El creciente flujo migratorio, a causa de la deportación de personas desde Estados Unidos, generará “presiones a los mercados laborales” de América Latina y el Caribe, advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT), quien apuntó que los gobiernos deben prepararse para atender la demanda adicional de empleos.
“Todavía es temprano para predecir la magnitud y la duración del impacto, pero lo que nos ha dejado como lección en años anteriores los flujos migratorios crecientes que ha tenido la región, es que en estos últimos años hemos visto cómo para los países receptores el ingreso de trabajadores migrantes que buscan ocuparse genera presiones a los mercados laborales y esto hace la necesidad de que los servicios públicos de empleo puedan estar preparados para atender esta demanda”, señaló Gerson Martínez, especialista regional en economía laboral de la Oficina Regional de la OIT.
- Durante la presentación virtual de un informe de empleo regional, reiteró que los servicios públicos de empleo jugarán un rol “clave” en la atención de personas migrantes, de quienes, subrayó, es importante aprovechar el potencial, habilidades y experiencias que pueden desarrollar en los países de destino.
- Expuso por ejemplo, al citar información del Fondo Monetario Internacional, que la contribución de los migrantes, en el caso de Costa Rica, es que entre 2017 y 2021, “el 6.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) había sido generado por este grupo de trabajadores”.
Sobre la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, el especialista dijo que el impacto dependerá tanto de los niveles tarifarios como del tiempo en que permanezcan establecidos.
“Debemos decir que los sectores que tienen mayor vocación exportadora, como el sector primario e industrial, tendrán algún efecto que está por verse de cuál sería su magnitud y profundidad, y eso tendría un efecto en la capacidad de generar empleo”, mencionó.
- Gerson Martínez indicó que si bien en México “existe estabilidad” en los indicadores principales del mercado de trabajo, como la tasa de participación laboral, los altos niveles de informalidad siguen siendo un reto para el país, al igual que el resto de la región.
- La OIT destacó en su informe que México aplicó una política de incremento del poder adquisitivo del salario mínimo, mediante el cual el valor real fue significativamente más elevado en 2024, en comparación con 2019.
En la presentación del informe Panorama Laboral 2024 de América Latina y el Caribe, la OIT señaló que aun cuando la región ha logrado una “relativa estabilidad”, persisten grandes desafíos estructurales, tales como la brecha en la participación de la mujer en el mercado laboral, las dificultades del empleo juvenil y la informalidad laboral, que afecta a más de la mitad de los trabajadores con empleos precarios, ingresos inestables y sin acceso a seguridad social.
“Estos indicadores aún siguen por debajo de los niveles de 2014, lo que refleja que la creación de empleo sigue siendo insuficiente. Estamos casi en el mismo punto que hace una década. El crecimiento económico se desacelera y las deficiencias estructurales en la generación de empleo persisten”, apuntó la directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Ana Virginia Moreira.
Explicó que mientras la tasa de ocupación aumentó 0.5 puntos porcentuales entre 2023 y 2024, situándose en un 58.9 por ciento, la de participación fue del 62.7 por ciento, un nivel similar al del año anterior.
- Esta interacción entre la ocupación y la participación laboral ha dado lugar a una disminución de la tasa de desocupación hasta el 6.1 por ciento, lo que indica una ligera mejora con respecto al año anterior, abundó Martínez.
- La tasa de informalidad regional sigue reduciéndose, aunque ligeramente, pues pasó de 48 por ciento en 2023 a 47.6 por ciento en 2024.
- Respecto a las brechas laborales entre hombres y mujeres, detalló que en el segundo trimestre de 2024, la tasa de participación femenina fue del 52.1 por ciento, significativamente inferior a la de los hombres (74.3 por ciento).
Además, las mujeres ganan en promedio un 20 por ciento menos que los hombres, indica el reporte.
En tanto que el empleo juvenil, sigue siendo uno de los mayores desafíos para la región: aunque la tasa de desocupación promedio de ese sector continúa descendiendo en 2024, sigue siendo todavía muy elevada. Esta pasó de 14.5 por ciento en 2023 a 13.8 por ciento en 2024. La tasa de desocupación juvenil es casi tres veces mayor que la de los adultos, de acuerdo con la OIT.
Ante este panorama, Ana Virginia Moreira urgió a los gobiernos de la región a adoptar políticas para promover la formalización laboral. “Para avanzar hacia la justicia social en América Latina y el Caribe, es fundamental impulsar reformas estructurales, con especial énfasis en la formalización laboral y en la creación de empleos decentes”, reiteró.
