Un índice elaborado por la coalición internacional contra la pobreza Oxfam mostró que los gobiernos de todo el mundo “alimentaron una explosión de desigualdad” con sus políticas de gastos e impuestos durante la pandemia covid-19 desatada a comienzos de 2020.
- Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, dijo que “nuestro índice muestra que la mayoría de los gobiernos ha fracasado a la hora de tomar las medidas necesarias para contrarrestar la explosión de desigualdades generada por la pandemia”.
“Han suprimido servicios públicos cuando más se necesitaban y, en cambio, han permitido que los milmillonarios y las grandes empresas se embolsen beneficios récord”, agregó.
- El “Índice de Compromiso con la Reducción de la Desigualdad 2022”, o Índice CRI, fue elaborado junto al grupo de gestión de finanzas para el desarrollo DFI (Development Finance International), y analizó políticas y medidas que 161 países aplicaron durante los dos primeros años de la pandemia.
Casi la mitad (77) de los países estudiados recortaron su gasto en protección social, y 70 % rebajaron el presupuesto destinado a la educación.
La mitad de los países de renta baja y media-baja recortaron su gasto en salud, pese a experimentar la mayor crisis de salud pública del último siglo.
A pesar del aumento sin precedentes de la pobreza, y de que los trabajadores se enfrentan a un alza del precio de los alimentos y la energía no vistos en décadas, dos tercios de los países no equipararon su salario mínimo al crecimiento económico.
Y pese a la enorme presión sobre sus finanzas públicas, 143 países congelaron los impuestos aplicables a su población más rica, y 11 países incluso los rebajaron.
“La mayoría de los gobiernos ha fracasado a la hora de tomar las medidas necesarias para contrarrestar la explosión de desigualdades generada por la pandemia. Han suprimido servicios públicos cuando más se necesitaban y, en cambio, han permitido que los milmillonarios y las grandes empresas se embolsen beneficios récord”: Gabriela Bucher.
- Por ejemplo Francia cayó cinco puestos en el CRI, de la casilla siete a la número 12, tras reducir los tipos de impuesto sobre la renta empresarial y por eliminar el que en 2019 gravaba la riqueza.
- Jordania ha reducido en una quinta parte su gasto en salud a pesar de la covid, Nigeria no actualiza su salario mínimo desde antes de la pandemia, y Estados Unidos no ha subido su salario mínimo federal desde 2009.
“Afortunadamente, hay ejemplos de gobiernos decididos, desde el Caribe hasta Asia, que no han seguido esta tendencia y han tomado firmes medidas para controlar las desigualdades”, dijo Bucher.
Por ejemplo, Costa Rica aumentó el tipo superior del impuesto sobre la renta en 10 puntos porcentuales, y Nueva Zelanda lo hizo en ocho puntos.
El Territorio Palestino Ocupado aumentó su gasto social, que ha pasado de 37 a 47 % de sus presupuestos generales.
Barbados introdujo un conjunto exhaustivo de leyes para mejorar los derechos laborales de las mujeres, y Maldivas por primera vez comenzó a aplicar un salario mínimo en todo el país.
El Índice combina los datos de políticas y medidas adoptadas en materia de servicios públicos, impuestos y remuneración del trabajo, para elaborar su clasificación.
- Los 10 primeros puestos corresponden a economías industrializadas encabezadas por Noruega, a la que siguen Alemania, Australia, Bélgica, Canadá, Japón, Dinamarca, Nueva Zelanda, Eslovenia y Finlandia. Polonia lidera en medidas tomadas en favor de los servicios públicos, pero su política tributaria es reprobada.
Los 20 situados al final de la lista son 17 países de África al sur del Sahara, Laos y Omán en Asia, y Haití en el Caribe.
Entre 25 países de América Latina y el Caribe –no se incluyó a Colombia, Cuba, Nicaragua, Venezuela y algunos caribeños-, la mejor ubicada es Argentina, en la casilla 32, seguida de Chile (38), Costa Rica (52), Uruguay (58), El Salvador (59), Belice (60), México (66), Barbados (67), Guyana (69), Bolivia (71) y Ecuador (75).
El informe mostró que en 2021 los países de renta baja destinaron 27,5 % de sus presupuestos al pago de la deuda, lo que equivale a dos veces su gasto en educación, cuatro veces su gasto en salud y casi 12 veces su gasto en protección social.
- Matthew Martin, director de DFI, afirmó que “es perfectamente posible y de sentido común evitar el aumento de las desigualdades. La desigualdad es una elección política; los gobiernos deben dejar de anteponer los más ricos al resto de la población”.
