La pandemia de la Covid-19 acrecentó los males y las desigualdades que aquejan a las madres de familia de México, quienes siguen padeciendo los estragos de la sociedad patriarcal, la inequidad económica y las relaciones de propiedad y concentración de la riqueza.
- Las madres de familia en México enfrentan rezagos estructurales que limitan su libertad, desarrollo e integración social, por la opresión patriarcal y la desigualdad en la distribución de la riqueza; males acrecentados por la pandemia de la Covid-19.
- Entre rezagos estructurales en salud, ingreso, seguridad, exclusión, inequidad de género, discriminación, desigualdad económica y social, las madres celebran otro 10 de Mayo en condiciones de precariedad y con jornadas extenuantes al interior de sus hogares.
A casi 100 años de distancia de su primera celebración en Estados Unidos, este Día de las Madres se vive por segundo año consecutivo bajo un ambiente agravado debido a la crisis del coronavirus.
- De acuerdo con la Encuesta nacional de ocupación y empleo (Enoe), 35.2 millones, de los 48 millones de mujeres de 15 años y más que existen en el país, han sido madres. De éstas, siete de cada 10 están casadas o unidas (52.4 y 18.8 por ciento, respectivamente). Aproximadamente la quinta parte es viuda, separada o divorciada (10.2, 6.6, y 2.5 por ciento, respectivamente); en tanto que 9.6 por ciento son madres solteras.
- El 41.1 por ciento de las madres de 15 años y más no cuenta con educación básica terminada, cifra que duplica a quienes no son madres (20.5 por ciento). En contrapartida, sólo 23.9 por ciento de las madres tiene educación media superior o superior, frente a 42.5 por ciento de las mujeres que no son madres.
- Para las mujeres de 30 años y más, la proporción de quienes han tenido al menos un hijo nacido es de 90.2 por ciento de ellas, 38 por ciento tienen de uno a dos hijos e hijas; casi la mitad (47.1 por ciento) entre tres y cinco hijas e hijos, y 14.9 por ciento de ellas tienen seis o más.
“Las desigualdades entre hombres y mujeres son producto de relaciones de poder marcadas histórica y culturalmente por la dominación masculina en todos los ámbitos de la vida social”, advierte el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).
“Bajo este principio estructural, los distintos modelos de crecimiento económico y desarrollo nunca consideraron las problemáticas diferenciadas que afectan a mujeres, y reprodujeron condiciones de discriminación, lo cual generó efectos nocivos sobre los niveles de desarrollo de la sociedad, pues las mujeres representan más de la mitad de la población y no puede haber desarrollo sin ellas”, subraya.
- La prevalencia del sistema de dominación patriarcal no sólo construye y reproduce las desigualdades entre hombres y mujeres, sino que las naturaliza entendiéndolas como inherentes a un supuesto orden biológico, legitimando con ello la desventaja de las mujeres en todas las esferas de la vida social, económica, política y de acceso al bienestar, apunta el documento de Inmujeres Proigualdad 2020-2024, el programa de reivindicación femenina del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Señala que cualquier política que pretenda impactar en la igualdad entre mujeres y hombres debe tener en el centro de su estrategia la posibilidad de incidir en la transformación de factores estructurales de desigualdad, generan efectos directos en la vida de las mujeres.
Participación económica de las mujeres es de 43.7%
Las mujeres enfrentan limitaciones de género para contar con ingresos propios suficientes para alcanzar su autonomía económica. La división sexual del trabajo ha colocado a las mujeres como responsables casi exclusivas de las tareas asociadas a los trabajos reproductivos, domésticos y de cuidados de los hijos, lo cual ha ocasionado menor acceso a las actividades productivas, oportunidades laborales bien remuneradas, servicios financieros.
- La Enoe 2018 muestra que la participación económica de las mujeres es de 43.7 por ciento, obteniendo en promedio ingresos inferiores a los hombres, el 53 por ciento cuenta con ingresos de hasta un salario mínimo, mientras que los hombres concentran el 70 por ciento con ingresos superiores a los cinco salarios mínimos.
