DESECHOS PELIGROSOS en MÉXICO ascienden 1.2 MILLONES de TONELADAS, debido a la PANDEMIA

A causa de la pandemia del coronavirus se ha incrementado en 200% la generación de residuos peligrosos biológico-infecciosos (RPBI) que desechan los hospitales, clínicas y laboratorios donde se atienden pacientes infectados

Los residuos peligrosos, que diversas industrias generaron en 2020 y parte de 2021, lapso que coincide con la pandemia de COVID-19 en México, superaron en volumen a todo lo generado en los 10 años anteriores a esta emergencia sanitaria.

  • Con base en datos del Tercer Informe de Gobierno, El Heraldo de México calculó que se generaron un millón 85 mil toneladas de residuos peligrosos de 2010 a 2019. En contraste, tan sólo entre enero de 2020 y mayo de 2021 se contabilizó un millón 252 mil toneladas de este tipo de desechos, de las cuales, un millón 190 mil corresponden al año pasado y 62 mil, a los primeros cinco meses del presente año.

Los residuos peligrosos son aquellos que se caracterizan por ser corrosivos, explosivos, tóxicos, inflamables o biológico-infecciosos; en este último tipo se incluyen los generados en los hospitales y que pueden contener algún microorganismo, como virus y bacterias que representen un riesgo a la salud. Los desechos peligrosos se pueden reciclar, reusar, incinerar, someterlos a algún tratamiento o confinarlos.

  • Para obtener los números, este diario estimó las toneladas de residuos peligrosos generadas cada año. Para ello, se utilizó la cifra acumulada que difunde la Semarnat sobre el volumen generado, la cual se actualiza anualmente y toma como punto de partida el año 2004. En 2004 el volumen acumulado inició en 281 mil toneladas.
  • En 2010 era de 1.7 millones y en 2019 subió a dos millones 785 mil toneladas. En 2020 ascendió a tres millones 975 mil (1 millón 190 mil toneladas más) y finalmente en 2021 llegó a cuatro millones 37 mil, que es el acumulado más reciente.

La contabilidad se lleva a partir de los datos reportados por las empresas que produjeron este tipo de basura y que están integradas a un padrón. Los datos recopilados por la autoridad no son totales, porque no todas las empresas generadoras están registradas; las empresas empadronadas pasaron de 52 mil 784, en 2004, a 131 mil 485 empadronadas en 2021. RESIDUOS BIOLÓGICOS

Los residuos peligrosos se dividen en varias categorías, una de ellas son los biológico infecciosos. Debido al COVID-19, éstos se incrementaron 300 por ciento, entre marzo de 2020 y junio de 2021, revela el Tercer Informe de Gobierno, aunque la autoridad no precisa las cifras que permitan calcular este aumento.

Parte de los residuos peligrosos biológicos infecciosos (RPBI) son: los guantes, mascarillas, batas y otros materiales desechables para atender a pacientes con COVID; los insumos para realizar pruebas diagnósticas; las jeringas y agujas para la vacunación.

  • La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) realizó 489 inspecciones a empresas generadoras de residuos, como hospitales y empresas prestadoras de servicios que manejan RPBI. Al menos 15 de estas últimas empresas fueron clausuradas entre marzo de 2020 y junio del presente año.
  • Las acciones tuvieron el objetivo de contener el contagio de COVID-19 y otras afectaciones a la salud por el manejo de los residuos RPBI. Las 15 compañías clausuradas tuvieron que regularizar la capacidad que tienen autorizada en materia de almacenamiento de desechos peligrosos biológico-infecciosos.

Se dispara 200% generación de residuos peligrosos-bioinfecciosos

A causa de la pandemia del coronavirus se ha incrementado en 200% la generación de residuos peligrosos biológico-infecciosos (RPBI) que desechan los hospitales, clínicas y laboratorios donde se atienden pacientes infectados, al grado de que en distintos puntos del país están apareciendo basureros covid al aire libre y sin ninguna regulación sanitaria.

  • Este nuevo fenómeno de contaminación ambiental tomó desprevenidas a las autoridades del ramo, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), que además no tienen la capacidad para enfrentar este problema que impacta en la salud pública.
  • Carlos Rius Alonso, especialista de la UNAM en desechos biológicos contaminantes, señala preocupado: “Si en México de por sí estamos en pañales en el manejo de residuos, ahora con la pandemia los desechos contaminantes se incrementaron muchísimo… Simplemente no tenemos la capacidad para manejarlos”.

Indica en entrevista que, para colmo, el gobierno de la Cuarta Transformación realizó severos recortes de personal en la Semarnat y la Profepa, principales encargadas de atender el problema: “Prácticamente desarmaron a estas instituciones al quitarles mucho personal. No pueden hacer todas las inspecciones y auditorías que se requieren para atender este problema de contaminación biológica”.

