Estados Unidos saldrá de las urnas marcado por una profunda fractura política y con temor a que se produzcan episodios de violencia vinculados a las elecciones. Una campaña de las presidenciales repleta de ataques personales y descalificaciones ha abierto heridas que tardarán en cicatrizar, independientemente de que el próximo inquilino de la Casa Blanca sea Donald Trump o Kamala Harris. El actual presidente, Joe Biden, lo sabe muy bien. Él llegó al Despacho Oval con el propósito de pasar la página del trumpismo y servir de unificador, pero acaba su mandato con el país tan polarizado como cuando lo empezó.
- La actitud de los dos candidatos ha sido distinta, especialmente en el tramo final. Kamala Harris ha tratado de buscar al electorado independiente y a los moderados republicanos. Ha prometido ser “una presidenta para todos los estadounidenses”. También ha proclamado que no considera como enemigos a sus adversarios políticos y que les dará “un puesto en la mesa” si resulta elegida.
Trump, en cambio, no ha abandonado su retórica violenta, xenófoba y de confrontación. En sus mítines ha dibujado un panorama apocalíptico de un país “destruido” y al borde de la “depresión” económica ―que para nada se corresponden con la realidad―. Sigue hablando de “inmigrantes criminales” y alimentando el mensaje de que sus rivales políticos son el “enemigo interno”, más peligroso que los del exterior. Su discurso se ha ido volviendo más bronco y lleno de insultos. Ha hablado de fusiles apuntando a la cara de la republicana Liz Cheney o de que no le importa si disparan a los periodistas. El domingo dijo que no debería haber dejado la Casa Blanca tras las elecciones de 2020, que él sostiene falsamente que ganó.
Este martes, Harris concedió algunas entrevistas radiofónicas, para asegurarse de que “todo el mundo conoce el poder de su voz a través de su voto”. “Creo que este es un punto de inflexión en términos de que tenemos dos visiones muy diferentes del futuro de nuestro país”, dijo. La candidata demócrata, censada en California, ya votó por correo antes de la fecha electoral.
- Trump, amante de la hipérbole, escribió en su red social que se trataba del “día más importante de la Historia de Estados Unidos”. El republicano acudió luego a votar en persona, acompañado por su mujer, Melania Trump, a un centro electoral en West Palm Beach (Florida), donde hizo declaraciones a la prensa, con cierta ronquera después del maratón de mítines de los últimos días. “Me siento muy confiado. He oído que nos va muy bien en todas partes”, dijo. “Ni siquiera va a estar ajustado, pero va a llevar mucho tiempo certificarlo”, añadió.
- Trump ha ido mintiendo a sus seguidores, diciéndoles que llevaba mucha ventaja en las encuestas y dando la victoria como inevitable al tiempo que agitaba el fantasma del fraude electoral, creando un caldo de cultivo similar al que condujo al asalto al Capitolio. El temor a estallidos de violencia postelectoral es patente.
Los operarios han reforzado con vallas en Washington el dispositivo de seguridad en torno al Observatorio Naval, la residencia oficial de la vicepresidenta, la Universidad de Howard, donde esperará los resultados, y el propio Capitolio. En los centros electorales también se han tomado medidas adicionales de protección. Muchos comerciantes han tapado con tablones de madera sus escaparates por todo el país ante el miedo a altercados.
Una encuesta realizada por AP/NORC muestra que un 42% de los votantes registrados están muy preocupados por la posibilidad de que se intenten revertir los resultados electorales mediante la violencia y un 34% se muestran algo preocupados. Las cifras son mayores si lo que se pregunta es por un aumento de la violencia dirigida contra trabajadores electorales y figuras políticas.
Al ir a votar, este martes le preguntaron a Trump si pedirá a sus seguidores que no sean violentos. “Mis seguidores no son gente violenta. No tengo que decirles eso. Y desde luego no quiero violencia. Son gente estupenda”, dijo, a pesar del precedente del 6 de enero de 2021.
