Los candidatos a la presidencia se dedicaron a eludir las críticas durante el segundo debate presidencial. El moderador León Krauze fue la figura del segundo ejercicio, interrumpiendo, cuestionando, sacándolos de un discurso que se basaba en buenos deseos e intenciones, pero que en momentos resultó insuficiente para sacar del molde a las cuatro personas que aspiran a gobernar un país de más de 120 millones de personas.
- En uno de los ejes del debate, el de comercio exterior e inversión, los candidatos a la presidencia de México se limitaron a hablar de «dignidad», «firmeza», de hacer que el presidente estadounidense Donald Trump nos respete (sin decir cómo), de consejos motivacionales sobre primero respetarse a sí mismo para que el de enfrente te respete y hasta de poner en su lugar a los gringos.
La respuesta a Trump y EU
Con 6 millones de mexicanos viviendo sin papeles en Estados Unidos, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, no respondieron a las preguntas sobre cómo sortearán a Trump y sus agresivas políticas migratorias. Mostraron conocimiento de lo que muchos ciudadanos también saben: aumentaron las deportaciones, el miedo, la separación de familias, pero no ofrecieron más de lo que harían en caso de llegar a la presidencia, solo los discursos que ya habían esbozado.
Parece que los candidatos no tomaron en serio a los inmigrantes mexicanos que se encuentran en el limbo buscando una vida mejor que acá, de este lado de la frontera, donde no pudieron tenerla.
- Tampoco destacaron en sus propuestas respecto al Tratado de Libre Comercio de América de América del Norte (TLCAN). Hablaron de negociar fuerte y con dignidad por el país, de poner todo sobre la mesa en la negociación con el país vecino -como dijo Anaya-, mientras AMLO considera que la receta mágica es la «autoridad moral», una fórmula que difícilmente funcionará con un presidente como Donald Trump que a la menor provocación insulta y denigra a los migrantes mexicanos y centroamericanos.
- Meade, en cambio, defendió la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de invitar a Donald Trump a Los Pinos cuando aún era candidato presidencial. Para el mundo fue una decisión errónea, pero al parecer para el candidato del PRI no lo fue. «Yo todavía ese día pensé que no iba a ganar. Se equivocó EPN al invitarlo, de acuerdo con los resultados no», dijo Meade.
- El grado de ocurrencia del gobernador con licencia de Nuevo León, Rodríguez Calderón, lo llevó a decir que piensa negociar con diferentes cartas, incluso que estaba «dispuesto a expropiar Banamex si se ponen duros».
- La mejor política exterior es la interior, repitió AMLO. Replantear nuestra relación con Estados Unidos, propuso Anaya. No vamos a soportar un trato que no esté basado en el respeto, refirió Meade y El Bronco dijo que voltearán a ver a Asia. Frases hechas previamente que dicen poco para buscar soluciones al momento de tensión con el país vecino, nuestro principal socio comercial, a quien exportamos 302 mil millones de dólares (2016).
La (in)seguridad olvidada
Dicen algunos que el diablo está en los detalles , pero los candidatos parecen no saberlo, al menos por lo visto en el debate realizado en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), campus Tijuana. Era en este escenario en donde se esperaba una propuesta detallada de seguridad, al estar en una de las ciudades más violentas del mundo, pero los candidatos no ahondaron en la «seguridad fronteriza», otro de los ejes del debate, al grado de que Meade prefirió acusar a Morena de postular al Senado a la exlíder de las autodefensas, Nestora Salgado.
- «Parte del problema son las armas y de impunidad. Una historia de armas e impunidad es Nestora Salgado, una secuestradora y ahora va por Morena», dijo Meade, pese a que un juez la absolvió de los delitos de los que se le acusaban.
- AMLO no se salió de su discurso de que la violencia no se combate con violencia, y no ofreció mucho más. Paz y tranquilidad cuando él llegue, como por arte de magia. Anaya habló de policías limpios que estén de lado de los ciudadanos y de más oportunidades para los jóvenes.
