México con PEOR MANEJO del Covid-19 en el MUNDO; GOBIERNO subestima total de DECESOS

El Modelo Centinela podría estar rebasado y hay proyecciones que indican que el pico de infectados en México tendrá lugar a finales de julio de 2020

Siete y medio millones de casos y cerca de medio millón de muertes globales por COVID-19 después, México se coloca entre los países, según los registros oficiales, con los índices más altos en la pandemia del coronavirus: el catorceavo y el séptimo lugares, respectivamente.

  • La diferencia con otros países, como los europeos, es que la pandemia en México está en auge, al igual que en muchos otros países del continente. Para Laurie Ann Ximénez, investigadora del Laboratorio de Genética Molecular de la FO-UNAM, México ha tenido uno de los peores manejos de la pandemia, sólo por detrás de Estados Unidos y Brasil.
  • La académica especialista en microbiología y egresada de la Universidad de Harvard ha sido una de las principales críticas dentro de la UNAM sobre las estrategias gubernamentales que se han implementado para contrarrestar la epidemia. En entrevista, refiere que este manejo ha sido desafortunado y las consecuencias más graves de ello están por verse aún.

Esta entrevista se realizó en el marco de la puesta en marcha del plan de la “nueva normalidad”, cuando se registraban casi 10 mil decesos. Una semana después hemos rebasado los 15 mil.

“Las personas deben saber que este escenario no era inevitable, sino que es consecuencia de las desiciones de gobierno; bajo todas las fórmulas para el manejo de una epidemia de esta naturaleza, las tomadas aquí no están cerca de haber sido las acertadas”. Para la científica, de acuerdo a la forma en que los diferentes países enfrentaron la epidemia, se les puede agrupar en cuatro.

“ORO, PLATA Y BRONCE”.

En el primero están los “ganadores”, como Taiwán, Hong Kong, Vietnam o Nueva Zelanda, que juntos no rebasaron ni siquiera el centenar de decesos. Desde que inició el brote en China tomaron medidas fuertes de contención, comenzando por el cierre de sus fronteras y la realización de pruebas a personas que entraban al país, así como la cuarentena estricta a quienes venían de fuera, principalmente China en la región.

  • Estos países no pasaron por una curva epidemiológica, puesto que los casos se controlaron conforme llegaron y el impacto social, en salud pública y económico ha sido “infinitamente” menor que en los demás países.
  • En el siguiente grupo, refiere, se encuentran aquellos que no actuaron eficazmente al inicio, como el grupo anterior, no contuvieron ni cerraron sus fronteras y se desarrollaron los contagios comunitarios en su población, lo cual genera una explosión desmedida en las transmisiones.

“Aquí están Japón, Corea del Sur, Malasia, Australia, entre otros, que entraron en una curva epidemiológica. Tuvieron contagios comunitarios, sin embargo, metieron las medidas de contención inmediatamente después”. Sus curvas, agrega, transcurrieron con estabilización y disminución y fueron bajas, así como sus muertes por día, que no rebasaron las 200. “Ahora ya no registran casos, siguen medidas de mitigación, pero no hay un encierro generalizado, sino el distanciamiento social, uso de cubrebocas y las medidas de higiene”.

  • En tercer lugar vienen países como los europeos, donde Reino Unido, España, Italia, Francia e incluso Alemania tuvieron muchos casos y decesos. “Actuaron mal al inicio, en medio y tomaron acciones tarde, cuando ya tenían demasiados contagios y demasiada carga viral en su comunidad”.

Hubo muchos muertos —Reino Unido (41mil), Italia (34mil), Francia (29 mil), España (27 mil)— y realizaron “esfuerzos gigantes y dramáticos” para controlar sus curvas epidémicas con contención. “Actuaron tarde y les costó más en esfuerzo, tiempo, dinero y vidas, pero lo lograron, ahora ya están en descenso y en estabilización. Con base en ello han comenzado a abrir sus actividades”.

