AGENCIAS
El gobierno mexicano inició la tarde del martes la evacuación turistas nacionales y extranjeros que están varados en Baja California Sur después del paso del huracán Odile, mientras los habitantes de la zona afectada regresaban a sus hogares en ruinas y miles continuaban sin luz ni agua.
Odile tocó tierra la medianoche del domingo y el martes continuaba a su avance por el golfo de California debilitado como tormenta tropical pero provocando intensas lluvias tanto en la península de Baja California como en el noroeste de México y el suroeste de EEUU que podrían provocar serias inundaciones, indicaron meteorólogos.
La Secretaría de Gobernación informó de la puesta en marcha del puente aéreo con aviones militares y comerciales que trasladarían a los turistas desde La Paz y Los Cabos a Tijuana (en la frontera con EEUU), Mazatlán (Sinaloa), Guadalajara (Jalisco) y la Ciudad de México, donde los extranjeros serían atendidos por sus respectivos servicios consulares.
El primer avión, de La Policía Federal, salió el martes por la tarde con 137 personas desde Los Cabos al aeropuerto de Mazatlán, informó esta entidad en un comunicado.
Los aeropuertos de La Paz y Los Cabos siguen cerrados a los vuelos comerciales. El primero no fue tan dañado, pero en Los Cabos, Odile dejó totalmente destruido el interior de la terminal y se tuvieron que reparar los daños en la torre de control antes de ponerlo en funcionamiento para el puente aéreo, dijo José María Tapia, de la Secretaría de Gobernación en declaraciones a Milenio Televisión.
El mandatario mexicano Enrique Peña Nieto llegará esta tarde a La Paz en helicóptero para conocer de primera mano los daños ocasionados por el huracán y supervisar la evacuación de los turistas, informaron funcionarios de Presidencia.
Las autoridades indicaron que había unos 30.000 visitantes en este turístico destino, 26.000 de ellos extranjeros, que permanecían en hoteles habilitados como refugios o en albergues temporales.
Luis Felipe Puente, Coordinador Nacional de Protección de Civil, dijo que la prioridad sería sacar primero a personas con problemas de salud y a turistas extranjeros y mexicanos de la tercera edad.
Responsables de emergencias indicaron que 135 personas habían sido atendidas por heridas leves producidas por cristales rotos y objetos caídos, pero no había muertos ni heridos de gravedad por el momento aunque sí cuantiosos daños materiales.
La mayoría de los postes de luz de la zona habían sido derribados, indicó Puente, dejando a 239.000 personas en el estado de Baja California Sur sin electricidad. Muchos carecían también de agua potable y había problemas de comunicación todavía el martes, porque las antenas de telefonía habían resultado dañadas. Los puertos permanecían cerrados.
José María Tapia dijo que poco a poco empezó a restablecerse la electricidad y que se han trasladado plantas portátiles de agua a los lugares con más necesidad y que ya salió hacia Baja California Sur un buque con ayuda humanitaria.
Antes de avanzar hacia el norte, Odile tocó tierra el domingo por la noche cerca de Cabo San Lucas como huracán de categoría 3 y antes de debilitarse rápidamente derribó árboles, postes de luz y dejó completamente en ruinas muchas de las casas de estructura más débil. En los edificios más sólidos, como los complejos hoteleros, innumerables ventanas y fachadas quedaron hechas añicos y la autopista principal de la región llegó a inundarse.
En Colonia Unidad Real, un barrio levantado hace unos años en un antiguo lecho fluvial, cientos de viviendas resultaron dañadas o destruidas, con escombros repartidos por todas partes.
«Hay que volver a comenzar, poco a poco porque la estufa (cocina), el refrigerador, la computadora del chico… todo, todo está arruinado», declaró entre lágrimas Enrique Cota, un poblador de Los Cabos.
Cota huyó de Odile el domingo con la ayuda de los bomberos, y al regresar a su hogar, una casa muy humilde, comprobó que aunque seguía en pie estaba totalmente destrozada. «Llevo dos días sin poder dormir», afirmó.
El lunes, tras la noche de devastación, hubo algún saqueo ocasional a pequeños supermercados ante la mirada de militares que, en este tipo de situaciones, permiten que la gente saque alimentos pero no otros objetos.
«En los siete años que estoy aquí nunca había pegado, nunca me había tocado algo así», dijo a la Associated Press Alejandro Tealdi, de 32 años, residente de Cabo San Lucas y nacido en Argentina.
El martes por la mañana, Odile se adentraba en el mar de Cortés, dejando fuertes lluvias que podrían provocar peligrosas inundaciones y deslizamientos de tierra, pero también un posible beneficio para una región afectada por la sequía.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos señaló que el martes la tormenta registraba vientos sostenidos máximos de cerca de 85 kilómetros por hora (50 millas por hora). Su centro se encontraba 25 kilómetros (15 millas) al sureste de Bahía de Los Angeles (Baja California) y a 290 kilómetros (180 millas) al sur de Puerto Libertad (en el estado continental de Sonora). Avanzaba al norte-noroeste a 15 kph (9 mph). Los efectos de tormenta tropical se extenderán 240 kilómetros (150 millas).
Las autoridades mexicanas mantienen en alerta a todos los estados del noroeste del país.