Tasa de ocupación en la región apenas aumentó en 0.5%
El informe revela que entre 2023 y 2024 la tasa de ocupación en la región apenas aumentó en 0.5 puntos porcentuales, alcanzando el 58.9%, con una característica predominante porque la informalidad laboral sigue siendo alta, pese haber bajado a un 47.6% en el 2024, ligeramente menor al 48% del año anterior.
- Esto significa que casi la mitad de los trabajadores de América Latina y el Caribe tienen contratos precarios, ingresos inestables, falta de seguridad social y mayor vulnerabilidad económica, refirió el reporte del organismo.
Además, la recuperación de la tasa de ocupación se ha producido de manera desigual. En ocho países de la región la tasa de empleo en el segundo trimestre de 2024 seguía siendo inferior a la registrada en 2019. Solo seis naciones lograron superar o alcanzar los niveles de participación de 2019.
Brechas persisten
A pesar de algunos avances, las brechas laborales entre hombres y mujeres continúan siendo una preocupación central.
- En 2024, la tasa de participación femenina se mantuvo en 52.1%, muy por debajo de la de los hombres con 74.3%, lo que implica que menos mujeres trabajan o buscan empleo. Además, las mujeres ganan en promedio un 20% menos que los hombres, de acuerdo al reporte.
Asimismo, la evolución de los ingresos reales del trabajo en la región continúa afectada por la inflación, lo que ha golpeado el poder adquisitivo de los salarios. En más de la mitad de países analizados, los salarios en el 2024 fueron menores o similares a los registrados antes de la pandemia, como Costa Rica y Argentina, donde los salarios reales fueron más bajos.
- Moreira, de la OIT, dijo que para 2025 se proyecta que la tasa de desocupación se mantendrá en un rango entre 5.8% y 6.2%, en un contexto de crecimiento económico moderado.
«Es fundamental promover políticas sustentadas en el diálogo social tripartito eficaz que consoliden los progresos alcanzados e impulsen un crecimiento más robusto del empleo, poniendo especial énfasis en la formalización laboral», afirmó.
Bolivia y Honduras con más informalidad
El mercado laboral en América Latina enfrenta altas tasas de informalidad laboral. Esta condición profundiza la vulnerabilidad de los trabajadores al ocuparse en modalidades que no garantizan el ejercicio de todos los derechos laborales de ley.
Bolivia es el país de la región que enfrenta la tasa más alta de informalidad, con 84% de su población trabajando en esta condición, de acuerdo con cifras de la FIAP con datos de la Organización Internacional del Trabajo.
- Por su parte, Honduras y Guatemala completan el top tres con 83 y 80% de su población ocupada en alguna modalidad informal.
- México, por su parte, ocupa el puesto número siete con el 56% de sus trabajadores en esta condición.
Uruguay es el país con la tasa de informalidad más baja; con 26 por ciento.
La realidad laboral de las mujeres migrantes
Las probabilidades de empleo para las mujeres migrantes en América Latina son en promedio 22% menores a las que tienen los hombres migrantes. Y antes, en sus países natales, también experimentaron una mayor exclusión laboral, señala un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
- Además, a menudo se las asocia con una ocupación altamente estigmatizada, criminalizada y discriminada: el trabajo sexual. Las violencias y prejuicios en contra de quienes desempeñan esta actividad les impone obstáculos adicionales para obtener un empleo.
- Más allá de las fronteras: Estigmas y desafíos en la integración de las mujeres migrantes en América Latina y el Caribe, edición 2024 es el nombre del reporte en el que BID presenta una amplia investigación al respecto. El objetivo es “desmitificar ciertas creencias que obstaculizan” su adaptación plena en las comunidades de acogida.
Y el primer mito es quizá “que la gran mayoría de los migrantes son hombres”. Sin embargo, “desde 1960, las mujeres representan casi la mitad de la población migrante”.
Hace años, una buena parte de ellas migraba como dependiente de sus cónyuges o familiares, pero cada vez hay más que lo hacen por su cuenta para estudiar o trabajar.
“Muchas se convierten en el principal sustento de sus familias en su país de origen o de acogida”. Las remesas que envían ayudan a sus familias “y contribuyen a la economía de sus comunidades de origen”, dice el reporte.
- Cinco de cada 10 mujeres migrantes encuestadas por el BID reportaron haber tenido dificultades para encontrar empleo en los países a los llegaron.