No obstante, acota, en países como Alemania cuando vieron que se incrementaron los casos fueron más despacio con la reapertura. “Llevan a cabo una estrategia de vigilancia, pruebas de seguimiento y así mantienen un balance entre la reapertura de la economía y las actividades sociales, al tiempo que se protege a la población de volver a caer enferma y tener más muertes”.

LOS PEORES

Ximénez-Fyvie llega finalmente así con los mayores “perdedores”, quienes lo hicieron mal al inicio, en medio y así continúan, comenzando por Estados Unidos y seguidos de Brasil, donde registran dos millones y 800 mil contagios, y 114 mil y 40 mil muertes, respectivamente. “Después seguimos nosotros, junto con Rusia, Perú e India”.

  • Cuando teníamos casos importados se hacía un seguimiento puntual de los contagiados, señala, que era la estrategia correcta: caso por caso, aislarlos y poner en cuarentena. “Pero después, las autoridades tiraron la toalla cuando llegamos a 350 casos y con la posterior declaración de la fase 2. Para entones se dijo que ya no se contarían los casos y pasamos a la vigilancia Centinela, ¡¿Cómo?!”.
  • Ahí se perdió el control, refiere la científica, no se siguió el rastro y evolución de la epidemia y se buscó monitorear a través de un método para estimar casos de influenza. “De esta forma, las autoridades se volvieron espectadoras del problema”.
  • La investigadora refiere lo que las autoridades de Salud reconocieron recientemente, y es que la curva epidemiológica en México no desciende y esto se debe, dice Laurie Ann Ximénez, a que no descienden solas, a menos de que “todos los que se hayan tenido que infectar se hayan infectado y todos los que hayan tenido que morir mueran”.

Pero no es el caso, como tampoco hay una vacuna ni tratamiento que altere la curva, agrega, por lo que se requieren medidas “de contención”, como lo han hecho otros países en diferentes momentos de su emergencia. La contención implica hacer pruebas, rastreo y seguimiento de casos y con sus contactos para que sea útil; esto debe ir a su vez con una estrategia de aislamiento y cuarentenas. En cambio en México se llevan a cabo medidas de mitigación que no hacen descender la curva, sino que la hace menos pronunciada.

Pero para cambiar de estrategia se requiere liderazgo y visión, las cuales han faltado en el país, apunta la científica, porque se piensa que “saldrá más barato no hacer nada”. De haber empleado medidas de contención y seguimiento, enfatiza, tendríamos un menor impacto del que tendrá la epidemia en el país. Los demás países, algunos más tarde que temprano, viraron hacia la contención, aunque mientras más tarde es más costoso y difícil, y proporcionará un resultado menos satisfactorio, más muertes. “Sin embargo, todo momento es bueno para hacerlo, aunque sea tarde”.

Finalmente, la científica enfatiza que si el gobierno no busca la protección de la población, será la sociedad quien debe extremar las medidas de protección y aislamiento.

SSA SUBESTIMA EL TOTAL DE DECESOS

En México no tenemos una visión precisa del alcance de la epidemia causada por el Covid-19 porque se realizan muy pocas pruebas clínicas, lamentablemente. Nuestro país es colero en la aplicación de tales análisis, dentro de la OECD e incluso en Latinoamérica, ya que se ha dicho que son caros sin ser útiles (la SSA confunde el costo de realizar muestreos estadísticos con el costo de “contar a todos”).

Sin embargo, como sabemos que el número de portadores del virus con pocas molestias o
asintomáticos es muy alto, resulta que no estamos considerando todos los elementos disponibles para la administración de la epidemia. Para todos los efectos prácticos, el número de contagiados por Covid-19 en México es una magnitud “inobservable”.

La misma Secretaría de Salud llegó a decir que los datos de contagios diarios que proporciona se deben multiplicar por un factor de ocho o más para poder estimar el número total de infectados. Otros investigadores han mencionado factores mucho más elevados. Por eso es difícil tomar decisiones certeras utilizando solamente el número ocial de contagios, que está burdamente subestimado. Vamos volando con turbulencia y en la niebla.

