Daniela E. Méndez Cervantes y Sharon Itzel Ambrosio Pérez *
Afirma doña Meche que “la palabra de Dios no se vende: se regala”, pero reconoce que creer en Dios y aspirar a un pedazo de cielo al morir, exige un precio, y es caro. Mas no es la fe la que se paga, sino los servicios religiosos, lo cual tiene una cierta justificación: “Un sacerdote es un ser humano, un secretario, un trabajador… ¿me entiendes? Porque si (ellos) se apegaran a lo que dice Dios, no cobrarían”, manifiesta esta innata catequista católica oaxaqueña, de 68 años de vida.
Así se plantea la pregunta: ¿Cuánto cuesta cumplir con la trayectoria básica de un creyente católico regular en Oaxaca? Para conocer los precios de los servicios religiosos que otorga la institución religiosa más extendida en la entidad ‒según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 80 por ciento de la población estatal profesa la religión católica‒ se realizó una investigación en 10 templos católicos de la capital del estado.
Los encargados de los templos –ya fueran sacerdotes, capellanes, catequistas o secretarias, cuyos nombres se mantienen anonimato– consideran que la paga por estos servicios está justificada, y aunque la Biblia, los evangelios y recientemente el Papa Francisco no establecen tarifas para hacerse acreedor a ellos, los precios aquí varían como en el mercado: oferta contra demanda.
Y es que ser católico “de hueso colorado” exige cumplir, desde que se nace hasta que se muere, con siete peldaños para consolidar la fe y ganarse el paraíso: Bautismo, Presentación, Confirmación, Eucaristía o Comunión, Penitencia, Unción de enfermos, Matrimonio, según explican los entrevistados.
Reconocen que subir los siete peldaños exige una inversión de más de 50 mil pesos en promedio, dependiendo las tarifas y el templo donde se soliciten los servicios litúrgicos correspondientes. Pero los esfuerzos para ganar el cielo no terminan aquí, en la Tierra, pues al dejar el mundo, los familiares del difunto se encargan de realizar un novenario, una misa a los 40 días del fallecimiento, además de otras ceremonias mensuales por el eterno descanso del ser querido. Después vienen las misas por el aniversario luctuoso.
La mayoría de las tarifas proporcionadas por los responsables de las sedes religiosas corresponden únicamente a los servicios litúrgicos: las flores, los adornos, la música, van por cuenta del interesado, excepto en la iglesia de San Lorenzo Cacaotepec, donde el servicio incluye las flores y la música.
Todas las liturgias, dependiendo de los templos consultados, tienen un costo que va desde los 30 hasta los 250 pesos. Son más baratas si son “misas comunitarias”, es decir, las que hacen mención a más de un interesado que quiere llegar a Dios.
Para solicitar servicios eclesiásticos en templos como la Parroquia del Sagrario Metropolitano de Oaxaca, la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad y el ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, se necesita un permiso parroquial de la iglesia a la que el católico pertenece, y el pago por ese permiso tiene un precio aproximado de 200 pesos.
Para requerir servicios en estas iglesias es necesario incluirse en un registro, lo cual debe hacerse con meses e incluso años de anticipación, como sucede con las misas para bodas, lo que lleva al creyente a invertir aproximadamente una cantidad que oscila entre 9 mil 400 y 50 mil pesos.
Contraer el sagrado matrimonio católico en el ex Convento de Santo Domingo de Guzmán cuesta ocho mil pesos si se realiza en un día sábado y nueve mil pesos si es en domingo. Este ex Convento registra en un mismo día hasta cuatro celebraciones que se han solicitado previamente con una antigüedad de meses o incluso, años.
El ex Convento de Santo Domingo de Guzmán pertenece al 2% de las parroquias que no son “congruas”, es decir, que no recibe órdenes de la arquidiócesis del Estado, puesto que no pertenece a ella. “Se trata de una asociación religiosa independiente a la nuestra”, explica el sacerdote Wilfrido Mayrén, apoderado legal de la Arquidiócesis de Oaxaca.
“En Santo Domingo son dominicos, por eso no los de cualquier pueblo se van a ir a casar ahí”, advierte doña Meche –quien también pide omitir su identidad– al ponderar la diferencia que existe en los cobros de distintos templos de la ciudad, y lamentar el descuido en la administración de las casas de Dios.
La otra cara de la moneda se encuentra en las iglesias de algunos pueblos conurbados de Oaxaca, como las de San Lorenzo Cacaotepec, Etla y San Agustín de las Juntas. En los templos de estas comunidades un creyente invierte aproximadamente 2 mil 400 pesos en servicios eclesiásticos. Tarifas aparte merecen las que surgen para bendecir la adquisición de inmuebles nuevos, casas, coches, aniversarios familiares y la tradicional limosna de cada domingo.