- Destaca que la mediana en el ingreso mensual real de las mujeres para 2018 fue de 3 mil 557 pesos mientras que en el caso de los hombres fue de 4 mil 446 pesos, una diferencia de 25 por ciento, según datos del Inegi de 2018.
- La Encuesta Nacional sobre Uso de Tiempo (Enut 2014) muestra que mientras las mujeres dedican a las labores domésticas y de cuidados no remunerados 46.9 horas a la semana, en contraste, los hombres le dedican sólo 15.7 horas, es decir, la tercera parte. La situación de las mujeres cuidadoras que además tienen un empleo remunerado se agrava por la carencia de acceso a servicios de guarderías infantiles.
Los datos de la Enoe muestran que 79.9 por ciento de las mujeres ocupadas no cuenta con acceso a esos servicios para sus hijos, siendo más grave esta situación para trabajadoras de actividades agrícolas (96.4 por ciento), de servicios personales (93.9 por ciento) o comerciantes (87.9 por ciento). Asimismo, tienen menor acceso a la cultura, esparcimiento y el deporte, en razón de su escasa disponibilidad de tiempo, recursos económicos.
Mortalidad materna
Además de estas desigualdades, en el aspecto de la salud también hay impactos negativos: los altos índices de mortalidad materna son un reflejo de las violaciones a los derechos humanos que enfrentan las mujeres en los servicios médicos de atención obstétrica.
Asimismo son evidencia de desigualdad y rezago social a la que está asociada. Otro reto importante para los servicios de salud es la atención al cáncer de mama que, en nuestro país, es la primera causa de muerte en mujeres de 25 años y más.
- México no ha podido alcanzar la meta fijada en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de 22.2 muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos. Para 2016, se reportaron 36.3 muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos, de ellos, 29.7 por ciento se debieron a afecciones obstétricas indirectas.
- Los trastornos hipertensivos ocasionaron 24.4 por ciento de defunciones por causas maternas, el 15.6 por ciento murió por hemorragia del embarazo, parto y puerperio, 8.6 por ciento se debió a embarazos terminados en abortos 10.5 por ciento d muertes ocurrieron en casa de la mujer y 9.4 por ciento carecía de seguridad social o protección a la salud.
Con respecto a la salud sexual y reproductiva, requieren especial atención la prevención del embarazo adolescente y la garantía de acceso a servicios públicos de aborto gratuito, legal y seguro. El primero, en cuanto representa niveles elevados de incidencia y requiere atención prioritaria por parte de las instituciones de salud, pues México ocupó el primer lugar en este rubro entre los países de la OCDE en el 2018.
“Es necesario descriminalizar la interrupción voluntaria del embarazo y establecer excluyentes de responsabilidad penal en el delito de aborto en aquellas entidades federativas en las que prevalece, y generar condiciones para su atención gratuita y en condiciones seguras y de acceso a un aborto legal y seguro”, señala Inmujeres.
3 millones de mujeres viven con pobreza laboral
En México, 15.7 por ciento de las mujeres con empleo (ocupadas) vive en pobreza laboral, es decir, no les alcanza para comprar una canasta alimentaria con el ingreso que perciben por su trabajo.
- La cifra es mayor a la de los hombres, donde 10.7 por ciento está bajo esa condición, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) del cuarto trimestre de 2020.
Ahora, tres millones 250 mil mujeres de los 20 millones 730 mil que trabajan no ganan lo suficiente para comprar una canasta de alimentos básica para subsistir. “Las cifras reflejan la brecha salarial de género que existe en el país, la cual ya representa un problema estructural de la economía”, comentó Héctor Magaña, analista del Tec de Monterrey.
Brecha de 16 por cierto
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la brecha de ingreso entre ellas y ellos es de 16 por ciento en el país.
- Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 62.9 por ciento de las mujeres ocupadas gana hasta dos salarios mínimos al mes, mientras que en los hombres la cifra se reduce a 53.6 por ciento.