- El Bronco no ofreció otra cosa que lo visto en el primer debate. Mochar la mano es su idea de política pública, y la repitió, convencido. «Hay que cambiar los aduanales y si es posible mocharles la mano», dijo.
Los migrantes, en el olvido
El tercer bloque, el de los migrantes, fue otro para el olvido. Más si consideramos que México es uno de los países que destaca por ser uno de los principales violadores a los derechos humanos de quienes transitan por él. De 2015 a 2017 fueron detenidas 472 mil 119 personas, 87.5% de origen centroamericano, en su paso por nuestro país.
El infierno que viven los migrantes centroamericanos fue motivo del segundo debate, en el que coincidieron que para exigir un mejor trato en Estados Unidos habría que ofrecer un mejor trato en nuestro país.
- El esfuerzo de los moderadores por obtener respuestas concretas a una problemática regional fue en vano. Cuando los millones de migrantes mexicanos y centroamericanos esperaban algunas pistas sobre su futuro a partir del primero de diciembre, los candidatos se enfocaron en acusaciones sobre las escuelas en las que habían estudiado sus hijos y sobre su millonario patrimonio. Quién es más incongruente, es lo que querían probar.
Los tres segmentos no lograron sacar de sus papeles a los candidatos presidenciales.
Meade, el tecnócrata
El candidato de Juntos por México, una coalición conformada por el PRI, el PVEM y Nueva Alianza, destacó por su conocimiento de los problemas, recalcando que los fenómenos no eran tan sencillos, que tenían varias aristas, y cuando AMLO dijo que Anaya y Meade eran lo mismo, el exsecretario en dos sexenios reviró que él tenía una trayectoria limpia, pese a las críticas sobre el desvío de recursos durante su paso por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
- «Precisar a Andrés Manuel, no somos iguales los que aquí estamos, el único que tiene una vida limpia de 20 años, soy yo, entonces Andrés Manuel no nos pongas en la misma canasta», dijo Meade.
Anaya, el adulador
- El candidato de Por México al Frente, la coalición conformada por el PAN, PRD y MC, se mostró preparado para el segundo debate, y fiel a su sello, no dejó de adular a los moderadores y a los asistentes que participaron con preguntas en este nuevo formato de debate. «Gran pregunta», decía Anaya al comienzo para después decirle a León Krauze que su libro sobre migrantes era excelente y del gran intelectual que era su padre, Enrique Krauze.
Mostrando una gran memoria, Anaya recordaba esas historias de vida de la gente con la que convivió durante su gira. Los problemas que tienen, él los entendía. Anaya endulzó el oído, pero no dijo mucho más sobre qué iba a hacer para ayudarlos.
Rodríguez, el humorista
La frase de «mochar las manos a los corruptos» quedó grabada en la mente de millones de mexicanos y Jaime Rodríguez Calderón decidió repetirla para el segundo debate presidencial. Ahora no mostró la bala que recibió su hijo asesinado, sino que logró que Andrés Manuel López Obrador le diera un abrazo a los otros candidatos.
- «Ya vieron el pleito, así van a ser seis años. Cuidado con su voto. No saben trabajar, sólo trabajan en la burocracia. Los políticos han echado a perder México. Abusados», dijo El Bronco.
AMLO, el mago
AMLO ofreció solucionar los problemas del país, internos y externos, con su llegada a la presidencia. Prometió tranquilidad, empleos, bienestar y, sobre todo, acabar con la corrupción. Lo que los mexicanos llevan esperando por tanto tiempo, pero que a la fecha no saben cómo lo logrará el que aspira llegar a la presidencia por tercera ocasión consecutiva.
- «Pronto va a haber justicia… la patria es primero», repitió como estandarte López Obrador, confiado en la ventaja de 20 puntos que lleva en las encuestas a la presidencia.
- Al final del debate, algunos se quedaron con las frases y acusaciones que se lanzaron los candidatos presidenciales: «canallita», «demagogo», «mentiroso», «farsante», «hipócrita», «autoritario». ¿Alcanza con eso para gobernar al país?/ CON INFORMACIÓN DE THE HUFFINGTON POST