Apenas ayer dijimos que el de Andrés Manuel López Obrador era un gobierno arrodillado ante la violencia y el crimen.
- Y dijimos que los argumentos son contundentes ya que a solo 60 días de la gestión de Obrador se contabilizaron casi 4 mil muertes violentas en tanto de manera simultánea se cancelaron las acciones para incautar drogas.
- Por eso, hoy queda claro que el problema es mayor; se aproxima a una tragedia que aplasta al Estado, todo. ¿Por qué?
- Porque no solo vemos de rodillas al gobierno de Obrador ante el crimen organizado y frente a las muertes violentas, sino que asistimos a la muerte del Estado cuando el presidente rechaza que su gobierno será garante de la vida, los bienes y la tranquilidad de los ciudadanos.
- Y es que de manera reiterada, Obrador rechaza utilizar las instituciones del Estado —que legalmente le ordenan aplicar la ley ante sabotajes como los de la CNTE y saqueos como el robo de combustible—, con el argumento “chabacano” de que “no reprimirá al pueblo”.
¿Qué significa la negativa de Obrador a hacer valer la ley y castigar a los criminales en los casos de la CNTE y el robo de combustible?
- El mensaje es claro; que en el gobierno de Obrador las instituciones del Estado no cumplen su razón de ser garante de la vida de las personas y sus bienes; garantizar la paz y castigar a los transgresores de las reglas de convivencia.
- Y es que cuando Obrador se niega a utilizar la fuerza “para reprimir al pueblo” lo que hace es defender a los criminales y castigar a los ciudadanos honestos, víctimas de las mafias criminales.
- En el gobierno de AMLO los ciudadanos son víctimas por partida doble; víctima de los barones del crimen, los matarifes, vendedores de droga y ladrones de combustible, pero también son víctima de la indolencia del gobierno de Obrador.
- Pero si ya era una tragedia que el presidente deja que la CNTE cometa toda clase de tropelías, a pesar de que violenta gravemente la constitución, si también es una irresponsabilidad criminal que AMLO perdone a los ladrones de combustible a los que además regalará dinero, es el fin del Estado cuando Obrador dice que su gobierno “no perseguirá” a los grandes capos de la droga y que “no habrá operativos” contra los mafias criminales, “porque ya se acabó la guerra contra el crimen organizado”.
¿Qué significa que el Estado mexicano ya no perseguirá a los barones de la droga, que ya no habrá decomisos, que la mafiosa CNTE puede hacer lo que le plazca y que los ladrones de combustible pueden actuar impunemente?
La respuesta es que el presidente Obrador no solo mandó al diablo las instituciones del Estado, sino que firma el certificado de muerte del propio Estado. Y entonces aparecen las grandes contradicciones.
- ¿Para qué quiere el presidente a la Guardia Nacional, si los saboteadores de la CNTE tienen permiso para destruir al Estado; si los narcotraficantes no serán perseguidos; si los ladrones de combustible serán premiados con becas?
- ¿Para qué la Guardia Nacional, si ya terminó la guerra contra el crimen y si los criminales no serán perseguidos y sus delitos serán perdonados?
- ¿Acaso la Guardia Nacional servirá para reprimir a los opositores, a los críticos, a los gobernadores rebeldes; a los empresarios que no colaboran?
Pero hay más. El Estado tampoco será garante de licitar las grandes obras, de la transparencia de sus instituciones…
Con AMLO, el Estado amenazado de muerte. Al tiempo./EL DEBATE-PUNTOporPUNTO