- Por ejemplo, en México, la diáspora venezolana es la que más dificultades ha enfrentado en su intento de inclusión laboral. Según el Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés), en este país es donde tienen las mayores tasas de desempleo.
Las principales barreras para encontrar trabajo remunerado fueron: un alto grado de competencia laboral, salarios más bajos y la distancia a los trabajos disponibles.
Nuevamente en el caso mexicano y más específicamente en la Ciudad de México, cada vez más personas migrantes provenientes de Haití se han asentado en las alcaldías Iztapalapa y Tláhuac. Estas áreas, alejadas de la centralidad de la capital del país y donde hay un mayor nivel de pobreza, les ofrece oportunidades de empleo limitadas.
- Pero si además las migrantes son mamás, tienen menos posibilidades de desplazarse desde lugares lejanos para trabajar pues no existen instituciones públicas de cuidado de infancias. El tiempo disponible, por lo tanto, también se reduce.
- De acuerdo con la investigación del BID, mientras el 1% de los hombres no tenía un trabajo remunerado de tiempo completo debido a que no tenía toda la disponibilidad de horas, el 10% de las mujeres migrantes está en esa condición.
En los contextos de movilidad, las mujeres siguen haciéndose cargo de la mayor parte del trabajo de cuidados. De hecho, en estos casos el cuidado adquiere otra dimensión, pues sus vidas o su integridad pueden correr peligro.
Bajos salarios, informalidad y jornadas extensas
Otro de los obstáculos más importantes para acceder a un empleo decente (que en los términos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) esto significa que cuente con salario digno, seguridad social y libre de violencia) es la falta de documentos.
- Al 56% de los hombres migrantes los rechazan por esta razón y al 50% de las mujeres migrantes, según el reporte del BID.
Sin embargo, hay otras barreras que experimentan las mujeres migrantes para encontrar un trabajo remunerado digno, uno de ellos es el salario. El 27% de las mujeres migrantes recibe ofertas con baja remuneración o malas condiciones, mientras que el 25% de los hombres migrantes padece esto.
- Una de esas malas condiciones de trabajo son las jornadas extensas. La investigación del BID indica que cuatro de cada 10 mujeres migrantes empleadas “dedican más de 40 horas a la semana en trabajos remunerados y una de cada 10 trabaja incluso más de 55 horas semanales, cuatro puntos porcentuales más que las mujeres nativas”.
- Frecuentemente, los empleos que les ofrecen o a los que pueden acceder son informales. “El 37 % de las migrantes con trabajos remunerados está en el sector informal, una proporción cinco puntos porcentuales por encima de los hombres migrantes, y 20.5 puntos porcentuales por encima de las mujeres nativas”.
Luego, los efectos de las desigualdades estructurales e históricas les persiguen a los lugares a donde migran. Un impedimento para el acceso al empleo es la dificultad para acreditar experiencia laboral o el contar con credenciales educativas. Esto afecta al 13% de las mujeres migrantes y al 10% de los hombres.
Sin embargo, “resulta contradictorio que las mujeres migrantes enfrentan, en promedio, peores condiciones laborales y económicas, a pesar de tener niveles educativos más altos”.
Opiniones erróneas
“Una de las concepciones en la opinión pública es la creencia de que las mujeres migrantes se dedican al trabajo sexual”. En un estudio liderado por el BID y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se encontró que el 40% pensaba que “terminan involucradas en el trabajo sexual”.
- Esta creencia “es resultado de una hipersexualización, mediante la cual se exageran o distorsionan las características de las mujeres migrantes, reduciéndolas a su dimensión sexual y exaltando su aspecto físico como único atributo”.
- Ese estigma aumenta el riesgo de que se conviertan en víctimas de trata. Por ello es necesario abordar las percepciones distorsionadas y las condiciones que perpetúan su vulnerabilidad, dice el BID.
A la par, como han demandado las trabajadoras sexuales, es necesario descriminalizar el trabajo sexual y separarlo del delito de trata con fines de explotación sexual, en el cual las mujeres son forzadas a realizar acciones que ellas no consintieron.
También se deben cambiar las percepciones erróneas sobre la contribución económica y laboral de las mujeres migrantes en los países de destino, la cual suele ser invisibilizada, indica el BID./PUNTOporPUNTO
Documento íntegro a continuación:
https://www.ilo.org/sites/default/files/2025-02/PL%202024_espa%C3%B1ol_ResumenEjecutivo.pdf