Hacer frente a la pandemia de Covid-19 en el mundo ha implicado una pérdida generalizada de libertades y derechos fundamentales que han puesto en evidencia la transformación del Estado de derecho de los países occidentales a un modelo más autoritario, en el que cada vez es más común que se vea transgredida la democracia y el respeto a los derechos humanos.
- La aplicación de prohibiciones y medidas coercitivas en busca de frenar los contagios del virus del SARS-Cov-2 ha implicado que en este 2020 al menos en 61% de los países del mundo esas decisiones resultan preocupantes para la democracia y los derechos humanos, de acuerdo con Idea Internacional, una ONG dedicada a promover la democracia a escala mundial.
Ejemplos a nivel internacional de esta situación, señala un cable de la agencia de noticias AFP, se han presentado en naciones considerados antidemocráticos; sin embargo, este fenómeno también se ha hecho presente en países democráticos, lo cual ha implicado el posible deslizamiento del Estado de derecho occidental hacia un nuevo modelo más autoritario.
En China, por ejemplo, las autoridades han adoptado medidas extremadamente coercitivas, con el confinamiento estricto de zonas muy extensas, pruebas masivas y vigilancia mediante aviones teledirigidos; o en Egipto, donde la pandemia ha significado una oportunidad para promulgar y aplicar normas represivas que consoliden las prácticas ya establecidas.
- Bajo este escenario, México no parece ser una excepción, pues, aunque se encuentra en los países que se ha resistido a decretar medidas coercitivas como el “toque de queda”, las libertades y derechos no han quedado intactas.
- Para Juan Francisco Torres Landa, secretario general de México Unido contra la Delincuencia (MUCD), las libertades que justamente tienen que ver con preservar la vida, de tener integridad física “están siendo amenazadas por una toma de decisiones iracunda, totalmente ajena a mejores prácticas internacionales, en las que pareciera que la única libertad que está de por medio es la de morir”.
“No podemos pensar que la mortandad es una consecuencia natural e inevitable de la pandemia, porque hay ejemplos de países que han hecho bien las cosas como Nueva Zelanda, Corea del Sur o Taiwán, incluso de más cercanos como Uruguay y Paraguay que demuestran desempeños per cápita mucho mejores que los de México. A esto se suma que las medidas que se están tomando tienen un corte netamente electoral y no una cuestión de cómo beneficiar a la mayor parte de la población”, subrayó a ejecentral el también miembro del Consejo Directivo de UNE México.
En ese contexto, el abogado y activista, reiteró que «la única libertad que parece estar vigente es la de morir, tanto físicamente, en materia de sanidad o de salud pública, como la de economía. Una mortandad de industria, de empleo brutal que además ha coincidido en que ambas han incrementado, por un lado, el número de contagios y muertes, y por lo mismo una debacle financiera mucho más importante que la que necesariamente hubiéramos tenido que sufrir”.
Esta libertades, principalmente a la de vida, pero también la libertad de trabajo, de empresa, de asociación, subrayó Torres Landa, se ven amenazadas «por un falso sentido de libertad como es el hecho de rásquense con sus propias uñas y háganle como ustedes puedan. Eso no es libertad, eso es irresponsabilidad».
Al respecto, Eduardo Bohórquez López, director general de Transparencia Mexicana, opinó que la información pública, por ejemplo, que resulta un derecho que a su vez posibilita otros más, ha sido desplazado por lo que los gobiernos deciden informar a través de ruedas de prensa y redes sociales. “Aunque dar la cara es valioso, lo es todavía más el poder acceder a la información sin intérpretes”.
- De acuerdo con el activista, “los signos autoritarios” no van a terminar con la llegada de la vacuna, pues a su consideración: “la situación económica y de seguridad entrará en uno de los momentos más delicados en 2021; y la ‘aparente necesidad’ de mayor control por parte del Estado abrirá el cauce a medidas excepcionales”.
En ese sentido, destacó que por esas razones es que para los gobiernos “resultan tan incómodas las voces disidentes o las organizaciones civiles en el mundo. Porque las organizaciones civiles siempre han dejado claro que hay otros escenarios que no pasan por sacrificar derechos o libertades.”.
Otro fenómeno de los tiempos de la pandemia, apuntó Bohórquez López, es el considerar a todos los temas, sin analizarlos cabalmente, en temas de seguridad nacional. «En México, Colombia y Brasil las fuerzas armadas están acumulando un poder sin contrapesos ni precedentes. Ya no es necesario sacar los tanques a la calle. El poder civil ha ido entregando más y más espacios a las fuerzas armadas.”, señaló.
¿Cuáles serán desafíos que enfrentan países para vacunación contra COVID?
Arifullah Khan acababa de administrar otra vacuna contra la polio cuando empezaron los disparos en las colinas cercanas.
“Sucedió de la nada. Había tantos disparos que se sentía como una explosión», comentó, recordando los detalles del ataque ocurrido hace cinco años en la región tribal de Bajaur, cerca de la frontera de Pakistán con Afganistán.
Una bala le destrozó el muslo y cayó al suelo. Su amigo de la infancia y compañero en la campaña de vacunación, Ruhollah, yacía desangrándose en el piso frente a él.
“No me podía mover”, dijo Khan. “Lo vi en el suelo frente a mí mientras respiraba por última vez”.
- En Pakistán, administrar vacunas puede ser letal. Las milicias y grupos religiosos radicales propagaron afirmaciones de que la vacuna contra la poliomielitis es una estrategia de los países de Occidente para esterilizar a los niños musulmanes o hacer que le den la espalda a la religión. Más de 100 trabajadores de salud, vacunadores y funcionarios de seguridad involucrados en la campaña de vacunación contra la polio han sido asesinados desde 2012.
La violencia es un ejemplo extremo de las dificultades que muchos países pobres y en vías de desarrollo enfrentan en Asia, África, Medio Oriente y América Latina mientras abordan la enorme labor de vacunar a su población contra el COVID-19.
No solo es el problema de adquirir las vacunas o de estar al final de la fila, detrás de los países ricos, para recibirlas.
- La mala infraestructura a menudo significa que las carreteras son peligrosas y la electricidad es esporádica para los refrigeradores vitales para la conservación de las vacunas. Las guerras e insurgencias ponen en peligro a los vacunadores. La corrupción puede desviar fondos, y los planificadores de las campañas de vacunación a veces deben navegar a través de múltiples facciones armadas.
“Las zonas más desafiantes son los sitios de conflicto, donde los brotes de violencia obstaculizan las vacunaciones, y las áreas donde circula información falsa, la cual desalienta la participación de la comunidad”, dijo Benjamin Schreiber, subdirector de inmunización global de Unicef.
Muchas naciones están dependiendo del Covax, que es un sistema internacional dirigido a garantizar un acceso equitativo a las vacunas, aunque cuenta con fondos insuficientes.
Sin embargo, la situación es distinta para cada país.
- México, por ejemplo, tiene previsto empezar con la campaña de vacunación pronto. El ejército se encargará de la distribución y el gobierno ha prometido vacunas gratuitas para los cerca de 130 millones de habitantes de la nación para finales de 2021.
Mientras tanto, en Haití, que es el país más pobre del hemisferio oeste, aún no anuncia sus planes de vacunación. Los expertos de salud temen que información falsa pueda afectar la campaña, como afirmaciones de que los hospitales darán inyecciones letales para aumentar el número de muertos por COVID-19 y recibir más ayuda extranjera./Agencias-PUNTOporPUNTO