Más allá de ese temor, los ciudadanos también se muestran inquietos ante los intentos no violentos de influir en los resultados electorales. Al 67% de los votantes inscritos les preocupa, al menos en cierta medida, que los funcionarios electorales intenten bloquear la certificación de los resultados, y un tercio de ellos están muy preocupados o extremadamente preocupados. Del mismo modo, el 73% está algo inquieto por los intentos de anular los resultados utilizando el sistema legal, incluido un 38% que está muy o extremadamente preocupado.
Nadie es capaz de anticipar la duración del escrutinio. En 2020, Biden no pudo cantar victoria hasta el sábado, cuatro días después de las elecciones, aunque para entonces Trump ya se había proclamado ganador sin base alguna. La vicepresidenta aseguró hace dos semanas que el Gobierno está preparado para el caso de que vuelva a cantar victoria antes de que se haya completado el escrutinio. “Nos ocuparemos de la noche electoral y de los días posteriores, a medida que vayan llegando, y tenemos los recursos y la experiencia y el enfoque en eso”, dijo.
Este martes le preguntaron a Trump si contempla un escenario en el que no se declarase ganador en la noche electoral y eludió contestar: “No sé qué va a pasar en términos de declarar la victoria”. El expresidente, que también visitó el cuartel general de su campaña, siguió aireando sospechas de fraude, pero dijo: “Si es una elección justa, yo sería el primero en reconocerlo”. El republicano sigue sin admitir su derrota en las elecciones de 2020.
En el disfuncional sistema de votación y escrutinio estadounidense, para el que cada Estado tiene sus propias normas, este martes se han formado largas colas para acudir a las urnas. Eso, a pesar de que los estadounidenses han abrazado el voto anticipado. Hay más de 85 millones de personas que acudieron en persona a las urnas antes de la fecha oficial o cuyo voto por correo ha sido recibido.
- La cifra aún puede aumentar algo con los votos postales, pero difícilmente superará el récord de 101,5 millones de 2020, en plena pandemia. Ese año, depositaron finalmente su papeleta un total de 155 millones de votantes, con el porcentaje de participación más alto (67%) de la historia reciente de Estados Unidos y el mayor número absoluto de votos. Es el listón a superar.
Junto al presidente, las elecciones de este martes sirven para renovar los 435 miembros de la Cámara de Representantes, cuya legislatura es de dos años, y un tercio de los 100 senadores, aquellos que cumplían su plazo de seis años. Los republicanos acarician el control del Senado, puesto que el mapa de escaños a renovar les favorece, mientras que los demócratas aspiran a hacerse con la Cámara baja. Un Congreso dividido, con una Cámara en manos de cada partido, complicaría la gobernabilidad y amenazaría con una parálisis legislativa. El escrutinio, especialmente el de la Cámara de Representantes, puede demorarse incluso más que el de las presidenciales, quizá durante semanas.
Las razones detrás de la victoria de Donald Trump
Los resultados preliminares de las elecciones presidenciales de ayer muestran una tendencia en favor de Donald Trump. Pese a la cerrada contienda contra Kamala Harris, el republicano contó con factores políticos, sociales, económicos y hasta ambientales que, al sumarse, determinaron su regreso a la Casa Blanca.
- La campaña de Trump supo capitalizar el descontento de los estadounidenses con las condiciones económicas que deja el presidente Joe Biden, particularmente una inflación de 2.4 por ciento hasta septiembre y una tasa de desempleo del 4.2 por ciento en octubre; tendencias que acumulan meses a la baja, pero no a la velocidad que demandaban los votantes.
El magnate también sumó puntos al descarrilar las intenciones de reelección de Biden tras el primer debate que sostuvieron el 27 de junio pasado, lo que sirvió para reafirmar los señalamientos de que el demócrata de 81 años de edad no contaba con las condiciones físicas ni mentales para ejercer el cargo de Comandante en Jefe.
- Aunque Harris pudo convertir la emergencia política que enfrentaban los demócratas en ímpetu al tomar de último momento la candidatura de su partido, su campaña terminó por no convencer al evitar temas de alta efervescencia como el conflicto en Gaza, postura que fue castigada por votantes, principalmente de origen árabe, en estados péndulo como Michigan.
- En contraste, Trump pudo mantener el ánimo de sus simpatizantes al redoblar su retórica ultranacionalista con propuestas proteccionistas y antimigratorias. El cierre de filas definitivo llegó tras el atentado que sufrió en julio pasado durante un mitin en Pennsylvania, otro de los estados que terminaron por definir la elección.