- Oxfam y DFI consideran que la crisis de desigualdad global, dentro y entre los países, ya sobrecargada por la pandemia, está exacerbada por los altos niveles de inflación y se agrava por el impacto de la guerra en Ucrania, especialmente por el aumento de los precios de los alimentos y la energía.
La crisis global del costo de vida empujó a 71 millones de personas a la pobreza solo entre marzo y junio de este año, sobre el telón de fondo de que 828 millones de personas padecen hambre, 150 millones más que antes de la pandemia, según Oxfam.
Otro aspecto de la crisis es que la pandemia aumentó las vulnerabilidades económicas de las mujeres y la violencia de género, y revirtió décadas de progreso en la paridad de género, a pesar de que las mujeres han estado en la vanguardia de las respuestas a la covid.
Los sectores informal y de hostelería se vieron gravemente afectados por la pandemia, lo que provocó la pérdida de ingresos y medios de subsistencia de las mujeres. Solo en 2020, se estima que las mujeres perdieron alrededor 800 000 millones de dólares en ingresos.
El análisis culmina con una crítica a la insistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que se adopten nuevas medidas de austeridad para reducir la deuda y los déficits presupuestarios
Tres cuartas partes de los países en el mundo prevén nuevos recortes en sus presupuestos en los próximos cinco años, por un valor de 7,8 billones (millones de millones) de dólares, según datos del FMI considerados en el Índice CRI.
Riqueza de Slim y Larrea equivale a la de 50% de la población de AL
Los dos hombres más ricos de América Latina y el Caribe, los mexicanos Carlos Slim y Germán Larrea, concentran más riqueza que la mitad de toda la población de América Latina. En este contexto, Grazielle Custódio, integrante de la red de justicia económica de Oxfam, subrayó que el incremento de la pobreza y la desigualdad en la región, acentuada con la pandemia, requiere que se dejen de repetir las medidas de austeridad dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
- Detalló que los 97 multimillonarios de América Latina y el Caribe tienen más riqueza que 392 millones de personas –las cuales equivalen al 60 por ciento de la población de la región–, mientras un informe de Oxfam revela que sólo Slim y Larrea tienen una riqueza conjunta de 100 mil millones de dólares, por encima que los 91 mil millones de la mitad de la población latinoamericana.
Agregó que al cierre de 2021, una “minoría inmensamente privilegiada” de 10 por ciento de la población recibió 77 por ciento de la riqueza total de los hogares, mientras que 50 por ciento más pobre apenas concentró uno por ciento de la riqueza; tres de cuatro multimillonarios ahora son más ricos que antes de la crisis.
- Entre 2020 y 2022 (en plena pandemia), han aparecido 27 nuevos multimillonarios en América Latina y el Caribe, cuya riqueza ha crecido, además, a razón de 5 millones de dólares por hora y 124 millones de dólares al día, consignó.
- Durante un encuentro con periodistas convocado por la Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos, denunció que luego de un incremento en el gasto durante el primer año de la pandemia, la mayoría de las economías han vuelto a las medidas dictadas por el FMI.
“América Latina y el Caribe ya estaba en una situación de desigualdad y austeridad antes del coronavirus”, explicó Custódio, desde 2015 la pobreza venía al alza y ahora se enfrenta a cinco años de recortes presupuestales.
“Ahora, más que nunca, los gobiernos de América Latina y el Caribe deben abandonar todas las formas de austeridad y aumentar significativamente los recursos públicos para invertir en políticas sociales impactantes para su población, especialmente los más pobres y vulnerables, que se han visto afectados de manera desproporcionada por las desigualdades estructurales en la región”, explica Oxfam.
26% de mexicanos enfrenta inseguridad alimentaria por aumento de precios
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente 3.7 %de la población mexicana vive inseguridad alimentaria severa.
Sin embargo, si se añade la disminución en la cantidad y calidad, la cifra aumenta a 26%. Es decir, casi una cuarta parte de la población —33 millones de personas, en promedio— enfrenta algún nivel de inseguridad alimentaria por el aumento de precios en los víveres.
- Según el especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Uberto Salgado Nieto, en México la cuestión alimentaria es un fenómeno complejo, puesto que los problemas de países subdesarrollados y de primer mundo, coexisten en un solo territorio.
- Un ejemplo de ello es que, a la par que hay elevados niveles de desnutrición y falta de acceso a comida, el país también ocupa los primeros lugares en términos de obesidad y diabetes.
