Redacción
El pasado 10 de mayo, Karina –nombre ficticio– llegó a su casa ubicada en el municipio de Huauchinango, Puebla, después de una ardua jornada. A sus 11 años se dedicaba a vender dulces en la calle.
Al entrar a su casa ya la esperaba su padrastro, un hombre de aproximadamente 60 años de edad, identificado por la Fiscalía de Puebla solo como “Eduardo C”.
Furioso, Eduardo C empezó a regañar a Karina, pues llegó unos minutos más tarde de lo que le había indicado.
El padrastro no solo la obligaba a vender dulces en la calle, sino que le imponía horarios para llegar a casa.
Fuera de sí, Eduardo C consideró que le tenía que dar un castigo ejemplar a Karina por desobedecerlo. Y se le ocurrió algo brutal: le quemaría los pies.
Hizo que Karina se quitara los zapatos; en seguida tomó una cuchara grande de la cocina, la puso a calentar en la estufa y, tras someter físicamente a la niña, le puso la cuchara caliente en varias partes de sus pies.
En principio, el padrastro de Karina solo fue acusado de violencia intrafamiliar y fue dejado en libertad a cambio de una fianza y del compromiso de ir a firmar cada semana al juzgado correspondiente.
Sin embargo, casi un mes después, el agente del Ministerio Público solicitó que Eduardo C fuera sometido a prisión preventiva, lo que fue concedido por el juez de control.