La única manera de saber dónde estamos parados es hacer un análisis lo más exhaustivo posible de los datos que proporciona diariamente la SSA. En ellos, la única magnitud fehaciente es el número de fallecimientos que van siendo registrados continuamente.

El número de contagiados lo podemos estimar a posteriori, pero estamos obligados a partir de la cantidad de decesos por el Covid-19 como único dato realmente tangible. No ignoramos que hay un subregistro de decesos debidos al Covid-19 en las actas de defunción, que en la CDMX se está investigando, pero eso lo comentamos más abajo.

  • El Instituto Robert Koch (IRK) en Alemania utiliza el llamado nowcasting para ir monitoreando la epidemia (a diferencia del forecasting, o predicciones al futuro). Lo que más importa es el aquí y ahora. Solo hay dos cantidades relevantes en los reportes diarios del IRK: el número de contagios registrados el día anterior y la tasa de crecimiento o decrecimiento de los mismos, que se reporta como un factor “R”.
  • Si R es menor que uno, los contagios diarios se van reduciendo día con día. Si R es mayor que uno, van aumentando. En cada región, el semáforo de distanciamiento social pasa al verde, amarillo o rojo de acuerdo a los contagios diarios y al valor promedio de R en días anteriores. Ya que Alemania realiza cientos de miles de pruebas por semana (y tiene capacidad para aplicar hasta un millón), la medición de la evolución del número de contagios diarios es bastante atinada, se registra en las bases de datos de inmediato, y de ahí se puede estimar el valor de R.

Nowcasting se puede traducir entonces como “estimar la situación presente”, es decir, qué valores reales tenemos hasta la fecha, para ayudar en la toma de decisiones. Debido a que en México es casi imposible calcular la tasa reciente de aumento de los contagios, por las razones explicadas arriba, no nos queda más que hacer el análisis puntual a partir del número de decesos, la magnitud observable.

La gura adjunta (“Decesos diarios hasta mayo 17”) muestra, sin embargo, otro problema que se tiene al tratar de calcular la evolución del número de fallecimientos en México. Las barras azules representan la progresión de decesos diarios desde el inicio de la epidemia hasta el corte reportado el 17 de mayo. Como se puede ver, parecería que de abril a mayo fueron cayendo los decesos diarios (supercie azul) Sin embargo después del 17 de mayo completar las estadísticas. Las barras verdes muestran las correcciones que se hicieron a las cifras de decesos diarios, del 18 de mayo hasta el 11 de junio. Eliminamos unos pocos datos que tenían fecha de deceso anterior a la fecha de síntomas.

Como es evidente, hubo correcciones signicativas para los datos de los días reportados el 17 de mayo, hasta casi un mes para atrás. El retraso administrativo en la captura de los decesos es impresionante: hasta el 17 de mayo se habían reportado 5,177 muertes por el Covid-19 (el área azul). Entre el 18 de mayo y el 11 de junio se corrigió el número de decesos y se agregaron 2,774 más (el área verde). Es decir, la cantidad total de fallecimientos al 17 de mayo no era de 5,177, como se anunció originalmente, sino de 7,951 casos, es decir, un 53% más respecto al reporte inicial.

Como vemos, este factor de corrección es muy relevante. Esto signica que cuando la Secretaría de Salud reporta el número de decesos para una fecha cualquiera, en el mes siguiente se seguirán ingresando datos que van a aumentar, a posterior, el total real.

Le pregunta entonces es: dado que el número total de decesos reportados por la Secretaría de Salud hasta el 11 de junio fue de 15,994, ¿cuál es el número real de fallecimientos, a esa fecha, hace dos días, considerando que hay datos que tardarán semanas en ingresar a la base de datos?

Para calcular el valor estimado de los decesos hasta el 11 de junio hemos hecho un ajuste estadístico a los datos reportados. La gura adjunta (“Decesos diarios hasta junio 11”) muestra, en azul, los fallecimientos reportados por la SSA desde el inicio de la epidemia y hasta el 11 de junio. El total es de 15,994 defunciones en la base de datos.