Cabe agregar que de acuerdo con lo señalado por el especilista en Gaceta UNAM, a la problemática se suman los niveles de desigualdad y pobreza que se viven en México.
De hecho, hay una cifra importante de mexicanos que viven en esa condición, puesto que alrededor del 46% de la población, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, situación que los hace altamente vulnerables a impactos globales del aumento de precios en los alimentos.
Salgado Nieto señala que este panorama muestra la complejidad del escenario, en un momento en que la sosciedad de adpata a la “nueva normalidad”.
- Este contexto puede observar que si bien 2020, cuando se dieron las mayores afectaciones a la economía por las restricciones a la movilidad, se vislumbraba como un año complicado, 2022, con todo el escenario global, se percibe como una época complicada para hablar de seguridad alimentaria a nivel mundial y en México, explicó el experto.
Aunado a ello, si la economía de Estados Unidos entrara en un proceso de recesión, México sufriría un efecto de contagio, lo que profundizaría el problema de inseguridad alimentaria, precisamente por la pérdida de salarios. “Bajo ese contexto, la vía de la recuperación económica sería más complicada y severa de lo que hoy vivimos. De hecho, habría que profundizar las políticas públicas del gobierno actual y echar mano de una estrategia económica distinta a la actual, orientada a impulsar el crecimiento económico de una manera más acelerada”.
El experto resalta que el paquete de medidas contra la inflación y la carestía establecido por el actual gobierno busca otorgar exenciones a la importación de cereales básicos como el maíz, alimento base en la dieta de los mexicanos, a fin de evitar una escalada inflacionaria provocada de manera interna por la insuficiencia en su producción nacional para cubrir la demanda.
Asimismo, se busca generar acuerdos con empresas productoras de harina de maíz para controlar la elevación en el precio de la tortilla y fríjol.
Salgado Nieto plantea que es importante avanzar en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, para revertir el proceso inflacionario que genera un efecto dominó con afectaciones a la economía global.
- Indica que la FAO manifiesta que el nivel de producción actual de alimentos en el orbe es suficiente para terminar con la hambruna mundial. Sin embargo, el problema es la distribución y acceso a estos. Es decir, existe un sector de la población que, por las condiciones estructurales de la economía como pobreza y desigualdad, está limitado para contar con ellos, situación que también contribuye a mayor desnutrición de estas personas.
De hecho, prosigue, cifras del boletín epidemiológico de 2021 emitido por la Secretaría de Salud, los niveles de desnutrición leve en la población mexicana se incrementaron con respecto a 2020, en 18.8 por ciento. Lo anterior significa que casi una quinta parte padeció esa carencia de 2020 a 2021. En cuanto a la desnutrición grave o extrema, se incrementó en 10.3 por ciento en ese lapso.
- En el documento se indica también que esos datos pueden ser incluso superiores, porque los porcentajes están subestimados ya que solo se consideró a la sociedad que acude a los centros de salud.
- Entonces, como resultado de la pandemia, la pérdida de empleo, la falta de ingresos que padecíamos a partir de 2020 y ahora estos procesos inflacionarios, limitan cada vez más la posibilidad de adquirir comestibles lo que se muestra en mayores niveles de desnutrición de la población mexicana.
Datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de 2020 señalan que cerca de 47% de los hogares mexicanos manifestaron preocupación, porque los alimentos no fueran suficientes para la familia. De hecho, 12.7% se quedaron sin comida por falta de ingresos, apunta Uberto Salgado.
Ante este panorama complicado para México y el resto del mundo -afirma el entrevistado- sería imposible alcanzar la meta propuesta por la FAO de poner fin al hambre en 2030. Por lo anterior, este organismo internacional debería impulsar una política solidaria (como ocurrió con el mecanismo Covax para garantizar que todas las personas del planeta tengan acceso a las vacunas COVID-19), en apoyo a las poblaciones que menos tienen, sobre todo de África, severamente afectada por los estragos del cambio climático que provoca importantes pérdidas de cosechas.
Comenta que la alimentación es la base de cualquier sistema económico, porque es el insumo principal de la fuerza de trabajo, la cual mueve al sistema económico. Por ello es importante que las personas puedan acceder a una alimentación sana y de calidad, porque es un derecho fundamental de cualquier ser humano.
“Una persona bien alimentada y sana puede absorber de mejor manera los conocimientos”, asevera./PUNTOporPUNTO
Documento Íntegro:
rr-cri-2022-111022-summ-es-oxfam