A la par de esto, el ahora dos veces presidente contó con el respaldo de figuras como Elon Musk que inclinaron la balanza. El hombre más rico del mundo no sólo donó más de 118 millones de dólares, sino que volvió X, antes Twitter, una plataforma claramente alineada a la campaña republicana.
Durante meses, Musk secundó el mensaje de Trump respecto a que Harris y los demócratas representaban un riesgo civilizatorio para Estados Unidos y cuestionó el por qué no hubo atentados contra la candidata y Biden, además de asegurar que, con el resultado obtenido, en poco tiempo la humanidad conquistará Marte.
Donald Trump también sumó el apoyo de Robert F. Kennedy jr., sobrino del fallecido John F. Kennedy y candidato independiente que declinó para evitar una división de votos que pudiera favorecer a Harris. Señalado de promover teorías conspirativas sobre el COVID-19, el exdemócrata se perfila como el próximo secretario de Salud de la nueva administración Trump.
Propuestas clave de Trump
Sus propuestas abarcan una amplia gama de temas, desde migración hasta comercio, pasando por políticas fiscales y de salud. Entre las más radicales se encuentran las siguientes:
- Migración: Trump fue un firme crítico de la inmigración ilegal y prometió retomar las políticas más estrictas que implementó en su primer mandato. Esto incluiría deportaciones masivas, la reactivación de la construcción del muro fronterizo y la eliminación de ciertos beneficios para los inmigrantes. A pesar de que sus medidas enfrentan obstáculos legales, el republicano dejó claro que la inmigración será un tema central de su agenda.
- Aborto: Siempre mostró su apoyo al fallo del Tribunal Supremo que anuló el derecho federal al aborto, lo que dejó a cada estado libre de decidir sobre la legalidad de este procedimiento. Aunque celebró esta decisión, también manifestó que vetaría cualquier legislación que intente prohibir el aborto a nivel federal si llega a ser aprobada por el Congreso.
- Política exterior: En cuanto a su visión internacional, Trump declaró que terminaría la guerra en Ucrania en 24 horas, aunque no explicó cómo lograría ese objetivo. Además, criticó el envío de armas a Kiev y amenazó con retirar a EE. UU. de la OTAN. Su postura hacia Israel y Palestina se mantiene firme, defendiendo a Israel y rechazando la creación de un Estado palestino.
- Comercio: Trump prometió imponer aranceles del 10 al 20% a productos importados, y del 60% a aquellos provenientes de China, con el objetivo de incentivar la producción nacional y proteger a las industrias estadounidenses.
- Impuestos: En el ámbito fiscal, Trump propone extender los recortes de impuestos a las grandes empresas que impulsó durante su mandato. Además, busca reducir la tasa del impuesto corporativo del 21% al 15% para las empresas que fabriquen todos sus productos en territorio estadounidense.
- Medio ambiente: El expresidente fue un escéptico de la crisis climática y se mostró contrario a las políticas verdes, como el impulso de los vehículos eléctricos. En su mandato anterior, eliminó varias regulaciones ambientales y retiró a EE. UU. del Acuerdo de París, una postura que podría continuar en un segundo mandato.
- Salud: Aunque intentó derogar la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare), Trump no espeificó un plan detallado para reemplazarla. En cambio, propuso modificaciones a la ley, sin ofrecer una visión clara sobre cómo manejaría el sistema de salud estadounidense en el futuro.
- Armas de fuego: Trump fue un defensor de la Segunda Enmienda, que garantiza el derecho a portar armas. Su relación cercana con la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y su postura a favor de los derechos de los propietarios de armas son temas que seguiría promoviendo en caso de volver a la Casa Blanca.
- Marihuana: En el tema de la legalización de la marihuana, Trump afirmó que apoyaría poner fin a los «arrestos innecesarios» de personas por la posesión de pequeñas cantidades de marihuana, aunque no explicó una política clara sobre su legalización.
La derrota de Kamala Harris
Pese al impulso inicial que recibió Kamala Harris en su candidatura y el dinero que recaudó en los meses de campaña, su mensaje de unidad parece no haber convencido a un electorado que tras cuatro años de gobierno demócrata votó por la opción MAGA (Make America Great Again) de Donald Trump.