Suponiendo que los ajustes administrativos que se harán a estos datos reportados el 11 de junio van a tener las mismas proporciones (los mismos factores de corrección) que las observadas entre las barras azules y las verdes en los días anteriores al 17 de mayo, podemos estimar cuántos decesos más ingresarán a la base de datos en las semanas posteriores al 11 de junio. Esta estimación se muestra en forma de barras verdes superpuestas a las barras azules. Para disminuir el ruido en el cálculo, hemos agrupado los días en grupos de seis y la altura de cada barra muestra el promedio de casos diarios en ese intervalo. Eso no altera el número de casos totales en la región azul. Como se puede
ver en la gura, es de esperar que los días posteriores al 11 de junio ingresen 6,429 casos adicionales a la base de datos, con lo que el total esperado de decesos al 11 de junio sería
de alrededor de 22,400 casos (redondeando).

El factor de corrección, por ejemplo, para los seis días previos y hasta el 11 de junio es de 2.77, para, dada la supercie azul, poder estimar la supercie verde. Este factor fue calculado
tomando los promedios correspondientes (correcciones contra datos originales) de los seis días entre el 12 y el 17 de mayo.

Este cálculo, que es muy simple y sólo supone que la dinámica y proporciones de captura de datos no ha cambiado, nos indica que ya nos estaríamos acercando al máximo de casos mencionados por la SSA para toda la epidemia, número que era inicialmente de 6,000, pasó posteriormente a 30,000 y, recientemente, hasta 35,000 decesos posibles. Es muy probable que alcancemos esta última cantidad de fallecimientos hacia el 1 de julio, considerando el ajuste que aquí comentamos, por los datos que ingresarán tarde al sistema, y nuevos casos hasta el final del mes. El ajuste es además optimista, ya que entre el 17 de mayo y el 11 de junio hay 25 días, pero las correcciones administrativas pueden abarcar hasta las cinco o seis semanas anteriores a una fecha de corte (es decir, los datos del 17 de mayo seguirán aumentando todavía dos o tres semanas más).

LA 4T APLICA MENOS PRUEBAS DE LA COVID-19

El Modelo Centinela podría estar rebasado¹ y hay proyecciones que indican que el pico de infectados en México tendrá lugar a finales de julio de 2020². Los distintos niveles de gobierno desconocen la magnitud real del problema y el país, obligado por la necesidad, comienza una reapertura de actividades sociales y económicas conocida como el “regreso a la nueva normalidad”.

En este contexto de riesgo sanitario, expertos, analistas y políticos han reconocido la urgencia de aplicar más pruebas de COVID-19, que tienen tres principales funciones. Primero, saber la cantidad de personas infectadas; segundo, tener información menos sesgada sobre la prevalencia del virus en un determinado territorio; y tercero, contar con datos de calidad que permitan decisiones gubernamentales efectivas para enfrentar la emergencia de salud pública.

  • De acuerdo con la Universidad de Oxford de Inglaterra, México aplicó 325 mil 416 pruebas de coronavirus entre el 1 de enero y el 7 de junio de este año; una cantidad equiparable a 2 mil 9 muestras diarias, o a 2.6 pruebas acumuladas por cada mil habitantes, en los últimos cinco meses.
  • La cantidad de pruebas aplicadas en el país no sólo es la más baja entre los 37 países miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para la casa de estudios inglesa, también es una de las más bajas entre los países del Continente Americano.

México se queda corto, por ejemplo en comparación con Chile, que es el país de América que más pruebas per cápita realiza después de Estados Unidos. Mientras que en suelo mexicano, desde inicios de la pandemia fueron realizadas 2 mil 9 pruebas diarias, en el país andino hubo 10 mil 848 por día. Aquí, la relación de pruebas diarias por cada mil habitantes es de 0.002; y allá es de 1.1. Asimismo, a la par que México aplicó menos de tres pruebas acumuladas por cada mil habitantes a partir de enero, Chile aplicó 40.

