menos, un 30% de los niveles de 2020.
- No obstante, las políticas perseguidas por la actual administración no parecen encaminadas a tal objetivo, ya que ha invertido en refinerías nuevas y también en las existentes. Estas plantas tienen el objetivo de generar combustibles como la gasolina, y también asfalto y otros productos.
¿Cuánto contaminan? De acuerdo con información de organizaciones como México Evalúa y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), se producen millones de toneladas de gases de efecto invernadero cada año y la tendencia muestra que esto va en aumento.
Pemex controla todo
Las seis refinerías construidas que existen en el país son de Petróleos Mexicanos (Pemex). México Evalúa califica a esta empresa como una institución de riesgo en cuanto a la sostenibilidad medioambiental.
Es decir, la producción de combustibles que maneja Pemex refleja niveles altos de contaminación.
- Sin embargo, hay cosas positivas que son destacables. El informe de México Evalúa resalta, por ejemplo, que se han observado disminuciones de otros gases de efecto invernadero como óxido de nitrógeno y también se ha reducidola cantidad de agua extraída.
Aún así, ha habido aumentos de gases como el dióxido de carbono (CO2), uno de los principales causantes del calentamiento global.
El caso de Tula
Después del complejo de plantas de generación eléctrica de la Comisión Nacional de Electricidad (CFE), la refinería de Tula es el segundo complejo de instalaciones que más emisiones contaminantes produce en el Valle de México.
Por lo mismo, la cuenca atmosférica de Tula es la mayor generadora anual de contaminantes de Hidalgo, de acuerdo con México Evalúa. Es la responsable del 97% del dióxido de azufre de ese estado, otro de los principales gases de efecto invernadero.
Particularmente, la refinería ha aumentado su producción de combustóleo cuya quema aumenta la concentración del dióxido de azufre.
Refinerías Salamanca y Dos Bocas
Las refinerías de Salamanca y la de Dos Bocas son otros dos ejemplos de hacia dónde van enfocadas las políticas energéticas del país en estos momentos.
La refinería de Salamanca, en Guanajuato, genera el 80% de dióxido de azufre en el estado. Además, se espera que esto continúe o aumente, pues gracias a una inversión de 25,000 millones de pesos entre 2019 y 2020, incrementó la producción de combustibles.
- Por su parte, la refinería Dos Bocas, que se construye en el estado de Tabasco y es una de las obras emblemas del actual gobierno, se localiza a 85 km de la capital: Villahermosa. De acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), esta refinería aleja a México de los objetivos de reducir los gases de efecto invernadero por varias razones.
La primera es que el Cemda estima que el total de emisiones anuales de la refinería sería de 2.16 millones de toneladas de CO2. En los próximos 20 años eso equivaldría a 43.2 millones de toneladas.
- Sin embargo, esa estimación no toma en cuenta la capacidad de producción completa de la refinería. De acuerdo con Cemda, cuando esté lista podrá procesar 340 mil barriles de petróleo crudo diario, la producción en 20 años generaría unas 828 millones de toneladas de CO2.
El gobierno México no pareciera querer reducir los gases de CO2, al menos no en la práctica. La tendencia en la producción de las refinerías existentes muestran que la contaminación va en aumento y, además, el gobierno está construyendo una nueva.
Las y los expertos de México Evalúa sugieren que si Pemex no va a cambiar su política, al menos demuestre mayor involucramiento con organizaciones internacionales y dependencias gubernamentales para implementar estrategias que ayuden a las refinerías a contaminar menos.
Sería complicado cambiar las políticas radicalmente, pero tal vez no sea tan difícil buscar contaminar menos.
Termoeléctrica de Tula ahoga Hidalgo y Valle de México con emisiones tóxicas de azufre
Cada día, sin parar, la Central Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos de la CFE exhala una humareda de gases tóxicos que mantienen a este municipio bajo una tremenda crisis ambiental; las miles de toneladas de emisiones de dióxido de azufre (SO2,) y material «particulado» que se producen al año no se quedan ahí, el viento, que no tiene límites, las transporta 80 kilómetros al sur, hasta el Valle de México, por lo que es la principal fuente de esos contaminantes en la capital.
- En 2006, la ONU catalogó a Tula como la ciudad más contaminada del mundo; en 2019 el entonces titular de la Semarnat, Víctor Toledo, advirtió que se ha convertido en una zona prácticamente inhabitable por los altos niveles de contaminación del aire y agua; en octubre pasado el propio gobernador Omar Fayad coincidió con Toledo y sostuvo que “la región de Tula es un infierno ecológico”, ya que –dijo–, «aquí se asientan instalaciones de CFE y Pemex, las principales empresas productivas del estado, así como las principales cementeras del país.»
De tal forma, si Tula es un infierno ecológico, el caldero es la termoeléctrica ubicada a solo 8 kilómetros de la cabecera municipal y a 83 de la Ciudad de México, que al año genera 140 mil toneladas de dióxido de azufre y cerca de 15 mil toneladas de material particulado, que van a dar al Valle de México.
“Desde 1989, esta zona de Tula está considerada como zona crítica de contaminación atmosférica; en el 2006, la ONU la nombró la zona más contaminada del planeta; en el 2008 la Secretaría de Salud hizo un estudio y está zona tuvo una incidencia de enfermedades respiratorias agudas más altas de todo el país. Es una de las empresas más contaminantes, prácticamente está usando el 80 por ciento de combustóleo para su operación, el resto lo hace con gas natural”, señaló Gerardo Castillo García, miembro de la Sociedad Ecologista de Hidalgo, en entrevista con MILENIO.