Al referirse al cobro de tarifas excesivas por los servicios religiosos, el padre Wilfrido Mayrén es crítico: “nosotros consideramos exageraciones y atropellos a la gente”. Doña Meche también condena estas prácticas, pues “todos somos iguales y todos somos hijos de Dios. Ahí (en los cobros) lo que habla es…”, y simula un billete con su mano derecha.
Por su parte, la persona encargada de la Parroquia del Sagrario Metropolitano (o la Catedral), de quien se omite su nombre por petición expresa de la misma, expone que “a nosotros nos amuela mucho que vengan los triquis, los maestros… la gente ya no entra. Aquí la misa no te sale cara, a comparación de otras (iglesias)”. Informa que una mención en la ceremonia cuesta 400 pesos, y un sacramento, en horarios previamente establecidos, se cobra en mil pesos.
Culminar con los escalones al cielo y lograr un matrimonio consagrado es difícil, pero también una “nulidad matrimonial” tiene un costo aproximado de siete mil pesos. Trámite que, aunque no asegura una rápida resolución, para los representantes de la iglesia está totalmente justificado.
“Reconstruimos el proceso, lo que es más laborioso, lo que implica movimientos, viajes, entrevistas, llamadas telefónicas, copias, correos que se tienen que mandar, todo lo que hay que hacer de forma muy meticulosa porque no se puede declarar (la anulación) así a la ligera”, describe uno de los sacerdotes entrevistados. Esta situación podrá cambiar en el futuro, ya que el Papa Francisco está impulsando la reforma del proceso canónico para las causas de declaración de nulidad de matrimonio, lo que podría acelerar dicho proceso
El padre Wilfrido, al ser cuestionado por los precios tan elevados en algunas iglesias del centro, señaló: “es cierto, también hay curas cabrones que les vale queso y dicen ‘a mí me pagan y es tanto, y si quieren, y si no… búsquenle”.
Coincide en esta perspectiva el académico y filósofo Jorge Mario Galván, para quien “no encuentras ninguna transacción económica en el evangelio. Jesús da, y lo que tú ves en la institución actual es que quita, no da; al contrario, pide diezmos, limosnas…”.
¿Por qué las personas acceden a estas prácticas? El especialista puntualiza que la pertenencia a una religión constituye un símbolo de identificación. “Nos identificamos como un grupo. Invariablemente necesitamos estar en grupo y la religión da muchas gratificaciones”, explica.
El artículo segundo de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público vigente, publicada en el Diario Oficial de la Federación, establece “no ser obligatorio a prestar servicios personales, ni a contribuir con dinero o en especie al sostenimiento de una asociación, iglesia o cualquier otra agrupación religiosa, ni a participar o contribuir de la misma manera en ritos, ceremonias, festividades, servicios o actos de culto religioso”.
Nada está escrito, y aunque la iglesia ha sido cuestionada por su administración eclesiástica, uno de los sacerdotes entrevistados asegura que “no hay nada en la iglesia que sea obligatorio… El amor de la gente se ha hecho por la experiencia que han sentido”.
Las contracorrientes al interior de la Iglesia
El 21 de noviembre de 2014, durante la homilía matinal diaria, el Papa Francisco cuestionó a quienes tienen la tentación de hacer negocio en las parroquias en lugar de servir para que la gente se encuentre con el Señor.
El Sumo Pontífice recordó durante su discurso el popular pasaje del Evangelio en el que Jesús expulsa a los mercaderes del templo. “Cuántas veces vemos que entrando en una iglesia, todavía hoy, está la lista de precios” por recibir el bautismo, la bendición, las intenciones de la Misa, lo que hace que se escandalice el pueblo, señaló el Jerarca Católico.
El Papa Francisco mencionó en esa ocasión dos cosas que el Pueblo de Dios no puede perdonar: “un sacerdote apegado al dinero o un sacerdote que maltrata a la gente… ¡Esto no lo perdona! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se convierte en una casa de negocios, como el matrimonio: se alquila la Iglesia”.
La preocupación del máximo Jerarca Católico por este tema es constante. Apenas el 20 de noviembre de 2015, de acuerdo con la Red Oficial del Vaticano News.Va, durante la homilía de la misa matutina el Papa volvió a llamar a que la Iglesia no esté apegada al dinero y al poder, sino que su fuerza y su alegría sea la palabra de Jesús.
Tendencias y contracorrientes generan nuevas tensiones dentro de la Iglesia Católica en torno a numerosos asuntos. El costo de la fe es uno de ellos.
Una católica oaxaqueña, doña Meche, dirige una mirada al cielo, como despedida, y dice que esa casa añora para su eterno descanso.
*Estudiantes del quinto semestre de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Mesoamericana.
El reportaje, coordinado y supervisado por la periodista Gisela Ramírez Hurtado, fue publicado originalmente por el diario Página3
http://pagina3.mx/2016/01/cuanto-cuesta-creer-en-dios/
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