BBC
Un tribunal en El Cairo absolvió este sábado al expresidente de Egipto, Hosni Mubarak, en un caso en el que estaba procesado por la muerte de cientos de manifestantes en los levantamientos de enero de 2011, que concluyeron con su salida del poder.
Mubarak fue condenado por los crímenes hace dos años pero una corte de apelación revocó por un tecnicismo una sentencia a cadena perpetua, lo que llevó a este nuevo juicio.
Se esperaba que el veredicto del este nuevo proceso fuera emitido en septiembre, pero el juez dijo que necesitaba más tiempo para estudiar las pruebas, que ocupan más de 160.000 páginas.
Mubarak seguirá en prisión porque debe cumplir una sentencia de tres años de cárcel por malversación de fondos públicos.
El mismo sábado, el tribunal había absolvió al exministro del Interior, Habib al Adly, y otros altos funcionarios de seguridad, en el caso de los manifestantes muertos en 2011.
Veredicto polémico
En una entrevista en televisión tras conocerse el veredicto, Mubarak dijo que no había hecho «absolutamente nada malo».
Mientras, a las afueras de los juzgados los familiares de las víctimas mostraron su consternación y frustración.
«En el exterior de la academia de policía que antes llevaba su nombre, partidarios y detractores del expresidente se reunieron para escuchar el veredicto separados por la policía y barricadas, mientras vendedores ambulantes ofrecían recuerdos de Mubarak», explica la corresponsal de la BBC en El Cairo Orla Guerin.
Los partidarios de Mubarak llevaban retratos del líder derrocado y pedían que fuera absuelto.
Al expresidente, que fue llevado al tribunal en camilla como ya es habitual, se le vio sonriente a su salida.
Mientras, sus seguidores se abrazaban y bailaban en las calles.
Una mujer le dijo a la corresponsal de la BBC que era «el mejor momento de su vida». «Siempre supimos que era inocente», afirmó.
A pocos metros de distancia, los desconsolados familiares de los fallecidos en las revueltas de 2011 mostraban carteles con las fotos de sus seres queridos.
Algunos de ellos, pedían incluso la ejecución de Mubarak.
«Más de cuatro años después de su derrocamiento, muchos egipcios han perdido interés por el destino de su antiguo líder. Pero este veredicto significa que nadie ha sido responsable por la muerte de más de 800 manifestantes en las revolución de 2011», indica Guerin.
«Es como si los muertos se hubieran suicidado de manera colectiva», ironizó una periodista egipcia en Twitter.