- En tanto, sólo 2 por ciento de las damas percibe más de cinco minisalarios y en los caballeros la proporción se eleva a 3.2 por ciento.
“Estas diferencias salariales amenazan con ampliarse a consecuencia de la pandemia, debido a que las mujeres registran una recuperación más lenta en el mercado laboral”, señaló José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic).
Precarización
Juan José Li Ng, analista de BBVA México, comentó que la pandemia trajo consigo una precarización de los salarios en el país. De acuerdo con el Inegi, las mujeres ocupadas que ganan hasta un salario mínimo aumentaron de 26.9 a 30 por ciento de la población femenina ocupada, es decir, durante 2020 se sumaron 300 mil damas a ese segmento.
En tanto, las que perciben más de cinco minisalarios bajaron de 2.5 a 2 por ciento, es decir, 133 mil menos trabajadoras.
Oportunidades desiguales
En México, el género sí influye en las oportunidades. Las mujeres que nacen en pobreza tienen menos posibilidades de salir de ella que los hombres con condiciones de origen similares.
Así lo indican los resultados de movilidad social obtenidos del análisis de la ESRU-EMOVI 2017, elaborados por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias y publicados en el Informe “Movilidad Social en México 2019: hacia la igualdad regional de oportunidades”.
- Los resultados muestran que las ventajas o logros que alcanzan las mujeres son más limitados que de los hombres con condiciones de origen equivalentes, en especial, cuando inician en posiciones menos favorables. – Informe “Movilidad Social en México 2019: hacia la igualdad regional de oportunidades”
“Si una mujer nació en la base de la escalera social, tendrá menos probabilidades que un hombre de escapar de la pobreza: 75 de cada 100 mujeres que nacen en dicha posición no logran superar la condición de pobreza, además que lo mismo sucede con 71 de cada 100 hombres que provienen de la misma condición”, señala el reporte.
Además, el estudio explica que en el caso de México, el que las mujeres se inserten o no en el mercado laboral se relaciona de manera directa con el nivel educativo de sus padres, ya que entre más educación hayan tenido estos, más probabilidades hay de que ellas tengan un empleo formal.
“A partir del entorno y de las características de las familias de las familias es que las desigualdades se harán más profundas entre hombres y mujeres”.
El documento también revela que si los padres tienen bajos niveles educativos, una mujer tendrá más posibilidades de quedarse con baja educación que un hombre.
Otro de los puntos que se señalan es que, de entre quienes nacen en hogares del grupo de riqueza más alto, 50 mujeres en comparación con 57 hombres se mantienen ahí el resto de su vida.
Educación limitada
Las mujeres también suelen tener menos oportunidades académicas que los hombres cuando ambos provienen de hogares en desventaja, menciona el informe.
“Cuando los padres no tienen estudios, los hombres experimentan mayor movilidad ascendente hacia los niveles de preparatoria y profesional: 16 por ciento de las mujeres en contraste con el 21 por ciento de los hombres”, se lee.
- Además, este documento detalla que hay menos participación de mujeres en las áreas enfocadas en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas y esta misma segregación se repite en la participación económica de ciertas ocupaciones.
- Debido a que las mujeres realizan más trabajo no remunerado, eso les afecta en su productividad laboral. Mientras que su trayectoria también se ve condicionada por la intermitencia laboral que ocasiona la maternidad.
“Lo anterior hace que la movilidad social a lo largo del ciclo de vida se vea interrumpida, y el trabajo remunerado no necesariamente sea el principal recurso de las mujeres”, se explica.
Otro de los obstáculos que enfrentan las mujeres a lo largo del ciclo de su vida es el llamado “techo de cristal”, que se define como la barrera invisible que impide a las mujeres avanzar en su carrera laboral.
- La condición de invisibilidad del techo se debe a que no existen reglas escritas ni mecanismos sociales formalmente establecidos que impongan dicha limitación a las mujeres, se acota.
- Es decir, aunque las mujeres cuenten con niveles y capacidades similares a las de los hombres, el “techo de cristal” les impide alcanzar puestos más altos, lo que ocasiona que haya una subrepresentación del sexo femenino en los cargos de alta dirección dentro de las organizaciones públicas y privadas.
