Los jóvenes mexicanos han sido los más afectados por la pérdida de empleo que dejó la crisis sanitaria por COVID-19. Entre marzo y diciembre del año pasado, 440 mil 047 jóvenes de 15 a 29 años perdieron su empleo formal y no lograron recuperarlo.
La mitad de todos los empleos que se perdieron en 10 meses —839 mil 804 fuentes de trabajo formal, según estadísticas oficiales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)—, pertenecía a un joven menor de 29 años.
- El resto de los empleos perdidos a lo largo de la pandemia —339 mil 758— se dio entre trabajadores de los 30 hasta los 75 años de edad.
- Especialistas alertan que situar a la juventud en la precariedad laboral tendrá un impacto negativo que, en unos años, afectará colectivamente a toda la población.
“La pandemia vino a hacer más evidente que los más prescindibles y los más vulnerables son los más jóvenes. A las empresas e instituciones se les hace más fácil cortar a un joven que cortar a un trabajador con más experiencia o que acumuló determinados derechos. Como esos jóvenes normalmente son contratados de una manera precaria, sin muchos derechos, pues es más fácil cortarlos”, sostiene Héctor de la Cueva, coordinador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (Cilas).
“(La enfermedad de Covid)”, agrega, “ha venido a reforzar la tendencia de que el joven tiene que aceptar un pequeño ingreso en cualquier empleo en las condiciones que sean si quiere ganar un poco de dinero, es decir, están expuestos a los peores abusos”.
Por rango de edad, de marzo a diciembre, 120 mil 875 personas de 15 a 19 años perdieron el empleo, lo mismo que 161 mil 987 trabajadores de entre 20 y 24 años, y 157 mil 155 de 24 a 29 años.
“Son los más vulnerables entre los vulnerables”
Héctor de la Cueva, coordinador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (Cilas), considera que no hay una estrategia gubernamental específica para rescatar a los jóvenes en medio de la pandemia, pese a que se trata del grupo más perjudicado.
- Para el especialista, en los más de 10 meses que lleva la emergencia sanitaria, el gobierno federal ha seguido un plan prepandémico basado en programas asistencialistas de becas que no hacen sino perpetuar la precariedad laboral de la juventud trabajadora.
- “Más que programas asistenciales, porque esa es la lógica que ha tenido el gobierno, lo que hace falta son programas de productividad, de impulso de la producción y de reactivación económica donde se establezcan condiciones y garantías adecuadas para los jóvenes”, expone en entrevista.
Por ejemplo, detalla, como parte del paquete de reactivación económica, las autoridades tendrían que fomentar y vigilar que las empresas garanticen condiciones laborales decentes para los jóvenes en general, así como implementar acciones afirmativas que beneficien específicamente a las mujeres.
“Lo que hace falta, independientemente de reactivar la economía, es que dentro de los planes de reactivación se adopten estrategias y políticas públicas destinadas a fomentar el empleo decente para los jóvenes. Si se sigue con la lógica asistencialista de darles un poquito de dinero o de darles una bequita que después no va a transformarse en empleo, pues no se soluciona el problema”, advierte.
- Procurar un trabajo estable y digno para los jóvenes es vital, explica, porque ello garantiza la sobrevivencia de la propia sociedad en su conjunto: mejores empleos derivan en mejores sueldos, más ahorro, más gasto y más crecimiento económico.
- “Una sociedad que no apuesta a renovarse creando empleos dignos para sus jóvenes es una sociedad condenada a la improductividad y al bajo crecimiento. Porque de por sí estamos en una sociedad que está envejeciendo notoriamente, y que ocurra este fenómeno implica que la sociedad mexicana no está invirtiendo en sus jóvenes”, refiere.
“Y quizá es un fenómeno global, porque los jóvenes son los más vulnerables entre los vulnerables: son los que se les otorgan los peores empleos, eventuales y generalmente precarios, pero además, por lo general, están condenados a no generar antigüedad, permanencia o estabilidad”.
- El especialista abunda que, al mismo tiempo, la fuerza de trabajo joven contribuye a sostener el sistema de pensiones, que cada vez asfixia más las arcas públicas. Ello significa que la precarización no solo reduce a ellos mismos sus expectativas de un retiro digno en el futuro, sino que también menoscaba su aportación al sostenimiento de la población actualmente jubilada.
“Si de por sí los jóvenes, con el tipo de empleos que estaban obteniendo, no acumulaban antigüedad y muchos de ellos muy probablemente ni siquiera puedan acumular fondos de retiro, entonces estamos hablando de una perspectiva, para los jóvenes, de no tener recursos para su vejez, pero a la vez que efectivamente no aportan a lo que pudiera ser el sostenimiento de la gente de la tercera edad”, indica.
De la Cueva considera que, antes de la pandemia de Covid, comenzó a registrarse un aumento de la precarización laboral no solo entre jóvenes de bajos estudios, sino marcadamente entre quienes cuentan educación media y superior.
“¿Dónde estamos viendo a los jóvenes trabajando? Los encontramos entre los repartidores, los despachadores de restaurantes de comida rápida, en los call centers, sin prestaciones. Lugares de trabajo en los que, además, pasan rápidamente para ir a otra chamba del mismo estilo. Ese chambismo los tiene en una condición de absoluta dependencia, y además se les niega el ejercicio de sus derechos colectivos”, explica.