- Incluso, el Programa de gestión para mejorar la calidad del aire (Proaire) en la Zona Metropolitana del Valle de México, reconoce que la Termoeléctrica de Tula y su contigua Refinería Miguel Hidalgo de Pemex, son la principal fuente de emisiones de gases tóxicos para la capital del país.
“Las elevadas emisiones de SO2, representan el 93.1 por ciento en Hidalgo, debido al contenido de azufre en el combustóleo pesado”, que rebasa el límite de la NOM-016-CRE-2016, de hasta 2 por ciento de azufre.
- “La refinería y la termoeléctrica generan 45 veces más SO2 que toda la ZMVM. Para partículas, las emisiones de estas dos fuentes puntuales en 2016 equivalen a 23.6 por ciento de las emisiones de PM10 en la ZMVM y 36.4 por ciento de las partículas PM2.5 en el año 2018”, indica el Proaire. Los primeros afectados, son las poblaciones que habitan en los alrededores, como Pradera del Llano, Teocalco, El Llano y Bomintzhá.
“Aquí hay muchos enfermos de cáncer de todo tipo, enfermos por la contaminación que hay. Llegan los olores muy fuerte en momentos, porque nos dejan venir las contaminaciones más que nada en la noche”, dijo Pablo Reyes Monroy, habitante de Bomintzhá, mientras riega la cancha de fútbol municipal con las chimeneas de la refinería y termoeléctrica de fondo.
Ahí cerca, su vecino Luis León Martínez confirma que “amanecemos con el olor de humo y contaminados por lo que son las chimeneas de refinería, humo de termoeléctrica, olores que nos llega aquí. Nos lastima lo que es la garganta y ojos irritados, pero quién sabe qué malestares vengan más a futuro o enfermedades”, reprocha afuera de su casa, que se ubica justo detrás de la termoeléctrica que opera desde 1975.
Por separado, el doctor Horacio Riojas, director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) indicó que el dióxido de azufre “predisponen a algunas enfermedades como las infecciones respiratorias o agravan el efecto en algunas personas por ejemplo los que tienen asma o los que tienen bronquitis”.
- Además, según estudios elaborados sobre la contaminación ambiental, se estima que cerca de 15 mil muertes anuales ocurren en el país por exposición a partículas menores de 2.5 micrómetros.
- Por su parte, el doctor en ciencias ambientales, Adrián Fernández, director ejecutivo de la Iniciativa Climática de México asegura que en el Valle de México “habría no menos de 40, 42 casos de mortalidad prematura atribuibles específicamente a las emisiones contaminantes de esta planta”.
De esa forma, sostuvo que la termoeléctrica, “ilustra uno de los graves problemas que están en el corazón de la reforma eléctrica que actualmente se discute”, basada en la quema de combustóleo.
Explicó que el combustóleo es “el residuo que queda de la limitada capacidad que hay en la refinería de Tula de procesar el crudo mexicano de alto contenido de azufre, resulta que el residuo tiene 4 por ciento de azufre eso es altísimo, este tipo de residuo, combustible ya no se puede exportar a la mayor parte del mundo”.
- Asimismo, Pablo Ramírez, especialista en energía y cambio climático de Greenpeace México, dijo que por cada barril de crudo que entra al Sistema Nacional de refinación, alrededor de un tercio deviene en combustóleo, por lo que su alta producción “se está volviendo un problema incluso logístico ante esta política de incrementar la refinación nacional pues la cantidad de combustóleo que se tiene muchísima y no se puede sacar por ningún lado más que quemándolo y ahora se busca sacar a través de las termoeléctricas”.
De esa manera, los especialistas demandan al gobierno federal reducir las emisiones de la termoeléctrica, y piden que en el corto plazo, la planta opere al 100 por ciento con gas natural.
- Destacan que México ya no cuenta con las reservas petroleras que lo caracterizaron, por lo que el gas natural no brindaría soberanía energética, ya que se importa el 70 por ciento de Estados Unidos, y también genera contaminantes, precursores de ozono, por lo que destacan que la mejor apuesta es la transición a las energías renovables.
“La soberanía energética, de ninguna manera va a llegar a través de los hidrocarburos, porque México ya no tiene hidrocarburos, seguir apostando hacia un modelo de desarrollo de infraestructura de los fósiles, lo único que va a hacer es atarnos a la dependencia de combustibles extranjeros”.
En entrevista con MILENIO, la secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, Marina Robles dijo que la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) ya está discutiendo “la importancia de concluir el gasoducto que permitiría alimentar de gas a la termoeléctrica y que disminuirá las emisiones y haría más eficientes sus procesos”, por lo que se ha iniciado conversaciones con la CFE.
En tanto, en Tula, las organizaciones ecologistas demandan a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) declarar zona de emergencia ambiental en los próximos meses.
“Que podamos hablar de que se están construyendo, a través de la de la subsecretaría de Normatividad Ambiental de la Semarnat las normas emergentes que son exclusivas para esta área… Tula tiene futuro, lo único que necesita es una mejor planeación, una mejor orientación y una mayor inversión de recursos públicos para el saneamiento ambiental”, señaló Marco Antonio Moreno Gaytán, presidente de la Sociedad Ecologista de Hidalgo./Agencias-PUNTOporPUNTO