  • Las cifras disponibles indican que la capacidad de aplicación diaria de pruebas de COVID-19 en México, además de ser inferior a la de países americanos como Estados Unidos y Chile, es inferior a la de Canadá, El Salvador, Panamá, Colombia, Cuba, Uruguay, Paraguay, Perú, Argentina, Bolivia y Costa Rica (en ese orden). Asimismo, es la más baja entre más de 60 países en cinco continentes analizados y comparados por la Universidad de Oxford.

Pese al bajo nivel de aplicación de pruebas, los datos refieren una tendencia al alza en México.

  • El número de pruebas diarias de coronavirus por cada mil habitantes aumentó de manera paulatina entre el 1 de enero y el 25 de mayo de 2020. A partir de ésta última fecha, que es cuando la proporción relativa alcanzó su mayor nivel, la cifra comenzó a caer hasta tocar niveles no observados desde el pasado 22 de marzo. Sin embargo, el comportamiento de éste indicador en los últimos cinco meses supone que la caída más reciente tendrá un ciclo de repunte.

EL RETO DE MÉXICO

Para científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el problema no sólo es la cantidad de pruebas aplicadas, sino también la calidad de la aplicación y de la interpretación de los resultados.

Por un lado, existen limitantes como la disponibilidad de insumos, equipo, instalaciones y personal capacitado para efectuar la toma de muestras. A ello se suman los cuellos burocráticos de botella.

“Existe un procedimiento de validación que corre a cargo del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos [Indre] para que los laboratorios encargados de realizar las pruebas, lo hagan correctamente. Esto incluye la capacitación, certificación y sobre todo, distribución de los reactivos y estándares para la prueba. Desgraciadamente, todo esto no resulta ser un proceso homogéneo en el país; y en algunos lugares, esto no sucede con la misma velocidad o bien, no se tienen la misma cantidad de recursos e infraestructura”, dijo en mayo a SinEmbargo el doctor Fidel Alejandro Sánchez Flores, investigador en jefe de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática del Instituto de Biotecnología de la UNAM.

  • Por otro lado está el gran reto de México, que es la optimización de las pruebas de laboratorio; es decir, “que las que sí haya, las que sí se puedan usar, las que sí estén disponibles, que se usen bien, que se procesen bien”, explicó el doctor Mauricio Rodríguez Álvarez, vocero de la Comisión de COVID-19 de la UNAM.
  • De acuerdo con el también profesor-investigador de la Facultad de Medicina, la mejor forma de aprovechar las pruebas es aplicándolas a grupos de pacientes de alto riesgo. Esto implica racionalizar el uso de pruebas para estudiar con mayor detalle los casos en que haya más complicaciones de salud a causa de la enfermedad, “porque te permite diferenciar para dar prioridad a pacientes”, o bien, salvar más vidas.

Acerca de las pruebas de coronavirus en el sector privado, Rodríguez Álvarez dijo a SinEmbargo que “se han convertido en un instrumento comercial porque se abrió el acceso para que la gente vaya directamente a hacerse pruebas de lo que quiera sin requisitos médicos”.

Para el especialista en microbiología y parasitología de la UNAM, lo anterior tiene “implicaciones importantes” que van desde el costo, hasta la falta de procedimientos homologados entre los sectores público y privado, que pudiera dificultar la obtención de resultados clínicos confiables.

Asimismo, el médico explicó que la falta de requisitos previos para la aplicación de pruebas, aunque no es grave y responde a la disponibilidad de recursos, pudiera indicar que no se están tomando en consideración todas las disposiciones legales y/o avaladas por las autoridades sanitarias y que, como consecuencia, no existe garantía de cumplimiento de procedimientos en toda la cadena de detección de casos.

Por lo anterior, Rodríguez comentó que “el riesgo más alto [para la salud de los mexicanos] es que se involucren intereses económicos” en momentos de pandemia. Lamentablemente, abundó, las pruebas no solucionan todo, hay deficiencias en el Sistema de Salud y los laboratorios privados terminan siendo, al fin y al cabo, un negocio que no embona y que no está coordinado con el Sistema de Salud Pública, aún cuando debería estarlo./Agencias-PUNTOporPUNTO

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