Incentiva deserción plan de 4T
Los apoyos gubernamentales para jóvenes que no estudian y no trabajan pueden estimular la deserción escolar. La razón, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), es que se les entrega más dinero que a quienes ya están en las aulas.
En su Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2020, presentado ayer, el Coneval compara los programas Jóvenes Construyendo el Futuro -que promueve la capacitación laboral de personas entre 18 y 29 años- y Jóvenes Escribiendo el Futuro -que entrega becas para estudiantes de Educación Superior.
- El primero otorga 4 mil 310 pesos mensuales a jóvenes que no estudian y tienen capacitación como aprendices, y el segundo reparte 2 mil 400 pesos al mes a estudiantes universitarios. Construyendo el Futuro da el apoyo por 12 meses, y Escribiendo el Futuro por 10 meses del ciclo escolar.
- «Esto podría ocasionar que un sector de esta población se decante por el programa que ofrece el mayor monto, en este caso el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro, y derive en la deserción escolar al tratarse de un incentivo económico más alto», consideró el Consejo.
El Coneval también señaló que Jóvenes Construyendo el Futuro carece de mecanismos para asegurar que la capacitación les permita conseguir una mejor vida.
«El programa ofrece una vinculación temporal por 12 meses con un apoyo mensual para recibir capacitación en un centro de trabajo, pero carece de mecanismos para garantizar que la capacitación de los beneficiarios sea adecuada o suficiente para mejorar sus condiciones de empleabilidad», sostuvo.
Al revisar los programas sociales de la actual Administración, el Consejo advirtió que no son integrales y que se han enfocado sólo en la transferencia directa de dinero, más que en la prevención y mitigación de riesgos, por lo que no hay garantía de que los beneficiarios salgan de la pobreza.
Por ejemplo, refirió, los programas enfocados en niños, como el de apoyo para los hijos de madres trabajadoras y el de becas para la educación básica sólo transfieren recursos monetarios.
«No es posible asegurar que los apoyos económicos de estos programas sean suficientes ni que se utilicen para atender las necesidades específicas de este grupo», sostuvo.
Aumenta el abandono escolar
A pesar de que el abandono escolar se redujo a nivel general en el país, solo la educación superior reflejó un aumento en los alumnos que dejaron la carrera.
- Es decir, que más universitarios abandonaron sus estudios durante el ciclo 2019-2020 a comparación de 2010-2011, de acuerdo con datos del Censo 2020 realizado por el Inegi.
- En septiembre de 2020, la UNAM alertó el riesgo de que 72 mil de sus estudiantes de bachillerato y universitarios abandonaran sus estudios
- Hace una década el porcentaje de abandono escolar a nivel superior se encontraba en 7.1 por ciento; y, para el segundo semestre del año anterior este porcentaje fue de7.4 por ciento en promedio nacional.
Sin embargo, hay entidades en las que este problema es más evidente. Baja California Sur es la entidad con mayor porcentaje de deserción del país en educación superior con 14 por ciento de estudiantes universitarios que dejaron las aulas presenciales o digitales. Le siguen Quintana Roo con 12.5 por ciento, Sinaloa con 12 por ciento, Campeche y Veracruz con 11.7 y 11.6 por ciento, respectivamente.
- La pandemia de COVID-19 que trajo la suspensión de clases en aulas presenciales o los efectos negativos en la economía son solo algunos de los factores que influyeron en que este nivel educativo fuera el único afectado con respecto al abandono de los estudios, según las cifras del Inegi.
- En septiembre de 2020, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alertó el riesgo de que un 20 por ciento de su matrícula de alumnos de bachillerato y universitarios (alrededor de 72 mil estudiantes) podría desertar debido a la crisis económica por la que atraviesa el país, misma que se agudizó con la llegada de la pandemia.
A pesar de estas cifras, Alma Maldonado, integrante del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), asegura que todavía se desconoce el profundo impacto de la crisis sanitaria en el abandono escolar, entre otros motivos porque la Secretaría de Educación Pública (SEP) no ha publicado diagnósticos o datos acerca de cuántos alumnos se inscribieron para el ciclo de este año.
- Muchos consideramos que se viene una situación muy complicada para la educación en términos de abandono a partir de la pandemia. Habría que esperar los números que van a resultar en todo este proceso que todavía no termina y además la SEP no ha querido ofrecer los datos que se tengan de reinscripciones. Y los datos preliminares han sido más bien de instituciones como la UNAM, por institución se podría ir viendo una primera fotografía pero es incompleta – Alma Maldonado, Integrante del Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav
Maldonado explica que no sorprende que sea el nivel superior el que presenta un incremento en la deserción escolar y considera que se debe a dos principales motivos: la poca flexibilidad en los sistemas de educación en México y la situación económica a la que se enfrentan los grupos de edad que cursan una carrera universitaria.
“Los jóvenes en esa edad han atravesado una situación muy complicada en los últimos años, es una suma de factores que nos permiten suponer por qué se da el abandono en este nivel o por qué no se ha podido revertir”, agregó./Agencias-PUNTOporPUNTO