- “De acuerdo con ONU Mujeres (2015), en la actualidad, las mujeres solo ocupan 33 por ciento de los puestos directivos en el mundo”.
Pero las trabas no se limitan al ámbito educativo ni laboral. Las mujeres también tienen menos probabilidades de escapar de la pobreza que sus pares hombres.
“Esto se debe, en parte, a que participan menos en el mercado laboral, cuentan con menos ingresos propios y otros recursos personales para lograrlo. Ejemplo de lo anterior —y que constituye una barrera— es el tener menos acceso al crédito y a productos financieros en general”, se explica.
Un dato que se menciona es que las mujeres de clase media tienen más posibilidades de descender que de ascender en comparación con los hombres.
El trabajo no remunerado que realizan las mujeres les afecta en su productividad laboral; su trayectoria también se ve condicionada por la intermitencia laboral que ocasiona la maternidad.
Más de 300 mil madres solteras viven en situación de pobreza en CDMX
En la Ciudad de México, según estimaciones del Consejo de Evaluación para el Desarrollo Social (Evalúa) capitalino, hay 950 mil 500 madres solteras, de las cuales 346 mil viven en situación de pobreza.
- Aunque desde hace 10 años el gobierno local puso en marcha un programa social para ese grupo de mujeres con mayor vulnerabilidad, con apoyos económicos de alrededor de 300 pesos mensuales para coadyuvar a la alimentación de sus hijos, la cobertura del mismo de 2013 a 2018 fue de apenas 14 por ciento de la población objetivo, según una evaluación interna de dicha estrategia.
- Tan sólo en 2019, último año que operó el Programa de Apoyo Integral a Madres Solas Residentes de la Ciudad de México (Paims) y con un presupuesto de 8 millones 370 mil pesos, el número de beneficiadas fue de 2 mil 387 mujeres.
Para este año, el Paims fue incluido en la beca Leona Vicario, junto con los programas Más Becas, Mejor Educación y Educación Garantizada, en el que las ayudas económicas van dirigidas a niños y adolescentes.
- Con este nuevo esquema se prevé beneficiar a 35 mil 500 menores, entre ellos los hijos de 4 mil 457 madres solteras, con un incremento en el apoyo económico fijado ahora en 500 pesos, cantidad a la que se suma Mi beca para empezar, que otorga 300 pesos en promedio a todos los alumnos de educación básica, por lo que cada infante recibirá 832 pesos mensuales.
- El diagnóstico realizado para otorgar la beca Leona Vicario señala que en la Ciudad de México la media de hogares con madres jefas de familia es de 37 por ciento, es decir, más alta que la nacional, que es de 28 por ciento, y que las alcaldías con mayor concentración de mujeres en esa situación son Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, con 39 y 38 por ciento, respectivamente.
- El documento agrega que en general las madres solas tienen un acceso limitado a la canasta alimentaria, así como a servicios integrales para una vida digna. Los datos del Evalúa señalan que 22 por ciento ganan un salario mínimo o menos al mes, 30 por ciento hasta dos salarios y 29 por ciento más de dos salarios mínimos.
Además, 31 por ciento laboran en en el sector informal, 12 por ciento en el trabajo doméstico remunerado, mientras 38 por ciento están insertas en empresas y negocios.
- La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo reporta que siete de cada 10 mujeres solteras con hijos no reciben apoyos del gobierno, es el caso de Karina, quien todos los días sale a la calle a vender juguetes y burbujas de jabón con su hijo de menos de un año en brazos.
Uno pide trabajo y no se lo dan porque tiene uno al hijo, señala la mujer de 30 años, quien expresó que no recibe ningún tipo de apoyo gubernamental, salvo los servicios de gratuidad del Instituto de Salud para el Bienestar, y aunque los ha tramitado, nunca llega nada. Es un poco duro, pero echándole ganas vamos a salir adelante./Agencias-PUNTOporPUNTO