La primera sesión del comisionado Alberto Celestinos, un ingeniero al que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha llamado el mejor refinador de México, confirmaron los temores de los integrantes de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). “Voy a ver la mal denominada asimetría, porque creo que su nombre correcto es una desventaja para Petróleos Mexicanos”, dijo el 21 de mayo, el día de su estreno en el órgano regulador, al pronunciarse sobre un asunto que, de hecho, beneficiaba a Pemex.
- Los integrantes de la CRE, que ha vivido un recorte de 60% del personal, y una renovación a marchas forzadas en lo que va de 2019, temían justamente perder independencia. Celestinos se ha manifestado de manera pública en contra de normativas que afectan a la petrolera nacional, como las de producción de combustibles de ultra bajo azufre. Además de defender el proyecto de la construcción de la refinería de Dos Bocas, en el que ha participado.
- Los órganos reguladores del sector energético han vivido más de dos décadas de cambios en búsqueda de una mayor independencia para tomar sus decisiones. Pero el primer año de este gobierno ha mostrado que no confiaba en este tipo de instituciones y ha movido de manera estratégica sus estructuras -tanto administrativas como presupuestales- para virar hacia un camino que, según la opinión de quienes han pertenecido a ellos, dará vía libre a Pemex y CFE para ejercer todo su poder sobre el mercado y el consumidor.
- Expansión ha recopilado las historias de funcionarios y exfuncionarios de alto nivel en la CRE, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y el consejo de administración de Pemex, para hablar sobre el riesgo que ven en que estas instituciones queden ‘capturadas’ por los dos exmonopolios estatales del sector energético. La mayoría habla bajo condición de anonimato y señalan la salida del excomisionado presidente de la CRE, Guillermo García Alcocer, como ejemplo para fundar su temor a pronunciarse. También contactó con Sener, ASEA, CNH y CRE, pero no ofrecieron respuesta a la solicitud de entrevista.
De todos, la CRE ha sido la que ha vivido la mayor sacudida entre los entes energéticos que se ocupan de vigilar tanto las empresas privadas como a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex). “Cuando te dicen que vienen a apoyar a Pemex y CFE, y tú no tienes esa idea porque deberíamos ver a todos como operadores iguales, sabes que no puedes seguir ahí”, cuenta un excomisionado de la CRE.
Algunos de los entrevistados guardan la esperanza de que exista un piso parejo para todos los jugadores del mercado. Aunque esto se desvanece ante nuevos recortes presupuestales para 2020 , y con la llegada de más funcionarios con un historial ligado a la primera y cuarta mayores empresas por ingresos de este país, según el listado de las 500 de Expansión.
El sector energético sabía que la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia iba a suponer, cuando menos, varios pasos hacia atrás en la reforma energética, que tenía la tarea de construir un mercado con competencia.
El presidente, fuerte crítico y opositor a las reformas de 2013, había prometido no modificar la Constitución en esta materia por lo menos en los primeros tres años de su gobierno. Esto no impidió que, desde el primer día de su administración, tomara el “rescate” de Pemex y CFE como su galeón de batalla en el frente económico de su política pública, en un camino que ha supuesto una apuesta rotunda en materia de presupuesto para apoyar a las dos empresas del Estado . Pero el apoyo no se ha limitado al dinero.
Los titulares de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, de Pemex, Octavio Romero, y CFE, Manuel Bartlett, se han convertido en los instrumentadores principales de su plan por fortalecer a las empresas estatales –que en la ley aún se llaman empresas productivas del Estado.
En este triunvirato energético, los reguladores en el sector han quedado no sólo relegados, sino a expensas de su disminución y captura por parte de las instituciones a las que debería regular. “Si rompes y ligas el ciclo político a la regulación, lo que estás haciendo es abandonando el largo plazo y el interés de los consumidores por el corto plazo y la política. Es incluso un tanto suicida en términos políticos, porque dejas de tener a alguien a quién echarle la culpa de las cosas”, afirma un excomisionado de la CRE que pidió no ser identificado./EXPANSION-PUNTOporPUNTO