Con poco más de tres meses en el escenario nacional, Harris corría una carrera cuesta arriba para tratar de llegar a la Casa Blanca como la primera presidenta en la historia de su país. Si bien su papel como vicepresidenta permitió tomar el lugar del presidente Joe Biden al frente de la boleta y aprovecharse de la estructura de la campaña del mandatario, el limitado tiempo cerca de los electores no le permitió separarse de la sombra de un presidente impopular.
- Con Biden terminando su función, la continuidad de su proyecto se vio interrumpida por los errores internos en los temas que más importaban a la ciudadanía, como el impulso de la economía y la migración, a pesar de contar con avances en materia de inflación y empleo.
- En una elección en la que la principal preocupación de los votantes fue el estado de la economía, Harris no logró cambiar la percepción del 55 por ciento de los estadounidenses respecto a que su contrincante era mejor que ella no solo en lo económico sino en seguridad y política exterior.
Si bien Harris dio un nuevo rostro a la contienda presidencial, las políticas que impulsó durante su campaña resultaron demasiado similares a la agenda de Biden para que los electores independientes y los demócratas poco convencidos votaran a su favor.
En una campaña en la que el Partido Demócrata abogó por un mensaje de unidad nacional donde entraran todas las identidades, Harris desatendió sectores clave de la población, y las minorías que cortejaba, afrodescendientes, mujeres y la comunidad LGBTIQ+, no fueron suficientes para darle la victoria en entidades clave del mapa político estadounidense.
Pese a todo el esfuerzo propagandístico que Harris y su compañero de fórmula, Tim Walz, designaron para advertir sobre los peligros de una segunda administración de Donald Trump, los votantes no encontraron razones suficientes para ir contra el expresidente que regresa a la Casa Blanca como lo prometió desde su partida en 2020.
Propuestas clave de Kamala Harris
Sus propuestas abarcan una amplia gama de temas, desde migración hasta comercio, pasando por políticas fiscales y de salud:
- Migración: Harris quizo hacer permanentes las restricciones al derecho de asilo que instauró la Administración de Joe Biden ante las cifras récord de migrantes en la frontera y propone una reforma que ofrezca un “camino a la ciudadanía” para los indocumentados que viven en el país, sin dar detalles de cómo planea alcanzarla.
- Aborto: Harris puso la defensa del aborto como un tema central de su campaña y apuesta por una legislación que restaure los derechos reproductivos, si bien es poco probable que logre una mayoría en el Congreso suficiente para hacerlo.
- Política exterior: Harris llamó a poner fin a la guerra de Gaza, al tiempo que promete seguir apoyando militarmente a Israel y apuesta por una solución de dos Estados. La demócrata mantendría el envío de armas a Ucrania y promete rivalizar con China de forma responsable.
- Comercio: Harris defendió los aranceles a algunas importaciones chinas, como los vehículos eléctricos, pero rechaza aranceles generalizados para evitar una subida de precios que afecte a las clases trabajadoras.
- Impuestos: Harris prometió deducciones fiscales para pequeños negocios y aumentar los impuestos a las grandes empresas, del 21 % al 28 %. Igual que Trump, propone eliminar los impuestos a las propinas.
- Medio ambiente: Harris defendió los subsidios a las energías renovables y a los vehículos eléctricos, pero ha abandonado su oposición a la fracturación hidráulica (fracking).
- Salud: Harris quería extender una serie de subsidios de la reforma sanitaria de 2010, conocida como Obamacare, que expandió la cobertura médica para personas de bajos recursos, y reivindica haber limitado el precio de la insulina.
- Armas de fuego: Harris defendió los controles de antecedentes más estrictos para los compradores de armas de fuego, si bien ha revelado que posee una pistola semiautomática para desarticular las críticas de los republicanos que la acusaban de querer prohibir las armas.
- Marihuana: Por último Harris defendió la despenalización de la marihuana recreativa en todo el país y critica el encarcelamiento desproporcionado de afroamericanos y latinos por posesión de cannabis./Agencias-PUNTOporPUNTO