Expone que el buen o mal manejo de los desechos covid incide en el aumento o disminución de los contagios. Considera necesario el “buen manejo de los desechos orgánicos, porque ahí el virus sobrevive por mucho más tiempo. Me refiero a la sangre, a fluidos corporales, como el vómito o las expectoraciones, y también a los tejidos de órganos que se tiran a la basura, siendo que requieren incineración”.

  • Aparte de los “orgánicos”, las autoridades sanitarias tienen clasificados otros tipos de residuos biológico infecciosos: los “no anatómicos”, que pueden ser materiales de curación, como gasas y vendas contaminadas; los “objetos punzocortantes” de desecho, como agujas de jeringas o bisturíes; y los “residuos de cultivos y cepas” utilizados comúnmente en los laboratorios.
  • Apunta Rius Alonso: “Cada tipo de residuo requiere un método distinto de eliminación para que ya no contamine. Por ejemplo, los objetos metálicos punzocortantes se someten a altas temperaturas para ser esterilizados totalmente, o bien a un proceso de fundición de metales.

“Estos procesos requieren de equipos especiales y en ocasiones resultan muy costosos. A veces resultan más caros que los materiales eliminados. Los grandes hospitales generalmente tienen contratos con empresas especializadas en eliminación de desechos.

“Sin embargo, los pequeños hospitales que se reconvirtieron a covid generalmente no tienen la capacidad económica para eliminar sus desechos, ni siquiera el personal capacitado para ir apartando sus distintos tipos de residuos, pues requieren de un manejo especial y de depósitos adecuados antes de ser sacados del hospital.”

Depósitos clandestinos

Egresado de la Facultad de Química de la UNAM y con un doctorado en la Universidad de Londres, Rius Alonso lleva 47 años desempeñándose como investigador de la UNAM, principalmente en sustancias con actividad biológica, por lo que participó en la investigación del virus de la influenza AH1N1 aparecido en México en 2009, y ahora en la del virus de covid-19 y en el manejo de sus residuos.

Considera que la normatividad ambiental mexicana es buena, pues incluso estipula que cada hospital debe contar con un comité de vigilancia en manejo de residuos. “Es muy estricta nuestra normatividad. Regula el tratamiento de los distintos tipos de residuos… El problema es que muchas veces no se implementa”, observa.

–¿Y a qué atribuye la aparición de los basureros covid con desechos hospitalarios?

–A la corrupción y al costo que implica contratar a una compañía de incineración. Si ésta cobra unos 10 mil pesos por llevarse los residuos, algunos hospitales mejor prefieren darle una propina de 500 pesos al camión de la basura para que los vaya a tirar a algún lado. Hay cierta corrupción en todo esto.

Actualmente, en distintos puntos del país se están detectando basureros al aire libre, bodegas no autorizadas con RPBI. Incluso se están clausurando hospitales que tiran sus residuos sin ningún control sanitario.

  • Por ejemplo, a mediados de abril del año pasado, en un paraje del municipio mexiquense de Nicolás Romero, se encontró un basurero con 3.5 toneladas de RPBI que al parecer provenía de hospitales de la zona: eran gasas ensangrentadas, sondas de suero, ropa quirúrgica, placentas y otros materiales de desecho.
  • Al mes siguiente, en una bodega clandestina de Cuautinchán, Puebla, se encontraron tambos y bolsas con diversos residuos biológico infecciosos, así como dos camionetas y un tractocamión que servían para transportarlos.

Esa bodega no contaba con la autorización de la Semarnat para almacenar y eliminar los residuos. Además operaba en condiciones insalubres: sus cajas de refrigeración no funcionaban y su capacidad de almacenamiento estaba rebasada, pues en su exterior –sobre el suelo natural– tenía montículos de desechos hospitalarios que escurrían líquido hemático y otros fluidos corporales.

Ese mismo mayo, en la autopista México-Puebla se tiraron 10 cajas con residuos peligrosos que no pudieron esquivar los automovilistas, por lo que su contenido quedó regado y aplastado sobre la cinta asfáltica.

  • El pasado 30 de enero, en un lote baldío del municipio de Chihuahua, se encontraron tres botes con agujas y jeringas, junto con una bolsa de polietileno que contenía material de curación usado.
  • Más recientemente, a finales de febrero, se clausuró el hospital privado SMI, de Rincón de Romos, Aguascalientes, porque estaba arrojando sus RPBI en los contenedores públicos del servicio municipal de limpia.

A raíz de una denuncia ciudadana, personal de la Dirección de Regulación Sanitaria del Estado detectó el material contaminado en los contenedores municipales cercanos a ese hospital: gasas ensangrentadas, cubrebocas, jeringas, mangueras, envases vacíos de suero y otros residuos más, según detalló Octavio Jiménez Macías, titular de esa dependencia./Agencias-PUNTOporPUNTO

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